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Últimas (y buenas) noticias sobre el periodismo

El periodismo ciudadano cubrirá un vacío que se irá haciendo cada vez más amplio ya que la sociedad seguirá haciéndose, por razones demográficas, tecnológicas y de todo tipo, irremediablemente cada vez más compleja.

Cada vez estoy más convencido de que una de las cosas que distinguen a los anglosajones es su capacidad para analizar críticamente la realidad y al mismo tiempo mantener una alta dosis de optimismo. Muy optimistas. Incluso en lo que se refiere a la situación actual del periodismo.

Esta reflexión viene al caso después de asistir al último congreso de la Asociación Internacional de la Comunicación (ICA) en Seattle. Tuve la fortuna de ser invitado como ponente a una mesa redonda en la que debatíamos la vigencia del pensamiento de Walter Lippmann, considerado uno de los clásicos del periodismo y la comunicación norteamericana entre otras cosas por haber sido el primero en cuestionar el papel de la prensa y la ciudadanía para dirimir los asuntos públicos en su libro Opinión pública (1922) y por su labor como columnista durante 30 años en el Herald Tribune.

A mi lado se encontraba Michael Schudson, profesor de periodismo en Columbia University y una celebridad en el mundo académico estadounidense por lo que lógicamente concitaba toda la atención.

Lo que más me sorprendió de la conversación fue, cuando uno oye más que hablar de EREs y precariedad en la prensa española, el relativo tono esperanzador de la reunión compuesta principalmente de una audiencia de profesores de ciencias de la información de todo el mundo.

Un dato interesante aportado por Schudson, y que no todo el mundo conoce, es que aunque el número de periodistas ha disminuido en Estados Unidos de 67.000 en 1992 a 59.000 en 2002 hasta llegar a los 40.000 actuales, lo cierto es que en 1971 la cifra de periodistas era prácticamente la misma, exactamente 39.000. Y ello teniendo en cuenta que, gracias a los ordenadores, las páginas web, los agregadores, Wikipedia y YouTube, Google y los propios artículos de los periódicos que circulan online, los actuales periodistas son mucho más eficientes a la hora de investigar de lo que solían serlo en el pasado. Es cierto que 20.000 puestos de trabajo se han ido por el desagüe desde 2002 pero también es verdad que podrían haber sido muchos más simplemente para mantener la calidad que las redacciones ofrecían entonces.

Una de las reflexiones de Schudson fue que hasta que no seamos capaces de medir la productividad del periodismo de calidad, y no únicamente el número de artículos o de palabras generados por periodista, será difícil determinar si hay muchos o pocos periodistas.

La audiencia también estaba ávida por conocer cual era la opinion de Schudson acerca del periodismo ciudadano cuyo paradigma está representado por el Huffington Post, que en Estados Unidos está claramente más consolidado que en España.

En su respuesta, Schudson hizo referencia a la diferencia que Lippmann estableció entre insiders y outsiders para describir la perspectiva que, en una sociedad cada vez más compleja, tiene el ciudadano que sabe cada vez menos de la mayoría de los asuntos y solamente puede considerarse un experto o medio experto en unos pocos de ellos. En otras palabras, la mayoría de nosotros somos outsiders en casi todo e insiders en nuestra profesión o alguna afición que tengamos si acaso. Las redacciones convencionales jamás dispusieron o dispondrán de expertos suficientes.

Schudson y varias personas en la audiencia se mostraron de acuerdo en que el periodismo ciudadano cubrirá un vacío que se irá haciendo cada vez más amplio ya que la sociedad seguirá haciéndose, por razones demográficas, tecnológicas y de todo tipo, irremediablemente cada vez más compleja.

Otra cuestión, y aquí me falta un poco de ese optimismo anglosajón, es si el mero altruismo o el reconocimiento social seguirán siendo motivación suficiente en el futuro para estos ciudadanos que ejercen de reporteros en su tiempo libre.