Al lugar donde has sido feliz sí que has de volver
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Al lugar donde has sido feliz sí que has de volver

Cuatro destinos perfectos para redescubrir este otoño.

Vistas desde el Parador de Cardona.
Vistas desde el Parador de Bielsa.PARADORES

¿Te acuerdas de esos increíbles desayunos antes de echarte la mochila a la espalda para subir esas impresionantes montañas? ¿Recuerdas esos paseos al caer la tarde por ese pintoresco pueblo extremeño? ¿Echas de menos dormir plácidamente en un silencio conventual? ¿Tienes ganas de redescubrir esos lugares que además prometen ofrecer su versión más espectacular ahora?

Pues presta atención porque nuestra propuesta pasa precisamente por eso, por revisitar cuatro rincones de los que ya disfrutaste y que ocupan unas páginas especiales en el álbum de tus recuerdos. Cuatro destinos alejados del ajetreo de las grandes ciudades y de la masificación, para bajar el ritmo y desconectar de la mejor manera: disfrutando de entornos naturales e históricos en los que no falta la buena gastronomía.

Pues sí, la mágica estación del otoño, con su especial luz, y la reapertura de cuatro Paradores emblemáticos que han vuelto a abrir sus puertas tras un periodo de reformas, dentro de su plan de renovación integral que afectará a más de la mitad de sus alojamientos con vistas a su centenario en 2028, son la mejor invitación. Estos cuatro Paradores han sido renovados sin alterar su esencia, pero sí todo lo demás: patrimonio restaurado, espacios más accesibles, eficiencia energética y una decoración que respeta la historia sin quedarse en ella.

Viajamos hasta Cardona (Barcelona), Cuenca, Bielsa (Huesca) y Jarandilla de la Vera (Cáceres) para comprobar que sí, que al lugar en el que una vez fuiste feliz, claro que has de regresar para serlo otra vez.

Una fortaleza románica en Cardona

El imponente castillo que alberga el Parador de Cardona.
Murallas, historia, leyenda... En el Parador de Cardona todo sigue en su sitio.PARADORES

Si has estado una vez, siempre tendrás ganas de regresar para disfrutar de esta espectacular fortaleza del siglo IX, joya del románico catalán declarada Bien de Interés Cultural, que alberga el Parador de Cardona. Con sus fosos, torres, arcos y murallas góticas, bien podría ser el escenario de un cuento de los hermanos Grimm o de Juego de tronos. De hecho, cuenta la leyenda que en su torre Minyona los señores de Cardona encerraron a su hija enamorada de un musulmán, una historia que bien podría ser adaptada a la ficción en forma de novela o película.

El Parador de Cardona reabrió la pasada primavera para brillar aún más y, aunque ha sido sometido a una reforma integral para poner al día su sistema de seguridad, mejorar la accesibilidad y potenciar la eficiencia energética, sigue conservando ese ambiente medieval que lo coloca como uno de los Paradores más espectaculares.

Su interior ha sido redecorado para hacer más cómoda la estancia de sus huéspedes y los muebles de inspiración medieval respetan la memoria de unos muros que a lo largo de once siglos de historia han sufrido las guerras de Secesión y Sucesión, y la Guerra de la Independencia. 

La preciosa galería de arcos apuntados del Parador de Cardona.
  El claustro del Parador de Cardona, un espacio que en cada visita sorprende como la primera vez.PARADORES

Y si ya has estado, sabes lo que es sentarte de nuevo en el restaurante del Parador, en ese antiguo refectorio de los clérigos de San Vicenç, con su galería de arcos apuntados y esa luz que entra sin pedir permiso. Y sabes lo que viene después: los embutidos que te entusiasmaron porque sabían a hechos en casa, el tomate y la berenjena de huerta de verdad, el bacalao en su punto justo, los caracoles que te sorprendieron más de lo que esperabas, el cordero y el cerdo que se deshacían sin esfuerzo, y el pato —sí, ese— que te hizo pensar que hasta entonces no habías degustado pato en su mejor versión.

Como ves, escaparse a este Parador resulta una más que apetecible propuesta otoñal y no solo por el alojamiento. Situado sobre el encantador pueblo medieval que le da nombre, en la comarca del Bagés, muy cerca de los Pirineos que se pueden contemplar desde el castillo, el lugar es perfecto para desconectar y dejarse llevar por la historia y la cultura. ¡Ah! Y la visita a la Montaña de Sal sigue siendo uno de esos momentos mágicos: las paredes cristalizadas, la luz que se filtra entre los pliegues minerales, el silencio seco que acompaña todo el recorrido... Querrás volver a entrar.

Un puente y un convento en Cuenca

El Parador de Cuenco se levanta sobre la hoz del Huécar.
Cuenca al fondo, la hoz del Huécar debajo. Y tú, justo donde querías volver.Shutterstock

Vayas las veces que vayas, la ciudad de Cuenca tiene entre sus visitas obligadas las Casas Colgantes y el puente de San Pablo y el convento, al que da acceso el famoso puente, que se alza imponente sobre la hoz del Huécar y que se ha convertido en una de las fotografías más bonitas de la capital conquense.

Ese convento construido en el siglo XVI, el de San Pablo, acoge el Parador de Cuenca, un lugar que es imposible borrar de la memoria cuando has dormido en una de sus plácidas habitaciones o has tomado un café en su fastuoso claustro acristalado. La buena noticia es que desde el pasado 1 de agosto se puede volver a disfrutar del lugar, tras varios meses cerrado para someterlo a trabajos de restauración y conservación. El alojamiento ofrece ahora luce una imagen renovada, pero priorizando el legado histórico. 

Galería acristalada del claustro del Parador de Cuenca.
  La galería acristalada del Parador de Cuenca, renovada pero con el mismo encanto de siempre.Jorquera

También ha crecido la obra artística que decora las estancias comunes del alojamiento, para seguir impulsando el arte abstracto. Junto a la obra maestra de Julián Casado, estandarte del constructivismo -42 lienzos de la serie Malevich siguen luciendo en el claustro-, se suman ahora obras de los artistas Fernando Zóbel de Ayala y Gustavo Torner, ambos padres del Grupo Cuenca y confundadores del Museo de Arte Abstracto en las Casas Colgadas.

Entre paseos por el melancólico otoño de la ciudad y momentos de relax, la estancia, cómo no, se redondea al reencontrarte con esos sabores que te esperan como viejos amigos: esas migas doraditas que siempre reconfortan, esos sabrosos zarajos, el potente ajoarriero que aún sabe a sobremesa larga, y el inolvidable y cremoso morteruelo que no se prepara igual en ningún otro lugar.

Un monumento natural y un refugio de montaña en Bielsa

El edificio que alberga el Parador de Bielsa se levanta en el valle de Pineta, a los pies de Monte Perdido.
El Parador de Bielsa, a los pies de Monte Perdido, sigue impresionando como la primera vez.PARADORES

Si eres amante de la montaña, seguro que el Pirineo oscense lo tienes como destino recurrente, especialmente en los meses de octubre a diciembre. Seguro que también sabes, y lo has comprobado, que el Parador de Bielsa, enclavado en el valle de Pineta, a los pies de Monte Perdido, monumento natural Patrimonio de la Humanidad, es la pieza que faltaba para convertir este impresionante escenario en apuesta ganadora este otoño. Y bastará con volver a asomarte a la ventana para recordar por qué te fascinó tanto este lugar y rememorar las sensaciones de la primera vez que estuviste.

Precisamente la nueva apertura del Parador -estuvo cerrado durante siete meses- es la excusa perfecta para revisitarlo -o visitarlo por primera vez- y comprobar cómo se ha conseguido hacerlo más confortable, accesible y sostenible, sin perder la esencia del refugio de montaña que fue construido en 1968. Y además de estar dispuesto a ofrecer un cálido y cómodo descanso a los viajeros, no podemos obviar que en su restaurante podemos disfrutar de un festín gastronómico, como siempre, a base de productos locales y platos típicos como ternasco asado, migas o guiso de jabalí.

Una de las cálidas y confortables estancias comunes del Parador de Bielsa.
Una de las cálidas y confortables estancias comunes del Parador de Bielsa.PARADORES

Todo eso es lo que ocurre dentro de los muros del Parador de Bielsa, pero fuera hay un sinfín de posibilidades para conocer y disfrutar de un entorno natural increíble que cede todo el protagonismo a los bosques de hayas, a las imponentes cumbres que lo rodean y a las espectaculares cascadas que se descubren alrededor.

Para sacarle el máximo provecho a la estancia, recuerda que el Parador se sumó al proyecto "Naturaleza para los Sentidos", con varias experiencias en el entorno para conectar con la historia y la cultura del lugar y conocer más a fondo el territorio. La subida en 4x4 a los miradores de Añisclo y Monte Perdido sigue siendo una de las más impactantes —por las vistas, pero también por el silencio que se impone arriba—; la ruta por la garganta de Escuaín sorprende por lo abrupto del paisaje y lo cerca que se escucha el agua; y el itinerario a pie por los bosques pirenaicos permite entender, sin necesidad de explicaciones, por qué este lugar tiene enorme valor ecológico.

Un histórico castillo entre robledales y dehesas en Jarandilla de la Vera

El castillo-palacio que alberga el parado de Jarandilla de la Vera.
El Parador de Jarandilla de la Vera acaba de reabrir sus puertas. Y ya sabes lo bien que se está aquí...PARADORES

La comarca cacereña de La Vera, con sus bosques de castaños, robles y dehesas, se convierte en una espectacular paleta de colores otoñales que invitan a disfrutar del sosiego y la belleza de esta estación del año. Así que, si llevas un tiempo dándole vueltas a la idea de darte un respiro, este puede ser el momento de volver a pisar esos senderos en los que ahora crujen las hojas del suelo y el aire ya huele a leña.

¿Por qué? Porque en Jarandilla de la Vera se acaba de reabrir —el día 9 de octubre para ser exactos— su famoso Parador, después de 10 meses cerrado para acometer mejoras en sus instalaciones, pero sobre todo para redecorar todos sus espacios. Esta nueva ambientación ha incorporado nuevas obras de arte, como un díptico de Lin Calle, que nos traslada a los parajes del Jerte a través de un diálogo entre la abstracción y la delicadeza oriental, una pieza en papel de Nacho Zubelzu sobre la trashumancia o una escultura de fibra natural de Sonia Navarro. Estas obras más modernas conviven con las copias de los  retratos clásicos de Tiziano de Carlos V e Isabel de Portugal que siguen mirándote como la primera vez. 

Plato de migas extremeñas del Parador de Jarandilla.
Volver a Jarandilla también es esto: unas migas bien hechas.PARADORES

Así que, en ese ambiente de ideal convivencia entre lo clásico y lo moderno, vuelves a tener al alcance este castillo-palacio de los Condes de Oropesa que acogió al emperador Carlos V, el más ilustre de sus huéspedes, tras su abdicación y hasta que se instaló en el monasterio de Yuste, donde pasó sus últimos días. Su foso, la muralla, sus gruesas torres almenadas y el patio de armas han recuperado en estos meses todo su esplendor gracias a esos trabajos de rehabilitación y a la nueva iluminación.

Ya sabes cómo va: llegas, dejas la maleta en la habitación y enseguida empiezas a hacer planes. Que si una escapada a la Garganta de los Infiernos, que si una ruta por Gredos, que si esta vez sí te acercas a Monfragüe. Y entre una cosa y otra, redescubres esos pueblos que creías tener fichados y que, sin embargo, siempre te sorprenden con algo nuevo. El Parador, además, suma propuestas del programa Naturaleza para los Sentidos: alfarería, rutas a caballo, kayak por el Tiétar… Lo difícil no es elegir, es decidir por dónde volver a empezar.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy responsable de LIFE, esa sección en la que nos empeñamos en mostrar la cara amable de la actualidad, el lado hedonista de la vida, aunque no nos tapamos los ojos ante otras realidades.

 

Sobre qué temas escribo

Como responsable de la sección trabajo mano a mano y coordino a redactores que saben mucho de música, moda, tendencias de consumo, cine, crónica social...


A mí me gusta escribir sobre salud, consumo, medioambiente y bienestar. Pero sobre todo, me gusta entrevistar a referentes culturales y sociales. Escritores, científicos, actores, periodistas... que tienen cosas que contar y mucho que aportar. O a lo mejor, no tienen nada que contar y poco que aportar, pero eso también es interesante.

 

Mi trayectoria

Soy periodista por vocación y devoción. Quise ser Julia Otero y hasta hubo un tiempo en el que aparecí en una lista de mujeres periodistas jóvenes más influyentes.

 

He hecho radio -en la desaparecida Radio España porque soy generación X- y dirigí la revista Turismo Rural, en la editorial América Ibérica. Después fui redactora de Lifestyle en la Revista de Ana Rosa, redactora jefa de la revista Love y, además, he colaborado con muchos medios, entre ellos SModa y la revista decana de medioambiente Quercus.

 

Además, he presentado galas y libros, y he moderado mesas redondas.
Hace diez años que trabajo en El HuffPost donde entré para editar contenidos branded -y lo sigo haciendo-.

 


 

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