Lo que parecía un tranquilo paseo en bote por el río se convirtió en una escena sacada de una película cuando un pequeño gorila, colgado de unas ramas, decidió unirse a la diversión. Al ver pasar el bote con turistas, el travieso primate empezó a salpicarles agua juguetonamente, desatando risas y sorpresa entre los presentes.
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