Estábamos tan divertidos con el esperpento de los satélites sensacionalistas de los Koldos y los Aldamas que casi se nos pasa lo de la privatización de nuestros derechos. Casi se te pasa que en Madrid para ejercer el derecho a abortar te tienes que ir a la privada porque en la pública es residual. Y digo ejercer derechos, porque nadie te puede obligar a hacerlo, pero por encima de todo nadie te puede obligar a no ejercer tú derecho.