Israel ante Ucrania, la neutralidad que enfada a Kiev y causa roces diplomáticos

Israel ante Ucrania, la neutralidad que enfada a Kiev y causa roces diplomáticos

El Gobierno de Netanyahu no ha enviado armamento a Ucrania ni ha puesto sanciones a Moscú, defiende la "soberanía" de los primeros pero guarda cautela con los segundos, con los que tiene una relación compleja en Siria. 

Vladimir Putin, Benjamin Netanyahu y Volodimir Zelenski, en imágenes de archivo.Getty Images

El abrigo que Ucrania está recibiendo de los países occidentales desde que comenzó la invasión de Rusia constituye uno de los mayores reveses para el Kremlin. Con diferencias reconciliables, se ha impuesto la unidad, la contundencia y la claridad a la hora de alinearse con el país atacado y de suministrarle la ayuda que necesite, en lo humanitario, en lo financiero y, también, en lo defensivo. Hay, sin embargo, una voz que desentona: la de Israel, un país que ha apostado por neutralidad interesada que no causa roces públicos con Moscú pero sí, notables, con Kiev. 

La contienda ha puesto a Tel Aviv en una difícil situación geopolítica. Tanto Naftalí Bennett, que era primer ministro cuando se produjo el ataque, el 24 de febrero de 2022, como Benjamin Netanyahu, el actual mandatario, han tratado de nadar y guardar la ropa: por un flanco, velan por en Siria, donde lleva varios años teniendo que mantener un delicado equilibrio con Rusia, debido a la inmensa influencia que Moscú ejerce sobre el Gobierno del presidente sirio Bashar Al Assad y el desarrollo del conflicto interno en ese país; por otro, debe no perder de vista sus cercanas relaciones con Ucrania, país donde, según cifras de 2016 del Instituto de Investigación para Políticas Judías (JPR) citadas por la BBC, viven unas 200.000 personas que podrían pedir la nacionalidad israelí por su confesión; y siempre, al fin, debe mantener estable la relación histórica con su aliado más importante en el mundo, Estados Unidos. 

A la vez, en Israel viven decenas de miles de judíos de origen ruso y ucraniano, con posturas diversas, en un país ahora mismo levantado contra las reformas draconianas del Ejecutivo de ultraderecha, con una mayoría social sensible, según las encuestas, a la causa de Kiev, en sintonía con los aliados occidentales. Una posición tan particular que hasta se había barajado en inicio la posibilidad de que mediase si, un siglo de estos, se llegaba a una mesa de negociaciones

En este contexto, en las últimas semanas se han multiplicado los reproches de Ucrania a Tel Aviv por su falta de implicación, hasta la publicación de un comunicado por parte de su Embajada en Israel que ha sido todo un puñetazo sobre la mesa y ha acabado con la convocatoria del embajador. 

La legación indicó que "lamenta" que "el actual Gobierno israelí haya optado por un camino de cooperación cercana con la Federación Rusa". Lo hizo apuntando a "una serie de acontecimientos bastante controvertidos que han tenido lugar durante el primer semestre de 2023, coincidiendo con la práctica total ausencia de ayuda humanitaria israelí a Ucrania" y que habían enfadado mucho a los de Volodimir Zelenski. 

Por un lado, está la "infructuosa" visita realizada a Kiev por el ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen, en febrero, cuando el país se estaba demorando en enviar delegados de la capital ucraniana. Desde luego, Netanyahu no ha ido, pero su enviado tampoco llevó grandes titulares, más allá de 200 millones de euros para proyectos de salud e infraestructuras esenciales y una declaración formal. "Israel, como ya ha declarado en el pasado, se mantiene con firmeza en solidaridad con el pueblo de Ucrania y sigue comprometido con la soberanía e integridad territorial del país", dijo. 

Por otro, el texto de la embajada hacía referencia a "una serie de entrevistas del primer ministro Netanyahu con medios de comunicación" y que, a juicio de Kiev, "buscan justificar la total inacción de Israel a la hora de entregar a Ucrania asistencia defensiva durante el último año y medio". Se refería a varios encuentros con la CNN, el Wall Street Journal o el Jerusalem Post (todos ellos medios en inglés) en los que se dieron argumentos para no arrimar el hombro que son "ficticios y especulativos", a juicio de los ucranianos. 

"En un inicio, los argumentos se centraron en torno a las especiales relaciones de Israel con Rusia en Siria y a la frágil situación de la población judía en Rusia. Sin embargo, en la última entrevista se realizaron afirmaciones totalmente ficticias y especulativas que sugerían el traslado de armamento occidental desde el campo de batalla en Ucrania a los regímenes sirio e iraní", indica el texto. 

Según Netanyahu, el Gobierno israelí teme que sus propias armas acaben en manos de Irán, enemigo declarado de Israel y socio de Rusia como proveedor de drones kamikaze que se están usando en Ucrania. El premier israelí dijo además que este temor no es sólo "una posibilidad teórica". "Ha pasado con las armas antitanque occidentales que encontramos en nuestras fronteras", dijo Netanyahu sin dar más detalles. "Tenemos preocupaciones que no creo que tenga ningún otro país aliado", enfatizó el líder del Likud en el WSJ

No convence eso a Kiev, que acusó a Israel en el comunicado no sólo de ponerse de perfil, sino de incrementar sus relaciones con Rusia. Sostiene la embajada que los lazos comerciales Tel Aviv-Moscú se han robustecido en lo comercial, con "dos rondas de negociaciones exitosas de alto nivel" y la promesa de abrir una legación consular rusa en Jerusalén, la pretendida capital de Israel, no reconocida como tal por la comunidad internacional. 

Y más aún: en Kiev denuncian que, cuando Rusia hizo una alusión "antisemita" contra Zelenski, diciendo que "era una desgracia para el pueblo judío", desde el Gobierno de Netanyahu no salieron al paso en su defensa. Tanto el presidente ucraniano como su ministro de Defensa, Oleksí Réznikov, y su jefe de gabinete, el influyente Andrí Yermak, son de origen judío. Pese a eso, recuerda EFE, "la historia es también motivo de desconfianza hacia Kiev en el Estado judío", porque "la participación en el Holocausto de algunos líderes nacionalistas ucranianos reivindicados hoy como precursores de la causa de la independencia de Ucrania contribuye a la reticencia israelí".

"En realidad, sobre el terreno, la llamada 'neutralidad' del Gobierno de Israel es considerada como una clara postura prorrusa", concluye la embajada. 

... la virtud de no dar

Por su experiencia en hacer frente a los misiles de grupos como Hamás o la Yihad Islámica en Palestina o Hezbolá en Líbano y a las amenazas de los países hostiles de Oriente Medio, Israel tiene uno de los sistemas de defensa aérea más avanzados del mundo. Eso es lo que más ansía Kiev, desde el inicio de la ofensiva. 

Por ahora, nada ha llegado, aunque hayan corrido bulos en internet diciendo lo contrario. En enero, diversos medios de EEUU dijeron que Washington había pedido a Tel Aviv que transfiriera sus sistemas de defensa antiaéra no usados a Ucrania, especialmente sus misiles tierra-aire Hawk y su sistema de misiles Patriot. "Se examinarán las circunstancias", fue la respuesta oficial inicial. Al poco, en la CNN, Netanyahu dijo que había apoyado la decisión y aclaró que, en realidad, las armas pertenecían a EEUU y la decisión de transferirlas a Ucrania era cosa de la administración Biden. 250.000 proyectiles de artillería componían en envío.

Varios senadores de Estados Unidos han instado a la Comisión de Servicios Armados de la Cámara Alta del Congreso transferir a Ucrania sistemas de defensa antiaérea adicionales, similares a la Cúpula de Hierro utilizada por las Fuerzas de Defensa de Israel, pero porque Tel Aviv se niega a hacerlo. La OTAN le ha dicho por activa y por pasiva a Ucrania que no va a declarar una zona de exclusión aérea en su espacio aéreo, porque le llevaría con toda seguridad a derribar aviones rusos y, con ese paso, a internacionalizar el conflicto y Zelenski pensó, ante esa negativa, en Israel, pero ha tenido el no por respuesta. 

No obstante, Netanyahu enfatiza que sí que está ayudando a Ucrania, porque ha enviado profesionales médicos e ingentes cantidades de ayuda humanitaria. Y más allá de eso, porque le ha dado un sistema de alerta avanzada que permite a la población recibir información más precisa sobre la trayectoria de los misiles y drones que lanza Rusia, una tecnología que tiene muy rodada Israel en su propio territorio. Insuficiente, dice Kiev. 

También añade que ayuda en lo militar de forma indirecta cuando ataca instalaciones militares de Irán en suelo sirio, porque golpea donde se fabrica o se almacena el armamento y el material que más tarde se usa contra los ucranianos. Como recuerda EFE, desde que Putin desplegó en 2015 su ejército en Siria para ayudar Assad a derrotar a los rebeldes, Rusia controla el espacio aéreo del país árabe. 

Israel bombardea frecuentemente objetivos de grupos armados hostiles protegidos por Siria con el acuerdo más o menos explícito de la aviación rusa, que le permite hacerlo sin entrar en conflicto con las fuerzas de Putin. "El estamento de seguridad israelí se opone al envío de armas a Ucrania para no poner en peligro este entendimiento", constata. Netanyahu, en 2018, fue de los pocos líderes occidentales que acompañó a Putin en un Desfile de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú.

Tel Aviv tiene que ir lidiando con sus intereses domésticos sin enfadar a Washington porque, según el Congreso de EEUU, es el "mayor receptor de asistencia extranjera estadounidense acumulada desde la Segunda Guerra Mundial", habiendo recibido hasta la fecha "150.000 millones de dólares en asistencia bilateral y fondos para misiles de defensa". En un acuerdo de entendimiento de 10 años de duración firmado por las dos naciones en 2016, EEUU se comprometió a entregar a Israel 38.000 millones de dólares en ayuda militar, en el periodo 2019-2028, y sólo en 2022, el gobierno de Joe Biden solicitó al Congreso entregar 3.300 millones en ayuda extranjera a Israel y 500 millones destinados a misiles de defensa.

El contexto de guerra, además, ha impulsado las exportaciones armamentísticas de Israel, que en 2022 registró un récord con casi 12.000 millones de euros en ventas, lo que supone prácticamente un 10% más que el año previo y es casi el doble de lo registrado hace diez años.