12 cosas que aprendimos en El HuffPost este año

12 cosas que aprendimos en El HuffPost este año

En solo un año en el pequeño equipo de la edición española de The Huffington Post hemos pasado de cero lectores a 1.261.000 usuarios únicos. Aunque aún estamos reponiéndonos de la aceleración, nos ha dado tiempo de sacar 12 conclusiones sobre periodismo e internet.

En solo un año en el pequeño equipo de la edición española de The Huffington Post hemos pasado de cero lectores a 1.261.000 usuarios únicos (Comscore, abril 2013). Aunque aún estamos reponiéndonos de la aceleración, nos ha dado tiempo de sacar 12 conclusiones sobre periodismo e internet, una por cada mes transcurrido desde ese 7 de junio de 2012 en el que vimos la luz:

1. No prejuzgar al lector. Si hacemos prensa económica, creemos que a nuestro lector solo le interesan los números. Si hacemos corazón, que solo les atrae ver fotos. No es así: todos somos personas con intereses diversos y cambiantes. Una sesión de navegación puede empezar con la última metida de pata del Gobierno y terminar viendo fotos de una alfombra roja porque no queremos leer lo mismo siempre. Somos irregulares y es bueno que así sea.

2. Se debe pensar en Facebook. Sigue siendo una de las principales fuentes de tráfico. Eso implica escribir historias compartibles, pensar cómo envolverlas de la mejor forma posible, publicarlas en el momento adecuado, integrar bien esta red en tu web. Cuando se hace el esfuerzo de no copiar y pegar, Facebook lo agradece. Nuestro contenido más viral en Facebook son nuestros splashes, nuestras llamativas portadas. Descubrimos que tienen vida propia porque la gente las comparte por su valor en sí y no porque quieran pichar en ellas.

3. Mejor probar que especular. En El HuffPost sabemos que en nuestra portada funcionan muy bien las fotos con primeros planos de personas o los titulares que provocan intriga. El método con el que lo descubrimos está más basado en la ciencia que en el instinto. Nuestro sistema editorial permite hacer test A/B, es decir, establecer que la mitad de los lectores vea un titular y una foto y la otra mitad otro titular y otra foto diferentes. Cuando ha transcurrido un tiempo, observamos los resultados y nos quedamos con la mejor opción.

4. Es importante elegir el formato adecuado. Cada tema tiene la forma perfecta de contarla. Unas se narran mejor en forma de galerías fotográficas, otras en forma de test, otras son un reportaje largo, otras una entrevista, otras son vídeos o gifs animados, otras un post. Acertar en el formato es acertar también en el enfoque: es tan grave alargar un tema corto como acortar uno largo, o contar en texto lo que deberían ser imágenes. Deben existir los medios técnicos que lo hagan posible. En El HuffPost somos pioneros en formatos insólitos y muy útiles, como las galerías de citas o de tuits.

5. La tecnología debe multiplicar el tiempo de los trabajadores, no dividirlo. En el nuevo panorama digital, equipos reducidos como el nuestro deben arañar cada segundo de productividad. Para que la tecnología sirva para eso (y no para crear nuevos problemas) es obligatorio que un equipo técnico se encargue de la mejora constante de las herramientas internas, no solo de la web que se ve por fuera... y que los periodistas estén implicados también en ese trabajo.

6. Hay que pensar a la vez en lo universal y lo local. Como una pequeña edición nacional de The Huffington Post, tuvimos que aprender a aprovechar esas noticias que funcionan en todos los países del mundo por igual. Y al revés, ayudar a que el resto de las ediciones encuentren historias que les interesen en nuestras páginas. El post de la autora norteamericana Allison Tate que reivindicaba el derecho de las madres a no estar perfectas pero sí presentes en los recuerdos fotográficos de sus hijos (Mamá, ponte en la foto) fue inicialmente publicado en inglés y traducido a varios idiomas por distintos Huffingtons... y en todos interesó por igual. En dirección opuesta viajó el post del investigador español Carlos M. Duarte sobre la emigración de su hija, que atrajo igual fuera de nuestra fronteras.

7. Presencia, presencia, presencia. El viejo marketing de masas sigue siendo tan importante como fea y útil la palabra sinergia, especialmente si eres un desconocido. Hay que llegar al máximo número de personas, que después ellas ya se encargarán, si lo mereces, de hacer tu contenido viral. Se debe aparecer mucho en Twitter, Facebook, otras webs, Google, radio, televisión: en todos los medios y siempre que se pueda.

8. Se puede ser feo o bonito, pero no prescindible. La primera portada de El HuffPost, un montaje de Photoshop de estética discutible, fue una declaración de intenciones. Nuestro gran error sería convertirnos en una commodity sustituible por cualquier otra. Mejor tener demasiado carácter y que te recuerden que no tener ninguno.

9. Hay gente, lugares, objetos, ideas, que no pueden evitar ser virales. Desde el ministro Wert hasta Toni Cantó, pasando por Sara Carbonero, Olvido Hormigos, Salvados, Femen o Mercadona, hay quien tiene la capacidad de atraer cada vez que aparecen. Hay que prestarles atención.

10. Se deben explorar los formatos publicitarios antes de que alguien los explore por ti. El mercado está cambiando y es mejor tomar la iniciativa e innovar también en cuanto a eso. En El HuffPost utilizamos, por ejemplo, los post patrocinados, textos de blogs perfectamente identificados como publicidad pero que son cuidados y elaborados por expertos de cada campo, aportando así valor a todos los implicados: anunciante, medio y lector.

11. La comunidad siempre sorprende. Las comunidades en internet son delicadas y tienen vida propia, hay que cuidarlas pero también dejarlas libres. Quien tenga una web que sea utilizada por una de ellas para anidar debe estar agradecido. Pero eso no quiere decir que no haya que ser tajante en la moderación y el control de los trolls, al contrario. A pesar de lo reducido de nuestro equipo, una de las personas está dedicada íntegramente al cuidado de la comunidad.

12. No pasa nada por usar un formato ligero en un tema importante ni por utilizar enfoques atractivos. Al revés, puede llamar la atención sobre temas importantes pero áridos. En El HuffPost, por ejemplo, hablamos de un tema tan duro como las condiciones de las fábricas textiles en Bangladesh a través de 15 imágenes que deberían hacernos pensar en la ropa que llevamos. Consiguió casi 12.000 "me gusta" en Facebook y casi un millón de páginas vistas.

13. No hay que hacer listas con números redondos, porque el cerebro del lector pensará (con razón) que ha sido forzado para que encaje. En general, cuanto más se sepa de cómo pensamos, percibimos, comprendemos, leemos, vemos y compartimos la información los seres humanos, mejor la encapsularemos los periodistas en este mundo en el que la atención es el más escaso de los bienes.