Interrumpe su cita en 'First Dates' para presentarse al chico de otra mesa porque le gustaba más
La cita entre Adam y Jesús fue de mal en peor.
La cita entre Adam y Jesús en First Dates no podía haber ido peor. Nada más presentarse se vio lo diferentes que eran. Tan solo coincidían en una cosa: a los dos les gustaba travestirse.
Adam llegó peloteando a Lidia Torrent, una de las conductoras del programa de citas de Cuatro. "Eres muy guapa tía. Me encanta tu pelo, tus morros y todo. A mí me encanta llevar los labios rojos cuando voy de travesti", le dijo.
Sin embargo, Adam contó después a las cámaras que eso se lo dice a todo el mundo porque le gusta quedar bien, pero que luego los pone a parir por detrás.
Contó que le llaman la gitana rumana. "Porque soy lo más peligroso que hay", aseguró. Torrent le preguntó cómo era en el amor y él lo tuvo claro: "Muy putona". Explicó que era porque a sus parejas les suele poner mucho los cuernos.
Toda una declaración de intenciones.
Jesús, en cambio, se presentó como un chico que había llegado virgen a los 23 años y explicó que era porque no pretendía perder la virginidad con cualquiera: "Eso tiene que ser algo bonito, ¿no? Algo que recuerdes toda la vida".
Se mascaba la tragedia
En cuanto se vieron, ya se notó que no se habían gustado nada, pero en cuanto empezaron a hablar, se confirmaron las peores sospechas. Sobre cada tema que sacaban, los dos pensaban exactamente lo contrario. Si a uno le gustaba leer, el otro lo odiaba. Si a uno le gustaba esto, al otro nada de nada. Y así con todo.
Para empezar, Jesús contó que era maquillador y peluquero. "Pues no me gusta nada como va maquillado", espetó después Adam ante las cámaras.
Después de eso, Jesús confesó que era virgen. Y también ante las cámaras, Adam dijo primero que no se lo creía y después se corrigió a sí mismo para lanzar una nueva pulla, a las espaldas claro, como dijo que solía hacerlo: "No me extraña que sea virgen con la cara que tiene".
Para continuar, Jesús preguntó si conocía a Milla Jovovich y dijo que no, que él era muy inculto. Algo que a Jesús no le pareció bien. "Dice que no tiene cultura y se jacta de ello", se quejó ante las cámaras: "A mí eso no me gusta nada. A mí la gente que no tiene inquietudes...".
Y cuando por fin hablaron de lo único que les unía, el transformismo, resultó que aquí tampoco coincidieron. "Mi personaje es choni", reveló Adam. "El mío es una señora", admitió Jesús.
No quería desperdiciar la oportunidad
Y mientras quedaba patente que no tenían nada que ver el uno con el otro se acercó la camarera. Mientras hablaban con ella, Adam se sorprendió al ver a otro chico que estaba sentado unas mesas más allá de la suya y delante de Jesús se dirigió a la rusa: "Uy, ¿después puedo tener una cita con el de negro? Es que me gusta mucho", dijo ante la perplejidad de Jesús.
"Es que él está teniendo una cita", respondió ella con apuro. "Bueno, luego le dices que si quiere una cita conmigo", dijo guiñándole un ojo en plan picarón. "No te importa, ¿no?", preguntó entonces a Jesús. "No para nada", respondió Jesús diplomático, haciendo gala de la buena educación que había mostrado durante toda la cita.
Cuando se iban, Adam se paró en la mesa en la que estaba sentado el chico por el que se había interesado y se presentó.
No hubo sorpresas a la hora de decidir si tendrían una segunda cita. Los dos dijeron que no.
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