Qué supone la orden de arresto de La Haya contra Netanyahu y Gallant por Gaza

Qué supone la orden de arresto de La Haya contra Netanyahu y Gallant por Gaza

La Corte Penal Internacional avala la petición de su fiscal y entiende que hay motivos para procesarlos por crímenes de guerra y contra la humanidad, como a los líderes de Hamás. En la práctica, será muy complicado que eso ocurra. 

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, durante una rueda de prensa en Tel Aviv el 28 de octubre de 2023.Abir Sultan / Pool Photo via AP

Karim Khan, el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), pidió en mayo a jueces de este organismo que dictaron órdenes de detención por crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra contra Yahya Sinwar (entonces jefe de Hamás en Gaza, ya muerto por Israel), Mohammed Diab Ibrahim Al-Masri (o Mohammed Deif, comandante del ala militar de Hamás, puede que asesinado) e Ismail Haniyeh (que fuera jefe del buró político de Hamás en el exterior, también muerto por Tel Aviv), por los crímenes cometidos en territorio israelí y palestino al menos desde el 7 de octubre de 2023.

El jurista británico también solicitó órdenes de detención contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el entonces ministro de Defensa, Yoav Gallant, por los mismos delitos, cometidos en la Franja de Gaza desde el 8 de octubre de 2023.

La petición era un paso importante en el esfuerzo por hacer justicia a las víctimas de crímenes internacionales en Israel y Palestina. Pero necesitaba de una ratificación por parte de los tres jueces de la Sala de Cuestiones Preliminares de la CPI, que tenían que ver si había motivos razonables para creer que estos hombres señalados merecen serlo y dictaban, entonces, las órdenes de detención. 

"Ningún soldado raso, ningún comandante, ningún dirigente civil, nadie puede actuar con impunidad", defendía Khan. Ha tardado meses, pero la decisión está aquí, caliente de este jueves: la orden es necesaria y se apuntala en unos argumentos de formidable contundencia

Sin embargo, pese al aval que supone para el Gobierno palestino y para las organizaciones internacionales y locales que llevan más de un año denunciando lo que ocurre en la franja palestina, este respaldo se evapora ante las escasas probabilidades que tienen estas órdenes de ejecutarse. Sin arrestos, no hay juicio. Sin juicio, no hay asunción de responsabilidades, toda vez que la Corte Penal Internacional no juzga a personas en rebeldía.

Per ¿por qué es improbable que se detenga a los acusados? Hay varias razones. La primera y más obvia es que ninguno de los señalados se entregará voluntariamente para ser procesado. Netanyahu, al conocer el paso dado por el fiscal, ya se indignó, calificando la petición de "ultraje moral de proporciones históricas" y acusándolo, como es costumbre ante cualquier crítica al políticos israelíes (que no al Estado de Israel ni al pueblo judío que lo puebla en parte) de "antisemitismo". 

Hamás, en este punto, se parece al mandatario rival, porque alegó que se equipara "a la víctima con el verdugo" y se negó a reconocer el poder de la Corte.

Mohamed Deif, en una imagen policial de Israel.YOUTUBE

En segundo lugar, es probable que ninguno de los acusados se ponga en situación de ser detenido y entregado a la CPI porque Israel no firmó el Estatuto de Roma que estableció la CPI. Su principal aliado, Estados Unidos, tampoco lo hizo. Esto garantizaría que Netanyahu y Gallant pudieran viajar a EEUU sin temor a ser detenidos. Es verdad que ahora se le cerrarían las puertas de países que sí son firmantes y que, en la teoría, se verían obligados a detenerlos si pisan su territorio, en virtud de los compromisos adquiridos por el citado Estatuto. 

En el caso de los dirigentes de Hamás, Sinwar y Haniyeh ya no existen, han sido muertos por Israel, y Deif también, pero este extremo sólo lo confirma Tel Aviv, no el partido milicia. Sin embargo, de seguir vivo, sigue escondido en Gaza y su mayor peligro no sería una detención, sino una bomba o un disparo enemigos. Palestina, aún así, es un Estado miembro de la CPI, estatus al que ha podido acceder gracias a su reconocimiento como Estado observador, no miembro, en Naciones Unidas. Técnicamente está obligada a cooperar con el tribunal, igualmente, en las medidas de sus posibilidades, teniendo en cuenta que en Gaza mandaba Hamás desde 2007, tras ganar las elecciones. 

Hay una tercera razón que aleja los arrestos ordenados este jueves: la CPI depende de sus Estados miembros para hacer cumplir sus acciones. No tiene una fuerza policial independiente ni capacidad para ejecutar órdenes de detención. Sin la cooperación de estos países, nada sale adelante. 

La CPI cuenta con 124 estados, mientras que las Naciones Unidas tienen 193 estados miembros. Esta disparidad deja clara la brecha entre lo que la CPI pretende conseguir –a saber, la rendición de cuentas universal por crímenes internacionales– y lo que puede lograr en la práctica cuando carece del apoyo de países implicados o no alineados.

Ya se ha presentado este debate en el caso de Vladimir Putin, el presidente ruso, acusado en 2023 de crímenes contra la humanidad, sobre todo, por delitos de "deportación ilegal de población" y "traslado ilegal de población" en Ucrania. Los movimientos internacionales del mandatario han estado muy limitados desde que inició la invasión del país vecino, en febrero de 2022, y se ha dedicado a ir a países amigos donde sabía que no lo iban a engrilletar, porque no son firmantes del Estatuto de Roma. El pasado agosto sí fue a Mongolia, que sí teóricamente debía haberlo detenido, pero no hubo nada.

La solicitud de órdenes de detención complicará sin duda las relaciones entre Israel y sus aliados miembros de la CPI. Por eso lo conocido hoy es más valioso porque, aunque en la práctica tendrá efectos limitados, muestra el compromiso de la comunidad internacional con el objetivo de acabar con la impunidad de los crímenes internacionales.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

Cómo contactar conmigo: