De Os Peares, ¿a la Moncloa?: esto es lo que opinan de Feijóo en el pueblo que le vio crecer

De Os Peares, ¿a la Moncloa?: esto es lo que opinan de Feijóo en el pueblo que le vio crecer

El líder del PP arrancó la campaña electoral rodeado de los que fueron sus vecinos cuando era pequeño y algunos de ellos le recuerdan con especial cariño: "Conoce la pobreza, que hay quien no la conoce".

El pueblo de Os PearesSERGIO COTO / HUFFPOST

Hay un pueblo a unos 520 kilómetros del Palacio de la Moncloa que cuenta con unas características poco comunes, pero que no ha sido por ellas por las que ha aparecido en muchos medios de comunicación en las últimas semanas.

La carretera N-120, la encargada de unir Vigo con Logroño, es su principal vía de entrada y de salida. Una ruta que se convierte en especial, no sólo por ver cómo los operarios la preparan para la llegada de las altas temperaturas eliminando las malas hierbas con una excavadora, sino por el acompañante que custodia la zona y que deja a cualquiera con la boca abierta, el río Miño.

Justo antes de llegar a su cruce con el río Sil, el Puente Nuevo de Os Peares es el primero en dar la bienvenida. No lleva mucho tiempo. En septiembre hace siete años. Lo construyó un presidente de la Xunta de Galicia. No hace falta mencionar su nombre porque los carteles de su última visita dejan claro de quién se trata: “Alberto noso (nuestro) presidente”.

Los primeros pasos de Feijóo

Mucho antes de que fuera líder del PP, mucho antes de que fuera presidente de la Xunta de Galicia, mucho antes de que entrara en política, cuando era un niño, Alberto Núñez Feijóo creció en un pequeño pueblo de Ourense, Os Peares.

Como él relata en el vídeo que los populares publicaron hace unas semanas, jugaba con sus amigos “en las calles de los pueblos, en los ríos, en los puentes”, pero también era el encargado de ayudar “en la tienda de la abuela”, Eladia.

Algunos de sus vecinos empiezan cada conversación hablando de él, pero no tardan mucho en terminar nombrándola a ella y en reconocer que era “lo más querido que tuvo el pueblo”. 

Son las 11.30 horas y es difícil encontrar a alguien que no está trabajando, en la huerta o, simplemente, resguardándose del sol. Una de esas personas es Emilio Regueiro. Ameniza la mañana sentado en uno de los asientos del Café Bar Parrillada Os Tres Ríos. Cuando ve que alguien se acerca, da los buenos días y cuando escucha que andan preguntando por Feijóo, no tarda mucho en intervenir.

¿Conoce a Feijóo? No, no sólo eso. Él mismo se encarga de decirlo con su primera frase: “La casa de Feijóo es la mía. Nuestras familias se criaron juntas. Yo llevo en Os Peares desde los ocho años”.

Fue en 1963, tras casarse con su actual esposa, cuando decidió entrar a vivir en la casa en la que el líder del PP comenzó sus primeros pasos. “Esa casa era de un cuñado de la abuela. Yo compré casi cuatro partes y su padre — el de Feijóo— compró otras tres. Allí la abuela tenía una tienda de ultramarinos y el abuelo tenía un horno”, señala.

“Él quiere mucho al pueblo. Su abuela es lo más querido que tuvo el pueblo. Venía a quedarse con ella, porque los padres marchaban para Ourense. Venía los viernes y estaba hasta el domingo con ella”, recuerda.

No dura muchos minutos sentado. El dirigente popular estrenó la campaña electoral frente a la que fue su casa y Emilio Regueiro sale a la calle para indicar el lugar en el que está situada. Con la voz entrecortada, no duda en reconocer que “el primer abrazo fue el que me dio a mí”. “Estuvo ahí, poco tiempo, tenía que marchar. Ese día iba a Barcelona. Vino la madre, estuvo la hermana y muy bien”, asegura.

Durante la conversación, también habla de que, en un tiempo, no seguirá en el pueblo, porque tiene una hija que tiene dos bares en el centro de Madrid. “Yo y mi mujer seguimos residiendo aquí, pero una casa tan grande para nosotros solos…”, apunta, antes de confesar lo que Feijóo --al que llama Albertito-- le comentó.

“El otro día no sé si me lo decía de broma o de verdad, que me la compra. Lo primero que me dijo, ‘Emilio, ¿me vendes la casa?’ Y yo le dije que de momento no, pero que, más adelante, sí que la vendo. Él la querrá de recuerdo, porque yo creo que tendrá otros sitios mejores”, detalla.

El otro día no sé si me lo decía de broma o de verdad, me dijo que me compra la casa. La querrá de recuerdo
Emilio Regueiro, vecino de Os Peares

Un momento perfecto para preguntarle si cree que igual en unos meses puede estar ocupando otra casa, el Palacio de la Moncloa. “Yo creo que eso va a ser difícil. Hay tanto partido ahí. Puede ganar, pero luego… Yo no soy político, eh. Yo voto por él, por la persona, aunque yo aún tiro por otro partido. Pero esta vez voy a votar por él”, asegura.

Un pueblo diferente a los demás

Algo que no todo el mundo sabe pero que sus vecinos no dudan en destacar es que Os Peares es que pertenece a dos provincias —Lugo y Ourense--, cuatro ayuntamientos —Carballedo, Pantón, Nogueira de Ramuín y A Peroxa--, tres partidos judiciales, tres comarcas y dos diócesis.

Un pueblo muy peculiar y que, tal y como Emilio Regueiro cuenta, debe su nombre a que, antes de la construcción de los puentes, la gente cruzaba el río gracias a unos peares de piedra que estaban situados en la parte en la que se juntaban el Sil y el Miño.

Pero hasta hace menos de una década, los vecinos tenían que recorrer unos cinco kilómetros en coche para llegar desde sus casas hasta la carretera que va a Ourense. Algo a lo que Feijóo puso remedio.

Olina Novoa, otra de las vecinas que mejor conocen Os Peares, empieza la charla agradeciendo que el líder del PP mandara construir un puente que facilitaba mucho las cosas a todos los ciudadanos. “Este puente –señala desde su cuidada casa y sentada en una silla de plástico-- nos acercó mucho a Ourense. Antes tenía que dar toda la vuelta con el coche por ahí y llegaba mareada en frente de mi casa. Ahora en nada estoy en Ourense. Nos ha ayudado mucho”, explica.

Todavía se sorprende de que el expresidente de la Xunta de Galicia tomara tal decisión. “Es cosa de él, sino para cuatro vecinos que quedamos aquí, no merecía la pena hacerlo. Lo hizo porque es buena persona”, detalla.

Un pueblo en el que "no hay nada", pero que lo tiene casi todo

Para aquella persona que ve por primera vez Os Peares, su encanto y el paraje en el que se encuentra imagina que sería un sitio perfecto para vivir. Pero Olina lamenta la despoblación en la que se encuentra el pueblo. “La gente se va a los sitios en los que vive mejor. ¿Aquí qué hay? Aquí no hay nada. No hay industria. La gente no se fue porque no le gustara el pueblo. La gente se fue porque tiene que vivir y trabajar”, razona.

Todavía recuerda --con emoción-- la época en la que Feijóo jugaba con muchos de los niños y niñas en la zona. “Estaba muy poblado. Todo lo que veis cerrado estaba poblado, con todo abierto. Había tiendas, una cafetería de toda la vida”, precisa –apuntando al edificio que se encuentra junto a su casa, con una pintura que todavía lo recuerda, pero que está rodeado de otras cuatro casas en las que el polvo y las telarañas parecen sus únicos residentes--.

Un dolor sentimental que también sintió durante el discurso del líder del PP de hace unas semanas. “Claro que fui. Cómo no voy a ir al acto de un vecino. Dijo cosas que duelen, bueno, no es que duelen, es que te llegan adentro”, destaca.

Su reacción es mayúscula cuando recuerda por lo que se vendió un piso muy cercano a su casa “de unos 90 metros, grande y bueno”. “¿Échele cuánto costo? No le echa, porque no compra una caja de cerillas. Es un decir, pero hace tres o cuatro años, el de abajo se vendió por 2.500 euros”, expone.

Difícil es conocer a alguien que en Os Peares no hable de Feijóo y, mucho menos, que sea contrario a que el expresidente de la Xunta llegue a La Moncloa. Algunos coinciden en lo mismo: “Es un chico que viene de una familia muy humilde. Tiene buenas intenciones y conoce la pobreza, que hay quién no la conoce. Eso es importante”.

“Yo creo que va a salir. A mí me parece que sería un buen presidente. Está cerca, pero está lejos. A lo mejor nos equivocamos o se equivoca él, porque hay muchas vueltas aún que dar, pero vamos, bien a la puerta está. Llegará o no llegará. Pero si no llega, no es porque no sepa”, defiende Olina.

A mí me parece que sería un buen presidente. Está cerca, pero está lejos todavía
Olina Novoa, vecina de Os Peares

Los ciudadanos se muestran esperanzados porque el apoyo que Feijóo ha dado al pueblo sirva de impulso para recuperar lo que las calles algún día fueron. “El pueblo lo van a arreglar. Aquí el alcalde me dijo el otro día que en el local que fue un bar, va a hacer una biblioteca, van a hacer algo por ahí, van a arreglarlo. Pero hasta que lo arreglen, veremos quién lo ve”, justifica la vecina.

Mientras el líder del PP se lo juega todo a tratar de llegar al Gobierno de España, a la gente de Os Peares no le cuesta hablar positivamente de él, pero, por encima de todas las cosas, no dudan en poner en valor lo que han construido como pueblo: “Somos pobres, pero honrados”.

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Sergio Coto es redactor en El HuffPost. Nació en Madrid, en 1995, y estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Antes de llegar a El HuffPost, trabajó como redactor en '20 Minutos', 'El Mundo', 'La Sexta', 'Bankinter' y 'El Plural'. Puedes contactar con él en sergio.coto@huffpost.es