La NASA ha encontrado siete exoplanetas similares a la Tierra en los que buscar vida

La NASA ha encontrado siete exoplanetas similares a la Tierra en los que buscar vida

La NASA ha hallado siete planetas extrasolares similares a la Tierra en los que buscar vida. En una rueda de prensa extraordinaria por su misma convocatoria, la agencia espacial estadounidense ha echado abajo las más optimistas elucubraciones de expertos y aficionados con un anuncio formidable: a sólo 40 años luz del nuestro, se han localizado siete planetas hermanos, tres de los cuales podrían presentar las condiciones necesarias para albergar organismos vivos.

La comunidad científica nunca había estado tan cerca como este miércoles de encontrar la senda para responder a la gran pregunta: ¿Estamos solos? El descubrimiento de siete planetas que orbitan una misma estrella, que presentan un alto índice de similaridad con la Tierra y que están, tres de ellos, en la zona de habitabilidad, es el pistoletazo de salida para la verdadera "fiebre del oro" en la búsqueda de vida extraterrestre.

Hasta este miércoles, los especialistas habían volcado sus esfuerzos en cada oportunidad que la observación o los cálculos ponían en sus manos; a partir de ahora, tienen un sistema completo que estudiar. El primer paso ha sido publicado en Nature, unos minutos después del comienzo de la rueda de prensa de la NASA.

UN RÉCORD APASIONANTE

El descubrimiento establece un nuevo récord de planetas potencialmente habitables hallados en torno a una misma estrella fuera de nuestro sistema solar. Según la NASA, los siete exoplanetas podrían contar con agua líquida bajo unas determinadas condiciones atmosféricas, y el hecho de encontrarse en la zona de habitabilidad aumenta las probabilidades.

"Responder a las preguntas de si estamos solos es algo urgente desde el punto de vista científico y encontrar tantos planetas como estos por primera vez en la zona habitable supone un paso enorme en la consecución de ese objetivo", ha asegurado Thomas Zurbuchen, del Directorio de Misiones Científicas de la NASA.

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Junto a él, en el acto, estaban Michael Gillon, astrónomo de la Universidad de Lieja, Sean Carey, director del Centro Spitzer de Ciencia que la NASA tiene en Caltech, Nikole Lewis, astrónomo del Instituto de Telescopios Espaciales de Baltimore y Sara Seager, profesora de ciencia y física planetaria en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Además de los dos telescopios TRAPPIST (el principal de Chile y otro en Marruecos), en el descubrimiento han participado el William Herschel y el Liverpool (ambos en la isla de La Palma, España), el UKIRT en Hawaii (EE UU), el SAAO en Sudáfrica, el HST en India, el VLT del Observatorio Europeo Austral (Chile), el telescopio Hubble y, sobre todo, el telescopio espacial Spitzer, el gran observatorio infrarrojo de la NASA.

LAS "MARAVILLAS" DE TRAPPIST-1

Los planetas descubiertos forman parte del sistema TRAPPIST-1, localizado a cuarenta años luz de la tierra, en la constelación de Acuario. Los científicos del telescopio que da nombre al sistema de planetas anunciaron en mayo de 2015 que habían localizado tres planetas. Con la ayuda de otros telescopios, en los últimos meses han logrado confirmar la existencia de dos de ellos y, además, han hallado otros cinco.

Michael Gillon, principal responsable de la investigación publicada en Nature, ha asegurado que "las siete maravillas de TRAPPIST-1 son los primeros planetas que se han encontrado orbitando este tipo de estrella. Ofrecen también la mejor oportunidad que tenemos para estudiar las atmósferas de estos planetas potencialmente habitables del tamaño de la Tierra".

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Eso es lo que toca ahora: seguir observando y estudiando. Según las primeras observaciones, la densidad de los siete planetas hallados es compatible con que tengan una composición rocosa, pero harán falta muchas más observaciones para comprobar ese punto y también para saber si, como se piensa, cuentan con agua en su superficie.

La presencia de agua, por supuesto, es clave para cualquier estudio posterior y para albergar esperanzas sobre la existencia de vida en ellos. Buena parte de esas esperanzas pasan por la estrella en torno a la cual orbitan los siete exoplanetas descubiertos: a diferencia de nuestro Sol, es considerada una enana ultra fría, tan fría que el agua líquida podría resistir en la superficie de los planetas que la orbitan.

LAS POSIBILIDADES QUE SE ABREN

El hallazgo del telescopio Spitzer ha alterado de alguna manera los planes del Telescopio Espacial Hubble, cuyo equipo ha comenzado a monitorizar cuatro de los planetas encontrados, incluidos los tres que se encuentran dentro de la zona habitable. Las observaciones tienen como propósito fundamental confirmar o descartar la existencia en ellos de una atmósfera dominada por el hidrógeno, la típica en planetas gaseosos como Neptuno.

Nikole Lewis, corresponsable de Hubble, ha señalado en la rueda de prensa que "el sistema TRAPPIST-1 nos da una de las mejores oportunidades en las próxima década para estudiar las atmósferas que rodean a estos planetas similares a la Tierra en Tamaño".

El satélite Kepler también se empleará a fondo en esta observación, y comenzará a llevar a cabo medidas exhaustivas de las variaciones en la estrella del sistema. La misión K2, así se llama el proyecto de Kepler, permitirá mejorar el conocimiento sobre las propiedades de los planetas e incluso buscar algunos nuevos en el sistema. La observación terminará a comienzos del mes de marzo y estará disponible en el archivo público de la agencia espacial.

QUÉ SON LOS EXOPLANETAS

Estos son llamados también planetas extrasolares porque orbitan una estrella diferente al Sol y, por lo tanto, no forman parte del sistema solar. Aunque habían estado entre las suposiciones de los astrónomos durante muchas décadas, la primera detección confirmada fue llevada a cabo en 1992, cuando se hallaron varios planetas con masa orbitando un púlsar.

Desde 1995, cuando se produjo la primera detección de un planeta orbitando una estrella propiamente dicha, Dimidio, los científicos no han dejado de descubrir exoplanetas. La mayor parte de ellos son gigantes gaseosos, pero entre los más de 500 localizados se encuentran algunos que podrían ser comparables a la Tierra, tanto en tamaño como en composición y condiciones.

La sonda Kepler de la NASA no ha dejado de detectar, desde su puesta en funcionamiento en 2010, exoplanetas con características similares a las de nuestro planeta. El más similar a nuestro planeta localizado hasta ahora era Kepler 438b, descubierto en 2015 y considerado el mejor candidato para albergar vida extraterrestre. Su índice de similaridad con la Tierra es del 88% y se encuentra en la zona de habitabilidad.

Pero a Kepler 438b le ha salido un duro competidor en los últimos años: KOI-4878. Presenta un 98% en el índice de similaridad con la Tierra. Hasta ahora, el telescopio Kepler de la agencia estadounidense sólo había podido observar cuatro de sus tránsitos. El último de ellos estaba previsto para octubre de 2016.

¿Qué nos atrae de KOI-4878? Que es un planeta de tamaño similar a la Tierra y que orbita una enana amarilla, es decir, una estrella un poco más grande que el Sol, pero menos masiva. Los astrónomos piensan, además, que presenta una temperatura similar a la de nuestro planeta y que su órbita, de 449 días, lo sitúa en la zona de habitabilidad.

Hay todavía un dato importante más: los científicos creen que su menor densidad respecto a la Tierra puede deberse a la presencia de agua en su superficie. Si se confirmara que es un planeta océano, las probabilidades de que albergue vida serían las más altas barajadas hasta la fecha.

Pero el descubrimiento desvelado este miércoles por la NASA supera ampliamente las expectativas y abre una nueva y apasionante vía de estudio.

Timelapse de la Tierra:

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