Lo que tiene, lo que pide y lo que espera: las armas que necesita Ucrania para ganar la guerra

Lo que tiene, lo que pide y lo que espera: las armas que necesita Ucrania para ganar la guerra

Alemania, al fin, accede a mandar tanques Leopard a Kiev, pero por buenos que sean, "la necesidad es mayor", dice Zelenski. Quiere un refuerzo para primavera.

Un soldado ucraniano hace el signo de la victoria desde su vehículo en el frente de Jersón, el pasado noviembre.Metin Aktas / Anadolu Agency via Getty Images

Ucrania pide más audacia a sus aliados. Sin ella, no habrá victoria sobre Rusia. Nadie esperaba este escenario hace casi un año, el 24 de febrero pasado, pero es el que tenemos: una guerra enquistada en el corazón de Europa que ha dado la vuelta a las prioridades defensivas de Occidente y que amenaza con alargarse, en un statu quo con vaivenes en el que nadie gana y todos pierden. 

Kiev está eufórica: ha logrado que Alemania se comprometa a enviarle tanques Leopard y a permitir que países a los que se le vendió este vehículo germano también lo cedan para dar la batalla en primavera, una pelea que se espera decisiva para el futuro de la contienda. Pero por muy buenos que sean los Leopard, con ellos no basta. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, lo dejó claro la pasada noche: "No se trata de 5, ni 10, ni de 15 tanques; la necesidad es mayor". Los analistas coinciden con él: ese carro de combate, sumado a los Challenger británicos ya movilizados y los Abrams estadounidenses que llegarán, facilitarán mucho las cosas, pero no tienen por qué significar un triunfo, por si solos. Hace falta más. ¿Pero qué más? Pues artillería, drones, defensa antiaérea. 

El Royal United Service Institute de Londres (RUSI) lleva meses analizando la importancia del armamento enviado a Ucrania y anhelado por Ucrania y reconoce que, aunque los tanques han sido "esenciales" en el pasado, el debate es "intenso" sobre su poder determinante en las guerras modernas. En este caso, concluye, hace falta armamento complementario que convierta al conjunto en "determinante". Ucrania ya cuenta con los vehículos de transporte de infantería AMX10, Marder, Bradley y Stryker, por cuenta de Francia, Alemania y Estados Unidos, pero no son carros de combate propiamente dichos. "Es una amplia gama de equipos, que desplegados en coordinación y con el apoyo logístico necesario" pueden dar resultado, pero hacían falta los Challenger, los Leopard y los Abrams, incomparables por blindaje y capacidad de fuego.

Los germanos son los más reclamados, porque tienen más robustez y alcance, sus cañones son potentes y la protección de los equipos y su velocidad, mayores; son más fáciles de repostar, están ya en suelo europeo y necesitan una formación menos compleja que la de los norteamericanos o los británicos. Alcanzan los 75 kilómetros por hora, velocidad que prácticamente duplica a la de los rusos, y tiene 550 kilómetros, por ejemplo. No obstante, la presión ejercida de vuelta por el canciller Olaf Scholz sobre Joe Biden hará que haya un poco de todo, Leopard y Abrams, cuando hace una semana el Pentágono decía que no podía ser, que el entrenamiento, el mantenimiento, la logística, el consumo... Ahí están las palabras de su principal asesor de seguridad, Colin Kahl.

Tanques aparte, y siguiendo la lista de peticiones que hizo recientemente a la OTAN el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, hace falta artillería de largo alcance, con su correspondiente munición. Hasta ahora, ha sido muy importante la entrada en liza del estadounidenses HIMARS, un sistema de lanzamisiles múltiple ligero montado en un camión militar. Jersón, por ejemplo, fue liberada en gran parte gracias a él. El problema es que Washington puso sobre la mesa una munición con mucho margen de mejora, en un sistema cuya potencia depende mucho de con qué se cargue. Así, EEUU se ha guardado lo top, queda margen de mejora por ese flanco. 

Ya están mostrando que su efectividad es más precisa que la de los equivalentes rusos y llegan más lejos. Si los HIMARS llegan a 80 kilómetros, los más avanzados de Moscú, los BM-30 Smerch, no pasan de 70. EEUU también ha dado en estos meses a Ucrania el M270 MLRS, un lanzacohetes múltiple autopropulsado y blindado que alcanza los 870 kilómetros, igualmente. La alta movilidad de los dos sistemas ha sido otra de sus grandes bondades. Aparte de que la munición se puede hacer más efectiva, Kiev reclama un compromiso mayor en cuanto a suministro, porque se han detectado algunas lagunas. 

Ansiosos están por que estén plenamente operativos otras dos grandes aportaciones de la Casa Blanca: los Patriot (que también enviarán Países Bajos y Alemania) y los NASAM, ambos sistemas antiaéreos que están en camino, después de que su entrega se desbloqueara el pasado diciembre, en una pelea tan larga e intensa como la de los Leopard. Rusia ha reconocido que el uso de estos nuevos refuerzos de su enemigo pueden suponer un giro en la contienda. Y es así por su poderío: los Patriot, aprobados el mes pasado, tienen un alcance de 100 kilómetros, dependiendo del misil que se emplee. Es altamente sofisticado, pero tiene una pega: el precio. La BBC informa que cada misil cuesta tres millones de dólares

Ucrania puede sacar mucho músculo cuando esos sistemas se sumen al Starstreak  de Reino Unido, un misil tierra-aire capaz de echar abajo aviones a muy poca distancia, o la defensa aérea alemana IRIS-T, que destroza misiles que estén a 20 kilómetros de altitud. También a armas antitanque como el NLaw -sueco-británico, que reventó no pocos blindados que pretendían entrar en la capital, Kiev, al inicio de la invasión- y a los obuses, que Australia, Canadá y EEUU comenzaron suministrando regularmente en los primeros meses de la contienda, pero que se han ido gastando a un ritmo que ha llevado a Washington a tirar de las orejas a Kiev. Se quema mucho en esta guerra, también en el lado ruso, y ni las reservas nacionales ni las industrias están siendo capaz de poner a disposición de los adversarios todo lo que necesitan. 

El otro gran bloque de armamento que Ucrania reclama es el de los drones, diversos modelos para diversas funciones. Ya han tenido una enorme presencia en esta guerra, tanto por parte de Kiev como de Moscú, que ha recurrido incluso a ayuda de Irán. Zelenkki y su gente los han empleado para disuadir, para vigilar, para llevar carga y para delimitar objetivos de forma segura. Se ha apoyado, sobre todo, en medios turcos, en los Bayraktar TB2. "Extremadamente efectivos", dice de ellos el RUSI, porque han acabado con barcos de guerra o helicópteros y ha logrado penetrar en suelo ruso

Kiev quiere más, de esos y de Occidente. Necesita que sean UAV de largo alcance, pero más rápidos, autónomos y dañinos. características que tienen los dos modelos por los que claman: otro turco, el Kizilelma, con capacidad de portaaviones, que mejora a cualquiera en el mercado por velocidad y potencia, y el MQ-20 de EEUU. El objetivo es que puedan tener una mayor capacidad de penetración en las líneas rusas, atacando en posiciones cruciales, a la vez que pueden hacer de acompañamiento a la infantería, protegiendo su avance en los frentes sur y este, los dos más activos en este momento, y los que puedan llegar (por el norte, por Bielorrusia). 

Cómo han cambiado las cosas

La guerra ya es vieja de un año y las cosas han cambiado mucho desde la noche del 24 de febrero pasado, cuando Putin ordenó su "operación militar especial". Kiev ha tenido que evaluar en este tiempo lo que tenía, lo que le servía y qué papel jugaba eso en el campo de batalla. Inicialmente, se recurrió a países vecinos, del espacio postsoviético, donde se podía encontrar armamento compatible, también de los años de la URSS, que eran los que mayoritariamente tenía en sus arsenales. El almacén no estaba mal, pero Moscú se esmeró, al soltar el país, para que careciera de armas clave

Pero esos países, con Eslovaquia a la cabeza, también tenían sus límites, sus obsolescencias y sus problemas. El mantenimiento llegó a un límite, la guerra rápida no fue tal y hubo que recurrir a Occidente. Ese Kiev que quería entrar en la OTAN y en la UE ha recibido una ayuda internacional sin precedentes por parte de las dos alianzas. Si Zelenski insiste tanto en su mensaje de "armas, armas, armas" es porque la guerra ya acumula al menos 40.000 muertos entre sus civiles y 100.000 entre sus militares -otros tantos al menos en el bando ruso, según la Inteligencia de EEUU- y hay que pararla, porque tiene a su gente más formada y fogueada, dispuesta a manejar, ahora sí, material de la Alianza Atlántica, y porque necesita avances urgentes, antes de que Rusia mande más armas y manos en primavera, como se teme. Sólo reconquistando, sólo poniendo a Moscú contra las cuerdas, se puede acudir a una mesa de negociaciones a pelear la soberanía nacional desde una posición de fortaleza. 

Una apuesta global

El Instituto por la Paz de Estados Unidos (USIP) ha elaborado un informe con seis de sus expertos en el que plantea cómo hay que preparar una victoria de Ucrania en 2023. Aunque obviamente muy centrado en la visión de Washington, plantea la "indispensable" ayuda internacional como uno de los frentes esenciales para lograrla. Recuerda que Zelenski tendrá que estar pendiente de no perder las zonas reconquistadas, de no perder su control, de gobernarlas en tiempo de guerra, limpiarlas, adecentarlas, darles ayuda humanitaria... y que ese desgaste "necesita" de una ayuda exterior en lo militar. 

Los analistas reclaman una "narrativa estratégica" de EEUU y la OTAN y sus socios europeos para hacer"explícito" que se apoya sin duda la victoria ucraniana, frente a quien busca "destruir" la nación. "Les interesa apoyar a Ucrania en la defensa de su derecho a existir y ayudar a los ucranianos a derrotar la agresión rusa y frustrar el revisionismo de Putin. También les interesa restablecer los principios de respeto por la soberanía nacional, la integridad territorial y las fronteras internacionalmente reconocidas, principios que son ampliamente aceptados en todo el mundo como fundamentales para la paz y la seguridad internacionales", señala.

"Los ucranianos han demostrado habilidad y competencia en la defensa de su nación. Ellos saben mejor cómo, cuándo y dónde derrotar a los rusos, incluso qué armas se necesitan para hacerlo más rápido y con menos pérdidas de vidas. Si bien Estados Unidos debería consultar con los funcionarios ucranianos sobre el tema, son los ucranianos quienes tendrán que decidir y ejecutar cualquier operación militar. El papel de EEUU y sus aliados es continuar brindando y acelerando el apoyo militar para el plan de campaña general de Ucrania", ahonda el texto. 

Eso debe cristalizar en "proporcionar la cantidad y el tipo de apoyo militar que necesitan los ucranianos, sin necesidad de desplegar fuerzas de la OTAN en Ucrania". Esto es aún más importante ahora que Putin moviliza nuevas fuerzas y en el proceso provoca disturbios en Rusia, añaden. "Los ucranianos tienen justificación para usar sus armas, incluidas las recibidas de socios occidentales, para atacar a cualquier fuerza rusa que los ataque dondequiera que se encuentren las fuerzas rusas atacantes. Estados Unidos y la OTAN deberían enviar las armas solicitadas a Ucrania más rápido para permitir una contraofensiva exitosa, especialmente cuando el Kremlin envía nuevos reclutas al campo de batalla", antes de marzo. 

Si no se llega a un compromiso común, concluyen, se entenderá que la posición de Occidente es de "debilidad" y Putin, entonces, puede ir a por todas o alargar al máximo la situación actual, que le permite mantener el relato actual ante su público. 

Los escenarios, incluso si las armas legan y Ucrania avanza, inquietan a sus aliados. La guerra, en estos meses, puede intensificarse, acabar en un desbordamiento de fronteras, en una internacionalización como la que amenaza el Kremlin, que habla de "catástrofe global" si llevaban los Leopard. La OTAN puede verse obligada a intervenir, pero también puede ser que Putin sea derrocado si pierde, porque en Rusia no gustan los perdedores, históricamente. Si eso pasa, puede llegar un relevo democrático, o uno igual que él, o peor que él. Nadie sabe lo que puede pasar, mientras, con las armas nucleares

De momento, hay consenso en Occidente en que hay que arrimar más el hombro porque la situación es insostenible. Kiev está a la espera de ver hasta dónde se esfuerzan sus aliados.