Expertos critican el cierre de los parques de Madrid por altas temperaturas: "Pueden tener 15 grados menos que las calles asfaltadas"
Los parques actúan como refugios climáticos durante las olas de calor.

En las últimas semanas, el Ayuntamiento de Madrid ha cerrado de forma preventiva el parque de El Retiro en dos ocasiones (30 de mayo y 9 de junio) por previsión meteorológica adversa. De la misma forma, otros ocho espacios verdes han seguido el ejemplo ante previsiones de altas temperaturas y fuertes rachas de viento. Estos cierres obedecen al protocolo municipal activado cuando la AEMET señala alertas naranjas y/o rojas.
El plan de actuación vigente desde 2019 tiene como objetivo evitar incidencias por el desprendimiento de ramas provocado por el viento, pero ambas jornadas coincidieron con intensas temperaturas que superaron los 30º C. No obstante, el Ayuntamiento ha descartado modificar el protocolo para este verano, pese a las demandas de grupos vecinales y partidos de la oposición, que exigen una adaptación específica según cada parque.
Especialistas en urbanismo y cambio climático coinciden en que los parques urbanos actúan como verdaderos refugios climáticos durante las olas de calor, por lo que cerrarlos en ciudades como Madrid no tiene ningún sentido. “Los parques pueden tener hasta 15 grados menos que en las calles asfaltadas y las personas son lo suficientemente responsables para situarse en zonas cercanas a fuentes y refrescarse”, asegura Isabelle Anguelovski, profesora ICREA en el ICTA-UAB en Barcelona, a Infobae España.
Es un sinsentido
Por su parte, Marta Olazabal, investigadora del Centro Vasco del Cambio Climático, reconoce la “comprensible preocupación” de las autoridades ante el riesgo de desprendimiento de ramas tras periodos de sequía y calor extremo, pero subraya que la prohibición de acceso supone otro riesgo para la salud pública al privar a la población de su principal mecanismo de alivio térmico urbano.
La AEMET emitió previsiones de máximas de hasta 37° C acompañadas de vientos de 55–73 km/h, si bien considera peligrosas rachas superiores a 60 km/h, para el pasado 9 de junio. Por ello, desde las 18 horas, el parque de El Retiro quedó cerrado. Sin embargo, asociaciones vecinales como Retiro Norte reclaman una revisión del protocolo para tener en cuenta el factor calor y no solo el viento.

“Lo que ocurre es que el calor es un asesino silencioso y sus consecuencias son pocas veces atribuibles. Por lo tanto, es crucial invertir recursos en preparar los espacios verdes, en ofrecer alternativas cuando no se puedan abrir completamente”, explica Olazabal. Se plantea la posibilidad de un mantenimiento más riguroso del arbolado, podas selectivas y refuerzos de riego que reduzcan la vulnerabilidad de los árboles a las olas de calor.
Frente al modelo madrileño, ciudades como Barcelona han implementado una red de más de 260 refugios climáticos, con el objetivo de que el 95% de la población disponga de uno a menos de cinco minutos de su hogar, integrando bibliotecas, centros cívicos y parques abiertos específicamente para paliar el estrés térmico. Se busca seguir este ejemplo para que la capital no pierda uno de sus activos más valiosos: sus pulmones verdes.
