La reforma de las pensiones que el Estado necesita

La reforma de las pensiones que el Estado necesita

Getty Images/iStockphoto

La imaginación política al servicio de la economía.

A vueltas con las pensiones

Nos llevan adoctrinando desde hace años con la necesidad de contratar planes de pensiones privados. En algo estoy de acuerdo con los muñidores de mi futura jubilación: creo que el Estado necesita una reforma de las pensiones y que algunos deberían contratar planes de pensiones "complementarios". Ahora viene aquello en lo que estaremos completamente en desacuerdo: yo no abogo por planes de pensiones con empresas privadas. Propongo que la Seguridad Social permita contratar planes de pensiones complementarios... o realizar contribuciones voluntarias al Fondo de Reserva (la pobre hucha de las pensiones). Solo habría una condición: se tendría que mirar con celo que se mantenga el sistema de solidaridad progresivo e intergeneracional que hemos tenido hasta ahora (en pocas palabras, quienes más ganan, más tienen que contribuir). A esos pagos extra los llamaría "pensiones públicas complementarias". Aunque la expresión no sea del todo correcta, casa bien con iniciativas no demasiado lejanas, como la de crear una banca pública.

Lo público versus lo privado

Esta guerra interminable de lo público y lo privado debería acabar. O al menos debería acabar la guerra sucia. Como a corto plazo no parece posible, apoyo que al menos lo público entre a competir con lo privado, y que la Seguridad Social recupere parte de lo que otras empresas han creído suyo. Llevamos décadas de acoso y juicios paralelos a la eficacia de la empresa pública, así que un contraataque no está de más. El momento es ahora, pues en determinados círculos (el de Errejón, por ejemplo) no se deja de hablar de la obra El Estado emprendedor de Mariana Mazzucato. Desmontemos los mitos y defendamos la innovación de los gobiernos.

Medida tras medida

El Partido Popular ha aprobado que se puedan recuperar los planes de pensiones en diez años, lo que beneficiará a las rentas más altas. ¡Qué sorpresa mayúscula, eh! Podemos y PSOE, cada uno a su manera, plantean un impuesto a la banca. ¿Medidas populistas, quizás? Todas caen en el culto a la iniciativa privada, a la que se pone un gravamen o se le da vía libre para que "haga y deshaga entuertos" (dicho esto, la banca también debería contribuir a las pensiones, en vista de que no han devuelto la enorme ayuda económica que recibieron). Salgamos, en la medida de lo posible, de esa lógica e iniciemos un camino nuevo. No estoy diciendo que empecemos a aplicar una medida sin haberla estudiado concienzudamente. Lo que sugiero es que iniciemos un debate diferente desde ya. Llevamos varios años queriendo reinventar la política con propuestas que no son más que reflejos de lo que ya se ha ensayado sin demasiado éxito. Arriesguémonos a pensar. Pongamos a los expertos a diseñar un marco de futuro, a llevar el debate más allá del factor de sostenibilidad.

Mi pensión pública

Tengo en el banco unos modestos ahorritos de pequeñoburgués. Mi entidad está contenta conmigo y yo no tengo nada particular contra ella, pero preferiría depositar ese dinero en un fondo que se sume a mi pensión y que garantice la de los demás. Un fondo que no sea el servicio que ya te proporciona tu banco, pero con distinto disfraz. Hay ciudadanos (los que menos, la verdad sea dicha) que renuncian voluntariamente a la devolución en su declaración de la renta a favor del Tesoro Público. Sugiero algo similar con las pensiones: un complemento particular que pueda redundar en el beneficio común.

Quizás ya existen fórmulas para acercarnos a estas pensiones públicas complementarias o puede que la propuesta sea un verdadero despropósito.

Por lo tanto, pregunto: ¿hay alguna persona de Hacienda, de la Seguridad Social o de alguna otra institución dispuesta a tantear la viabilidad (económica) y la deseabilidad (ético-política) de esta ocurrencia?

¿Algún jubilado que quiera echar una mano?

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