Marcha por la ciencia, el camino del humanismo

Marcha por la ciencia, el camino del humanismo

March for Science

En un libro maravilloso que os recomiendo, titulado Opus Nigrum, de la escritora de origen belga Marguerite Yourcenar, el protagonista, un médico alquimista del siglo XVI llamado Zenón, viaja por toda Europa al encuentro de otros médicos y alquimistas de los que aprender cosas nuevas, incluidos alquimistas españoles. Su primo, Henri-Maximilien, que en contraste con Zenón ha elegido la carrera política y militar, le pregunta a dónde se dirige, ¿quién le espera al final del camino? Zenón responde: "Yo mismo". Es decir, Zenón va al encuentro de sí mismo a través del conocimiento.

La ciencia y el conocimiento son la manera de conocernos mejor, de llegar al fondo de quienes somos, de saber lo que nos hace humanos. Por lo tanto, la ciencia y el conocimiento son, de hecho, el camino del humanismo y de la consciencia humanas. El físico Richard Feymann dijo que estábamos aún "al inicio del desarrollo de la raza humana", refiriéndose a que estábamos al inicio del conocimiento de las leyes de la vida y de la naturaleza. El conocimiento completo de estas leyes de la vida transformará a los hombres y también el mundo. Presumiblemente a mejor. Entre otras cosas, entenderemos por qué se producen las enfermedades y las podremos erradicar, incluso quizás lleguemos a vivir muchos más años y mejor. Conoceremos los planetas que nos rodean y el Universo. Quizás encontraremos vida en otros mundos, y ciertamente las noticias de este último año apuntan a que esto es probable. ¿Parece ciencia ficción? Hace apenas un siglo, la esperanza de vida al nacimiento de los españoles era de menos de 35 años, y era parte de la ciencia ficción más alocada lo de poder viajar a la luna (De la Tierra a la Luna de Julio Verne).

No podemos ahora permitir que intereses políticos cuestionen realidades científicas, como por ejemplo el cambio climático o la eficacia de las vacunas.

Hoy es tema de actualidad defender el camino del conocimiento y de la ciencia para que nadie nos pueda manipular con lo que se ha denominado "posverdad" o "postrealidad". Y es que parece que para que algo sea considerado "verdad" sólo hace falta que se repita muchas veces en las redes sociales. Da igual si es verdad o no. Y esto es inadmisible, ha de ser inadmisible para todos. A la humanidad le ha costado más de 20 siglos, y muchos científicos quemados en la hoguera o torturados. Como Giordano Bruno –qué bellísima es su escultura del Campo de'Fiori en Roma, en el mismo lugar donde murió–, quien defendió que el Sol era simplemente una estrella más y que debía de haber más sistemas solares, quizás incluso habitados-; también científicas como Hipatia, y seguramente muchas mujeres y hombres sabios anónimos que fueron acusados de herejía o de brujería y quemados vivos en la hoguera. De hecho, ése es el destino de Zenón en la novela de Marguerite Yourcenar. Como decía, después de tanto tiempo y tantas personas que han dedicado su vida a la búsqueda de la luz del conocimiento, no podemos ahora permitir que intereses políticos cuestionen realidades científicas, como por ejemplo el cambio climático o la eficacia de las vacunas. Y esto es algo que está ocurriendo en países referentes como Estados Unidos.

Precisamente de este país surge la iniciativa de una Marcha por la Ciencia en respuesta a una percepción de acientifismo cada vez más generalizado, que se celebra hoy en más de 600 ciudades de todo el mundo, entre ellas, cinco ciudades españolas. La marcha se realiza con ocasión del día de la tierra, efemérides en la que se reivindica la importancia de la defensa del medio ambiente y de la lucha contra el cambio climático, cuestionados por quienes minimizan en el ámbito político la importancia del conocimiento científico. En esta marcha, científicos de todo el mundo van a pedir varias cosas de gran importancia, entre ellas: (i) la ciencia como bien común, como proceso y no como producto, una herramienta que nos permite expandir constantemente nuestro conocimiento del Universo; una herramienta en contra de la manipulación; (ii) la ciencia y el conocimiento científico como herramientas para una mejor planificación política y para tomar las decisiones correctas en el ámbito político; (iii) la ciencia como eje central de la educación y del pensamiento crítico. Todos debemos saber de ciencia, no sólo unos pocos; (iv) financiación suficiente para la investigación, para la contratación de investigadores...

Ilustrativo de la situación que ha desencadenado esta marcha mundial por la ciencia es este vídeo del astrofísico americano Neil de Grasse Tyson:

Apoyemos el avance del conocimiento y de la ciencia que tanto necesitamos como humanidad y que tanto nos ha hecho avanzar como tal.

MOSTRAR BIOGRAFíA

María A. Blasco realizó su tesis doctoral en el Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa” (CSIC-UAM; Madrid) bajo la supervisión de Margarita Salas, doctorándose en Bioquímica y Biología Molecular en 1993 por la Universidad Autónoma de Madrid. Ese mismo año, María A. Blasco se trasladó a Cold Spring Harbor Laboratory (Cold Spring Harbor, Nueva York, EE.UU.) incorporándose al laboratorio dirigido por Carol W. Greider como Becaria Posdoctoral. Regresó a España en 1997 para establecerse como Jefa de Grupo en el Centro Nacional de Biotecnología (CSIC; Madrid). Se trasladó al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO, Madrid) en 2003 como Jefa del Grupo de Telómeros y Telomerasa y Directora del Programa de Oncología Molecular. Desde 2005 a 2011, María A. Blasco es también Vicedirectora de Investigación Básica del CNIO. En junio de 2011, fue nombrada Directora del CNIO. Desde su vuelta a España, María A. Blasco ha recibido diversos galardones y distinciones. Entre ellos se encuentran el Swiss Bridge Award for Research in Cancer, el Josef Steiner Cancer Research Award, la Medalla de Oro de EMBO, el Premio “Carmen y Severo Ochoa” en Biología Molecular, el Premio Rey Jaime I de Investigación Básica, el European Körber Science Award, el Premio Alberto Sols a la Mejor Labor Investigadora en Ciencias de la Salud y el Premio Nacional “Ramon y Cajal” en Biología. María A. Blasco es miembro electo de EMBO (European Molecular Biology Organization) y de la Academia Europaea. En enero de 2008 María A. Blasco entró a formar parte del Consejo Ejecutivo de EMBO. María A. Blasco es autora de más de 150 artículos originales de investigación y ha realizado contribuciones fundamentales en el campo de los telómeros y la telomerasa y la función que los anteriores desempeñan en cáncer y envejecimiento.