Robots para ayudar a niños con autismo a desarrollar habilidades sociales

Robots para ayudar a niños con autismo a desarrollar habilidades sociales

Si la tecnología es capaz de mejorar nuestras condiciones de vida y ponernos en la boca una sonrisa, mejor que mejor. Eso lo descubrieron hace tiempo varios grupos de expertos de todo el mundo que apuestan por los robots como herramienta para mejorar las destrezas sociales de niños con autismo. Sus proyectos, junto a otros como el desarrollo de aplicaciones móviles, arrojan esperanza para mejorar la vida de estos pequeños y sus familias.

Los vínculos entre robots y niños ya han sido estudiados en las universidades. En 2013, investigadores de la Universidad Nacional de Singapur concluyeron que los androides son perfectos para las terapias con niños porque resulta más fácil interactuar con ellos que con otro ser humano y se pueden programar para repetir tareas o adaptarse a las necesidades concretas de cada uno. De acuerdo al estudio, el robot es capaz de tomar el rol de alguien amistoso, algo que a los humanos les cuesta interpretar.

En la Universidad de Pisa (Italia) quedó demostrado que los niños no rechazan el contacto con ellos. Un robot de apariencia femenina conquistó a 20 niños con autismo que participaron en un experimento para aprender a reconocer emociones. En él un médico, a través de un programa de ordenador, diseña la expresión facial que el robot debe mostrar; así puede aprender lo que es la tristeza o la felicidad con diversos tipos de ojos o de sonrisas, respectivamente.

Según Daniele Mazei, uno de los investigadores, se eligió una figura femenina “porque las terapeutas suelen serlo y porque la relación con la figura materna facilita la aceptación del niño de la máquina”. Aún faltan por pulir detalles, como más expresiones faciales y que los movimientos de los elementos del rostro sean más dinámicos, pero la experiencia promete.

Otro de estos robots cuidadores viene de Croacia. Rene es originario de la Universidad de Zagreb y está equipado con un micrófono, altavoces y una cámara. Según investigadores del centro, es capaz de diagnosticar la enfermedad tras registrar la voz del niño y observar cómo establece contacto visual con su entorno.

La principal intención es que el robot y los médicos trabajen en conjunto tras crear un protocolo específico para ello, según explicó Maja Cepanec, responsable del proyecto. Para ayudarlos en el diagnóstico, Rene produce estímulos simples y repetitivos, con el fin de que el niño preste atención.

ROBOTS MÁS BARATOS DESDE SEVILLA

En España también se está apostando por la robótica para mejorar las condiciones de estos niños. Bernardo Ronquillo, un ingeniero sevillano, ha desarrollado un prototipo que ha sido seleccionado por Finodex, una aceleradora de empresas con dinero de la Comisión Europea. El robot tiene voz natural y una pantalla táctil, así como capacidad para ver.

Si todo va bien, el prototipo estará preparado para finales de año, después de que varios expertos lo examinen. Su diseñador destaca el precio: “Uno de los objetivos es que este robot sea asequible para las familias de modo que su coste sea una décima parte de lo que hoy en día suponen robots similares”.

Los autómatas se suman así a otras tecnologías que se están empleando para tratar a pacientes menores. Detrás de algunas hay una historia emocionante. Es el caso de Autcraft, un videojuego inspirado en Minecraft creado por el padre de un niño con autismo para que su pequeño y otros como él empiecen a hacer amigos de forma virtual.

Y hacemos la última parada de este viaje en la sede de la capitalidad mundial del móvil, Barcelona, ciudad que ha visto nacer dos apps que se alían con padres y cuidadores para mejorar la formación de los niños: iSecuencias y AbaPlanet, creadas por la Fundación Planeta Imaginario.

La primera consta de muchísimos ejercicios con los que los niños aprenden los elementos básicos del lenguaje o a reparar en las emociones. La segunda surge tras el éxito de la primera y avanza en los contenidos estudiados: las formas de los objetos, el vocabulario de la ropa o la comida… Después de los juegos, ¿ha llegado la hora de los robots?

Un artículo de José Manuel Blanco para Mobile World Capital Barcelona.

  5c8b7d0a2500000704cacbb7

Ve a nuestra portada

  5c8b7d0b240000f404a4d892

Facebook

  5c8b7d0b2400006b054d9bc9

Twitter

  5c8b7d0b360000a61b6d35bb

Instagram

  5c8b7d0b2300003000e852b2

Pinterest

MOSTRAR BIOGRAFíA

Tengo el honor de ser la redactora jefa en El Huff. ¿Qué quiere decir esto? Que coordino el día a día de las secciones, los enfoques de esa mirada Huff que intentamos ponerle a la actualidad y las coberturas. En lo personal, que me lo paso muy bien.

 

Sobre qué temas escribo

Durante una década he estado enfocada en temas de cultura, estilo de vida y salud mental. Desde la pandemia, en El Huff hemos puesto mucho enfásis en esto último, con temas duros pero necesarios, como son la prevención del suicidio o la soledad no deseada, hasta qué es la felicidad y cómo alcanzarla. También he moderado los encuentros en directo Con la salud en mente, en los que trasladábamos a expertos en salud mental preguntas de los lectores sobre temas concretos, como ansiedad, duelo perinatal, problemas para dormir o relaciones tóxicas.

 

Mi trayectoria

Nací en Valladolid y ya de pequeña jugaba a hacer entrevistas y me inventaba mis propias revistas, así que estaba claro. Me licencié en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y en 2007 me estrené como becaria en la web de Cinco Días, justo cuando empezaba a estallar la crisis financiera de 2007, así que fue el mejor lugar para aprender. Durante cuatro años estuve en la Cadena SER, donde dos años hice información local en antena, en Radio Madrid, y otros dos fui redactora en CadenaSER.com. Tras dos años en Terra, donde estuve al frente del fin de semana y formé parte del equipo de portada, en 2014 entré en El Huff. Desde entonces y hasta julio de 2025 he estado vinculada a la sección de Tendencias, que ahora es LIFE. Me encanta leer y no entiendo la vida sin bailar.

 


 

Cómo contactar conmigo: