Velocidad de vértigo con una tabla de snow y una cometa

Velocidad de vértigo con una tabla de snow y una cometa

Si te haces con una tabla de snow y una cometa de kite surf ya estás listo para subir al cielo. No te hará falta el telesilla para alcanzar la cima de la montaña. El snowkite, fusión del snowboard y el kite surf, permite deslizarse sobre la nieve y alcanzar velocidades extremas o realizar grandes saltos. También dejar a un lado los tradicionales remontes para ‘volar’ hasta lo alto de la montaña.

Este nuevo deporte, que se practica al aire libre y en el que se aprovecha la fuerza del viento para deslizarse sobre la nieve o el hielo propulsado por una cometa (kite), tiene sus orígenes en el kite surf, con la diferencia de que los pies se posan sobre una tabla de snowboard o esquíes en lugar de una tabla de surf.

“Cuando comenzó a practicarse, se utilizaban cometas de papel de aluminio tipo ‘foil’, que son más cómodas de transportar. También se pueden usar las cometas hinchables del kitesurf. Sale más barato porque utilizas la misma en agua y en nieve”, explica Xevi Carrasco, catalán de 42 años y uno de los pocos españoles que ha participado en campeonatos de snowkite a nivel internacional. El precio medio de las cometas va desde los 700 euros a los 1.100, tanto las de 'foil' como las hinchables.

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El snowkite permite desplazarse cuesta arriba, ascendiendo una montaña, y cuesta abajo, según la dirección y las corrientes de viento. “Como el kite surf, el snowkite puede ser peligroso y requiere conocimientos de meteorología. Es importante aprender muy bien el manejo de la cometa”, apunta Javi Mezo, monitor de esta modalidad en la escuela Agua y Nieve, en el pirineo aragonés. “La progresión a la hora de aprender es más fácil en la nieve que en el mar. En el agua te hundes y en la nieve es más fácil deslizarse con menos viento”, añade. Además de Agua y Nieve, en España solo hay otra escuela de snowkite, Kite Loop, que ofrece un curso de introducción a este deporte de un día de duración.

Grandes llanuras de nieve y viento son los ingredientes esenciales para practicar este deporte, cada vez más de moda en lugares vinculados al esquí y el snowboard como Francia, Suiza, Austria, Noruega, Suecia, Irlanda del Norte, Islandia , Rusia, Canadá y la zona central de los Estados Unidos.

“Subir la montaña con la fuerza del viento es lo más bonito, pasar del telesilla y no escuchar el ruido de los motores. Sólo silencio”, cuenta Xevi Carrasco, que asegura que se ahorra un 40% de tiempo en las subidas con respecto a los remontes tradicionales.

El snowkite también tiene sus inconvenientes. No se puede practicar en pistas homologadas; hay que hacerlo desde terreno virgen y en montaña abierta. Con un nivel medio de esquí o snowboard ya se puede empezar. ¿Te atreves?

El snowkite del siglo XIX

Mucho antes de que existiesen los deportes ligados a la nieve, los hombres se las ingeniaron para utilizar la fuerza del viento, deslizarse así sobre el hielo y transportar enseres. El primero en intentarlo fue el noruego Fridtjof Wedel-Jarlsberg Nansen, que en 1888 instaló el primer mástil al tradicional vehículo esquimal para realizar un viaje por el interior de Groenlandia.

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Nansen colocó velas en dos trineos para aprovechar el viento y multiplicar la velocidad. Más tarde, diferentes exploradores polares, como Ernst Shakleton, Robert Scott o Roald Amundsen copiaron a Nansen y utilizaron velas en sus expediciones en la Antártida camino del Polo Sur, aunque los mástiles se quebraban por las dificultades para maniobrar con la vela sobre el hielo.

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Las velas ahora se han sustituido por cometas y el objetivo ya no es recorrer largas distancias. La meta de los snowkiters es desafiar los límites del Freestyle.

SNOWKITE, EN IMÁGENES