La maternidad tiene más ventajas de las que piensas

La maternidad tiene más ventajas de las que piensas

Amanda Haas

Estoy convencida de que todos hemos leído artículos del tipo "Cosas que nadie nos dice sobre la maternidad", en los que se habla de toda clase de fluidos corporales, camisetas llenas de mocos, leche que sale del pecho cuando no debe, todas esas noches sin dormir y la suciedad que se amontona en cada rincón de tu vida. No obstante, la maternidad también conlleva VENTAJAS secretas y, a no ser que hayas sido madre, no eres consciente de ellas.

Cuando descubrí que estaba embarazada, no tardé en sentirme invitada al club de las madres, en especial cuando tuve a mi primer hijo: las madres veteranas insistían en darme consejos y otras embarazadas querían convertirse en mis mejores amigas para compartir el tiempo de la baja por maternidad ("¡Es ideal! Podemos quedar todos los días y tomarnos un café mientras juegan nuestros hijos.")

De repente sentía que formaba parte de algo muy común, y que había muchas mujeres que me daban la bienvenida a su "club". Pero, además de este "club universal de madres", ¡ser madre trae consigo otras maravillosas ventajas! Voy a contaros mis cinco ventajas favoritas:

5. Puedes irte de cualquier sitio por la alfombra roja

Es una excusa para irte pronto. Está claro que a veces nuestras decisiones dependen del momento de la siesta, de dar el pecho y de los cambios de humor de nuestro pequeño. Pero también podemos sacarle partido a esas situaciones. Si estás cansada y aburrida de escuchar por séptima vez las batallitas de un familiar, puedes decir: "Es increíble, me encantaría seguir escuchando la historia, pero el bebé tiene que echarse ya la siesta o todos lo lamentaremos después, ya sabes".

Mira de reojo y sonríe a las demás madres del club y podrás irte por todo lo alto.

4. Siestas y algo para picar

Al hilo de lo que comentaba en el punto 5, las siestas, la hora de comer y los cambios de humor de tu hijo también te periten proyectar tus propias necesidades a través de las de tu hijo. Por algún motivo, parece que en esta la sociedad ya no es tan común que los adultos se echen siestas o piquen algo. Como madre primeriza, y al igual que cualquier madre (o padre), NECESITO las siestas y los caprichitos. Siempre podremos decir: "Tenemos que hacer una pausa de esta maratón de compras para que este niño coma algo". ¡Seguro que no soy la única que lo hace!

También nos permite ausentarnos durante una reunión familiar que se está haciendo pesada: "Voy a llevar al bebé a la cama un ratito para que descanse. Últimamente está un poco nervioso, así que me quedaré con él hasta que se duerma" (Y a roncar.)

3. Tortitas, palomitas y demás caprichos

Hacer tortitas para cenar te convierte en la mejor madre del mundo a ojos de tu hijo. ¿Unas galletitas? ¿Un helado en un día caluroso? Todos esos caprichos hacen que te olvides de que estás dejando de lado la dieta y te convierte en "la mejor madre del mundo". Ya sé que no es la opción más saludable, pero ¿por qué no? Eso sí, luego coles de Bruselas para cenar.

2. Mamá hace magia

Para los niños, la Navidad es mucho más emocionante y, por tanto, también lo es para nosotros. Nos ofrece la oportunidad de disfrutar de los adornos y los regalos de Papá Noel como si volviéramos a la infancia. Y en estas fechas, tú puedes organizarlo todo.

Hacer magia quiere decir que disfrutas la celebración por partida doble: participas en la fiesta y en la emoción, pero también puedes enorgullecerte de que haya salido todo bien; además, ¡es muy divertido! Resulta complicado explicarlo si no lo has vivido por ti mismo. Escuchar los gritos de alegría de tus hijos al abrir sus regalos de Navidad provoca mucha alegría; y lo mismo ocurre con los cumpleaños o cuando viene el Ratoncito Pérez.

1. No, no voy a donar mis pantalones

Y por último, pero no por ello menos importante, el mayor secreto de la maternidad, la ventaja más sagrada. Te han arropado, te han ayudado a quitarle hierro a esas inseguridades que llevas teniendo toda la vida. Si has sido partícipe de su comodidad y la estabilidad que te proporcionan, sabes que lucharás con uñas y dientes para que nadie te los arrebate.

Los pantalones premamá.

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Ya no voy a tener más hijos, pero no pienso dejar de usar estos maravillosos pantalones, al menos no a corto plazo. En la comodidad de mi casa a las ocho de la tarde, copa de vino en mano, me deshago del sujetador y estos pantalones me dan la bienvenida y me arropan al final de un largo día.

Los secretos de la maternidad no acaban aquí. Pero en un mar de negatividad y dificultades que rodea la maternidad, no debemos olvidar todas estas ventajas.

Siestas, caprichos y pantalones cómodos. ¿Qué más se puede pedir?

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Canadá y ha sido traducido del inglés por María Ginés Grao.