La Corte Internacional de Justicia se pronuncia sobre las medidas cautelares solicitadas por Sudáfrica en su denuncia contra Israel por supuesto genocidio.
Benny Gantz, su principal opositor en los últimos años y hoy miembro del gabinete de crisis por la guerra en Gaza, es el favorito para primer ministro.
La milicia exige el fin de los ataques, la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza, la liberación de "todos los asesinos y violadores de Nuhkba", la fuerza de élite de su ala militar, y dejar a Hamás intacto.
El primer ministro no vio venir el golpe sin precedentes del ataque de Hamás, no ha asumido responsabilidades por él y se niega por ahora a hacer lo que EEUU le pide. El 'señor Seguridad' se ha esfumado y ahora son los ultras los que le marcan el paso.
El choque entre Tel Aviv y Washington es evidente pero por ahora sin consecuencias más allá de las palabras. La ANP avisa: no habrá estabilidad en la región sin su país.
El primer ministro hebreo acusa de "hipocresía" y de "defender el terrorismo" de Hamás a Sudáfrica, país que ha impulsado la causa contra Israel en la Corte Internacional de Justicia.
El peor choque desde 1948 no sólo deja más muertos que nunca, rehenes, rabia y odio en cantidades desconocidas, sino una ola de preguntas, dudas, rupturas e incertidumbres. Sobre las víctimas, la certeza de que queda mucho dolor por llegar.
Macron reclama a Netanyahu un alto el fuego por "la situación de urgencia humanitaria absoluta" y le recuerda el "imperativo de protección de los civiles".
Biden marca diferencias con Netanyahu, evidenciando desacuerdos en la guerra de Gaza. Sin embargo, sigue vetando resoluciones de la ONU que piden un alto el fuego y envía armamento a su aliado eludiendo la hasta revisión parlamentaria.
Una foto antigua y la fiesta de Janucá llevan al presidente de Estados Unidos a confesar con suavidad esas discrepancias. Pero el veto en la ONU ahí sigue.
El primer ministro israelí ha sido contundente tras las palabras del máximo mandatario palestino, Mohamed Shtayé, sobre una hipotética negociación con la milicia terrorista.
Soborno, fraude y abuso de confianza son los delitos de los que se le acusa en tres casos distintos. El estado de excepción había ralentizado el proceso, pero ha vuelto.
En sus informes se describía con gran precisión un posible asalto sorpresa como el que el grupo islamista llevó a cabo el 7 de octubre, que dejó 1.400 muertos.