Desde este momento se usa la palabra científico para designar a una persona que estudia una o varias ciencias
Todo empezó como una broma en 1834.

Resulta habitual llamar "científicos" a quienes estudian biología, física, astronomía o química. Pero durante siglos, esos mismos expertos eran conocidos como “filósofos naturales”. La ciencia era vista como una rama de la filosofía, y no como una profesión independiente.
Empezó a cambiar en el siglo XIX ya que en aquellos años, la ciencia avanzaba rápidamente. Los experimentos, las mediciones y los descubrimientos se volvían cada vez más especializados. Y el nombre “filósofo” ya no encajaba del todo con esa nueva manera de estudiar el mundo.
Los científicos buscaban una identidad propia. En inglés, se usaba “man of science” (hombre de ciencia), pero no convencía a todos. Faltaba una palabra clara, moderna y que se sintiera actual.
Una broma que cambió todo
El momento clave llegó en 1834. William Whewell, un filósofo y reformador británico, escribió una reseña sobre el libro On the Connexion of the Physical Sciences de Mary Somerville. En ese texto relató el momento en el que surgió el término científico.
Según contó Samuel Taylor Coleridge, durante una reunión científica de la British Association for the Advancement of Science en 1833, se quejaba de que la palabra “filósofo” ya no servía para describir a los nuevos investigadores. William Whewell, un académico británico, aprovechó la ocasión para plantear que si "artista" deriva de "arte", por qué no llamar scientist (científico) a alguien que hace ciencia?
La idea no fue bien recibida. A muchos científicos británicos les parecía que la palabra “scientist” sonaba vulgar, poco elegante e incluso demasiado americana. Preferían seguir usando “man of science” (hombre de ciencia) que tenía un aire más serio y respetable.
De chiste a símbolo
Personajes influyentes como Thomas H. Huxley rechazaron abiertamente el nuevo término. Además, algunos temían que llamar “científico” a alguien lo hiciera parecer más un técnico o un trabajador, en lugar de un sabio.
Sin embargo, fue a partir de las décadas de 1920 y 1930 que “científico” empezó a usarse de forma regular en inglés y luego en otros idiomas. El avance de las universidades, los laboratorios y el papel de la ciencia en las guerras ayudaron a consolidar la palabra.