El mapa de las cooperativas en España se expande

El mapa de las cooperativas en España se expande

El modelo empresarial de “las personas, primero” se consolida como una alternativa de éxito con un total de 20.792 entidades en 2017.

Antonio y Miguel, los hermanos Alcántara, de Cuéntame, barruntan un negocio redondo con la fabricación de banderas al calor del Estado de las Autonomías. Inspirados en Grupo Mondragón -"Una cooperativa que abrieron cinco estudiantes y hoy da empleo a todo un pueblo", les anima Toni, el mayor de la prole, los Alcántara encandilan a todo el barrio para fundar Estandartes y banderas de San Genaro, una cooperativa que, dicen, "va a ser más famosa que Mondragón".

En el transcurso de estas más de siete décadas de existencia, Mondragón se ha convertido en la reina de las cooperativas españolas. Líder mundial en su actividad. Opera en España y en los cinco continentes, emplea a cerca de 80.000 trabajadores, se extiende en una red de 103 cooperativas, 125 filiales productivas, ocho fundaciones, una mutua, diez entidades de cobertura y 13 de ámbito internacional. Presta servicios en finanzas, industria, distribución y conocimiento. Con M4Future ha revolucionado la innovación, corporativa y cooperativa, hasta alcanzar un 70% de ventas de su área industrial fuera de España, informa Arantza Laskurain, secretaria general del grupo.

La cooperativa vasca -la madre de Fagor, Eroski y Laboral Kutxa, entre otras grandes firmas- no está sola. España cuenta 20.792 cooperativas, de las que 17.115 son de trabajo asociado, y hay más de 315.000 socios de alta en la Seguridad Social. En el mundo, 250 millones de personas obtienen sus ingresos de una cooperativa. Un colectivo importante en peso y facturación pero también en filosofía del trabajo. Son las puntocoops (.coop), el sufijo con el que terminan las url de la mayoría de sus webs.

Las cooperativas crearon 22.800 nuevos puestos en 2016, año en que surgieron 2.000 nuevas entidades hasta sumar un total de 20.792 (11.7115 de trabajo asociado), que a su vez produjeron 315.000 altas en la seguridad, hasta un total de 250.000 trabajadores al cierre del ejercicio.

Por comunidades autónomas, Andalucía (186), Murcia (110), la Comunidad Valenciana (144), Catalunya (155) y Euskadi (159) lideran este impulso cooperativo en España.

En una cartografía más extensa, Europa alberga dos millones de empresas de economía social que emplean a más de 14,5 millones de personas, el 6,5% del total de trabajadores de la Unión, el 8% de su PIB. De estas, 43.000 empresas tienen sede en España, donde suman el 12,5% del empleo, hasta dos millones de trabajadores, y representan el 10% de su PIB, en datos de la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (Cepes), que además de a cooperativas agrupa a sociedades laborales y mutualidades.

LAS PERSONAS, PRIMERO

En las cooperativas de trabajo asociado, los trabajadores son socios y empleados, todo a la vez. Por lo tanto, los dueños de la empresa. Los accionistas salen así del escenario para dejar la sociedad en manos de trabajadores y consumidores. La diferencia con una sociedad laboral es que la cooperativa nunca cuenta con socios capitalistas que no sean obligatoriamente trabajadores.

"En las cooperativas, las personas están por delante del capital", define con aliento Juan Antonio Pedreño, presidente de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (Coceta)."Este es el modelo del futuro: ofrece empleo estable y de calidad, a jornada completa y con una alta participación de jóvenes y mujeres, además de ser más transparente y resistente a las crisis". El alegato de Pedreño comulga con los datos del Ministerio de Trabajo que demuestran que el empleo cooperativo suele ser estable y de mayor calidad, con un 80% de contratos indefinidos.

Rosa Lavín, presidenta la Confederación de Cooperativas de Euskadi (Konfekoop) y de Grupo Servicios Sociales Integrados (SSI), considera que los modelos mercantiles están agotados. "La gente quiere un cambio, y el modelo cooperativo te permite llevar a cabo tu negocio con viabilidad y cumplir al mismo tiempo con unos valores solidarios y cooperativos", justifica. Con 400 socios, un 99% de mujeres, y 30 años a su espalda, SSI quiere cerrar el círculo. Y desarrollar los 360 grados del proceso con un training center de formación y conocimiento.

El modelo cooperativo te permite llevar a cabo tu negocio con viabilidad y cumplir al mismo tiempo con unos valores solidarios y cooperativosRosa Lavín, SSI

EMPLEO ESTABLE

La estabilidad de los puestos de trabajo en este modelo empresarial es superior a la media del resto de fórmulas, hasta solo contar con un 13% de trabajadores eventuales frente al 32% que registran otro tipo de sociedades, según datos del Ministerio de Trabajo. Las cooperativas hacen tierra porque hunden y expanden sus raíces en las realidades económicas estatales, regionales y locales. "Aumentan la riqueza y la redistribuyen, reciclan a sus trabajadores y generan una cultura de participación, corresponsabilidad, y riesgo compartido", cita en carril Juan Antonio Pedreño.

Y hay más. El 81,9% de lo cooperativistas de trabajo asociado tienen jornadas a tiempo completo, mientras que la mayoría de los puestos creados durante la crisis son a tiempo parcial, lo que sitúa a España como el cuarto país de la UE con más empleo de este tipo.

También se caracterizan por estar mucho mejor posicionadas en igualdad de género. El 49% de los socios son mujeres y más del 30% ocupan puestos de responsabilidad, una cifra mucho mayor que en las empresas de capital, las privadas, según cifras de Coceta.

Esta diversidad también abarca la edad. En las cooperativas, el empleo está muy repartido entre jóvenes y no tan jóvenes. El 37,1% de las personas que las integra tiene entre 25 y 39 años. Y el 43,5% tiene entre 40 y 54 años.

Y, además, son un buen partido. El conjunto de entidades de Coceta suma 22.100 millones de facturación. Si se hace la media, cada cooperativa de trabajo ronda un volumen de negocio de 1,3 millones de euros anuales.

El mapa se extiende no solo geográficamente sino también de manera capilar. Abarcan prácticamente todos los sectores productivos, desde la agricultura, pasando por la industria y la construcción hasta llegar a los servicios. "Responden a una demanda cada vez más diferenciada", defiende el presidente de Cofeca.

DE TRADICIÓN, COOPERATIVISTAS

Las primeras cooperativas de consumo de España nacen de forma casi clandestina en Cataluña y Valencia bajo la inspiración de Fernando Garrido, un republicano apasionado por este modelo productivo. La más emblemática entre las pioneras en el país fue la Económica Palafrugellense, fundada en Gerona en 1865. Los asociados y a su vez dependientes abrieron una tienda en un modesto local, la Fonda de la Pepa, donde vendían tres veces a la semana una pequeña variedad de artículos. Al finalizar su primer ejercicio tenía 78 socios, un capital de 2.021 pesetas y 482 pesetas de beneficios del capital y del consumo.

Pero el verdadero cooperativismo en España no surge hasta la segunda mitad del siglo XX. El apogeo de la revolución industrial y el capitalismo impulsan su nacimiento como una alternativa que, sin embargo, no se aleja tanto de los métodos y procedimientos del capitalismo puro y duro. Primero aparece como una fórmula para abaratar el gasto del consumo familiar, pero pronto abarca las distintas ramas de la actividad económica: agricultura, industria, construcción, comercialización... De aquellos tiempos brota la madrileña Alfombras Sherlimp es una de las más antiguas de España. Los trabajadores recuperaron la empresa en 1970 tras quebrar la compañía y ahora es un referente en el sector.

Hoy, las experiencias tradicionales en agricultura, educación, industria y vivienda han sido superadas por emprendimientos la mar de variopintos. Modernos, actualizados y novedosos. Compañías tan conocidas como el Teatro del Barrio, la iniciativa impulsada por el actor Alberto San Juan, los economistas Mario Sánchez y Gerardo Domínguez y los arquitectos Paloma Domínguez e Iñaki Alonso, se levanta como una cooperativa cultural, "participar en el movimiento ciudadano que ya está construyendo otra forma de convivir". También, el cine Zumzeig reabrió sus puertas en 2016 convertido en el primer cine cooperativo de Catalunya, con el objetivo de "implicarse en el entorno y sacudir a la Barcelona".

HEROÍNAS DE LA CRISIS

Las cooperativas han sido una importante opción frente al desempleo durante los años más duros de la Gran Recesión. Y no solo por la necesidad de salir del estado zombi y dar vida a nuevas empresas, sino también por la de recuperar aquellas en vías de extinción. Muchos trabajadores tomaron las riendas de sus propias empresas para evitar que desaparecieran en el agujero negro de la crisis por quiebra o tras el fallecimiento o abandono de sus propietarios. De larga tradición en América Latina, España lidera los rankings europeos de empresas recuperadas. En datos del Comité Europeo de Cooperativas de Producción, el 50% de las que se transformaron en cooperativas fueron españolas. "Navarra ha salvado 311 empleos a través de este procedimiento", comenta con orgullo Juan Antonio Pedreño, presidente de Coceta.

Como piedra angular de este modelo económico, el cooperativismo dice querer transformar la economía tradicional. Y en eso anda. Desde Coceta cuentan que el tejido productivo disfruta en en esta etapa postcrisis con dos aliados de primera: se mantuvo gracias a las cooperativas y se regeneró animado por la economía social. No es que hayan sido los dos únicos modelos productivos, pero sí quizá los más seguros. "La última crisis ha disparado la creación de empresas sociales", coincide Juan Antonio Pedreño. Algunas surgen por pura supervivencia, y otras obedecen a la voluntad de cambiar el sistema. "Es posible un nuevo modelo económico donde las personas ocupen el lugar central, con un fuerte compromiso con el territorio y una actitud innovadora para adaptarse y mirar al futuro con ilusión", defiende el presidente de la Confederación.

La última crisis ha disparado la creación de empresas socialesJuan Antonio Pedreño

¿Cuál es la marca de tu bolígrafo? Inoxcrom, ¿puede ser? La empresa se reconvirtió en cooperativa en 2014. Cuatro socios laborales y diez socios no trabajadores se empeñaron en no tirar la toalla y se jugaron sus prestaciones de desempleo a una carta: la pervivencia de una marca que lleva impregnando tinta desde 1942.

También por mantener, Industrias García utilizó el modelo cooperativo y sobrevivió cuando un problema de sucesión amenazó con echar el cierre de la ingeniería mecánica. Y son muchas otras.

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Sebastián Bastida y sus dos socios no tuvieron otra opción para mantener con vida Ao técnica, en sus siglas desarrolladas Abril oficina técnica sociedad cooperativa. A día hoy, el número de proyectos de esta cooperativa especializada en topografía pero que también trabaja con drones aéreos y submarinos apabullan. Trabajan con intensidad en I+D+i y llevan a término varios proyectos cooperativos, pero también colaborativos y en los que pretenden que intervengan administraciones y expertos de todo el mundo.

EMERGENTES EN LA IV REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

La cuarta revolución industrial, la digitalización de los servicios, la era del empleo robotizado, también es cooperativa. Y esa revolución conlleva otra revolución: "Procurar que la economía colaborativa se incorpore a los curriculum", completa Juan Antonio Pedreño, quien además cita el reto mayor de la Alianza Cooperativa Internacional en la próxima década: "Que el modelo cooperativo sea elegido por los jóvenes como opción mayoritaria de empleo".

Valga la paradoja, Agresta nace en 2000 de la necesidad de un grupo de diez estudiantes de la Escuela de Ingeniería de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid. Hoy son 30 socios, 40 trabajadores. La voluntad de montar una empresa democrática les decidió por la fórmula cooperativa. "Que surja de la Universidad es pura casualidad, falta mucha información en el mundo académico sobre las posibilidades del cooperativismo", asegura Pablo Ascasibar, socio fundador de esta consultora medioambiental especializada el sector forestal.

Falta mucha información en el mundo académico sobre las posibilidades del cooperativismoPablo Ascasibar

La enorme variedad de leitmotivs entre las más de 20.000 cooperativas españolas enriquece aún más este mapa. En los últimos tiempos, a los negocios emergentes y ligados a la tecnología y robotización se han sumado iniciativas dispares, entre las que sobresalen historias tan curiosas como las que se construyen desde cooperativas religiosas, deportivas o de drones, por citar algunas de las miles de propuestas.

El ecohousing o vivienda colaborativa despega y tiene todas las de alcanzar cotas muy altas de éxito. Entendida como un concepto de residencia que combina casa privada y casa colectiva: intimidad y convivencia para compartir espacios y ganar en servicios, muy útil para la tercera edad que, al compartirlas con jóvenes, ven mejorada su calidad de vida.

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Ese también es el objetivo de Somos Deporte, una cooperativa asentada en Santomera (Murcia), que dispone de un polideportivo y un club de tenis donde imparten clases de distintas disciplinas deportivas. Manuel Frutos, su presidente, agradece estar bajo el paraguas cooperativo porque, dice, el apoyo, las garantías sociales y las ayudas administrativas son solidarias. Pero también por la filosofía: "Nos movemos por amor al deporte, pero desde nuestra humilde posición buscamos aportar a la sociedad".

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María Ángeles, Mari Carmen y Joaquina sirven a la sociedad, y a Dios. Estas tres monjas de clausura son las socias cooperativistas de Dulces del Monasterio, la marca que les da sustento. Desde el Ayuntamiento de Mula pusieron en marcha esta iniciativa para la subsistencia del Real Monasterio de la Encarnación y de sus tres residentes. Las clarisas están especializadas en tejas y magdalenas y, dado que su condición les impide traspasar el quicio de la puerta, son las vecinas de la localidad murcia las que venden sus artesanías culinarias en mercadillos y ferias. Y es que, como aspiraba Antonio Alcántara, el filón consistía en "crear una cooperativa sin jefes en que todos valgamos lo mismo". O aquello otro que mencionaban como santo y seña en la película Industria Argentina: "La fábrica para los que trabajan".