La vía vasca

La vía vasca

EFE

“Una legislatura crucial para el futuro de Euskadi”. Esta frase la suele repetir en los últimos días el lehendakari, Iñigo Urkullu. Este martes ha arrancado la actividad del nuevo Gobierno vasco, formado por nueve miembros del PNV y tres del PSE-EE, con la mirada de toda España al convertirse en un laboratorio sobre cómo avanzar en el autogobierno sin salirse de los límites de la Constitución.

Y es que lo que pase en Vitoria va a tener eco en muchos rincones del país. Hay interés en muchos sectores políticos y económicos por convertir esta experiencia en un modelo y ejemplo para Cataluña. También será muy importante el papel del PNV para posibles pactos en un inestable Madrid. Y los socialistas buscarán reivindicarse desde las instituciones en un momento interno agónico y de desconexión con amplias bases del electorado en el centro y norte del país.

Además, en un momento dominado por las tertulias-shows y la política jalonada de titulares y tuits, este Ejecutivo vasco nace con unas formas más sosegadas, sin ganas de flashes y acuñando un estilo centrado en la gestión económica, laboral y social. Todo muy Urkullu, un dirigente moderado, discreto y de tintes serios.

En las elecciones vascas de septiembre, el PNV fue el único partido que consiguió mejorar respecto a las de 2012. Eso sí, sus 28 parlamentarios se quedan lejos de la mayoría absoluta (38). El pacto de gobierno con los socialistas le permite arañar esa cifra al asegurarse 37 apoyos en el Parlamento autonómico, aunque tendrá que negociar con más grupos de la oposición para sacar las grandes medidas.

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Urkullu (PNV) y Mendia (PSE-EE)

A POR MÁS AUTOGOBIERNO EN DOS AÑOS

La alianza entre peneuvistas y socialistas ha atraído especialmente portadas por el capítulo de autogobierno. Según el acuerdo, los partidos se comprometen a promover una reforma del Estatuto vasco a través de una Ponencia en el Parlamento, que redactará un texto “respetando el ordenamiento jurídico”. El PNV y el PSE-EE, según fuentes de los dos partidos, calculan que podría haber una propuesta de redacción cerrada y consensuada en dos años en Euskadi. Este texto debe ser tramitado tanto por la Cámara vasca como por las Cortes Generales en Madrid.

El documento, para limar asperezas futuras, contiene el reconocimiento mutuo de los dos partidos sobre la “libertad para defender” en la Ponencia sus respectivos postulados y planteamientos de autogobierno. Y, además, se explicita que se abordarán todas las cuestiones planteadas por los grupos como el reconocimiento de Euskadi como nación, el derecho a decidir y la reforma constitucional para ampliar y blindar competencias.

Lo que ha quedado fuera del texto es la posibilidad de organizar una “consulta habilitante” del texto que salga de Euskadi. No obstante, el PNV no ha renunciado a intentar someter a votación entre los ciudadanos el cambio del Estatuto de Gernika que se apruebe en Vitoria antes de que viaje a Madrid. Los peneuvistas creen que esto podría dar más fuerza a la delegación vasca que vaya al Congreso. Hay que recordar que las nacionalidades históricas (País Vasco, Cataluña, Andalucía y Galicia) tienen derecho a mandar a representantes de sus parlamentos para negociar en las Cortes y que cualquier modificación estatutaria debe pasar por referéndum tras su aprobación en el Congreso y Senado.

En un primer momento hubo dudas en el PNV y en el PSE-EE sobre cómo sería recibido este acuerdo por parte del PSOE a nivel federal, que está en una delicada situación interna. Las comunidades sureñas socialistas han digerido bien el pacto y ha sido bendecido públicamente por Susana Díaz y Guillermo Fernández Vara. Fuentes socialistas andaluzas y extremeñas ponen de relieve que el acuerdo significa una buena señal para el norte de España y creen que puede servir para encauzar la situación en Cataluña.

También en el PSOE creen que es un buen mensaje para el resto de España que el PNV haya preferido un pacto con los socialistas que con Bildu. Fuentes socialistas ven también en la elección de Urkullu del PSE-EE un intento de garantizar la estabilidad en las diputaciones forales -donde ambos partidos tienen pactos- y además le sirve para aplacar al PNV de Guipúzcoa, más proclive a acercarse a Bildu.

EL TIRÓN DE LA GESTIÓN ECONÓMICA

Lo que suelen repetir en privado los socialistas, según fuentes del PSE, es que, aunque los titulares hayan ido en materia de autogobierno, el pacto es “muy bueno” en todo lo relacionado con el empleo, la economía y lo social. De hecho, en el PSOE siempre repiten que el PNV no es una derecha al uso, sino que tiene incluso un componente cooperativista, muy relacionado con la Iglesias vasca.

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En el reparto de consejerías, los socialistas se han quedado con tres: Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda (Iñaki Arriola), Trabajo y Justicia (María Jesús Carmen San José López) y Turismo, Comercio y Consumo (José Alfredo Retortillo). En cambio, el PNV llevará las riendas de ocho: Gobernanza Pública y Autogobierno (Josu Erkoreka), Desarrollo Económico e Infraestructuras (Arantxa Tapia), Seguridad (Estefanía Beltrán de Heredia), Salud (Jon Darpón), Educación (Cristina Uriarte), Empleo y Políticas Sociales (Beatriz Artolazabal), Hacienda y Economía (Pedro Azpiazu) y Cultura y Política Lingüística (Bigen Zupiria).

La tarea prioritaria que ha marcado para los próximos meses el lehendakari es la elaboración de los presupuestos autonómicos. La labor principal recaerá en el consejero Azpiazu, que hasta ahora era diputado en el Congreso. Es una clara señal de Urkullu al escoger a una político con excelentes contactos en Madrid y que tendrá interlocución directa con el Gobierno central.

EL 'DESHIELO' CON MADRID

Y es que uno de los objetivos es el ‘deshielo’ de las relaciones entre los dos Ejecutivos. La legislatura anterior, marcada por la mayoría absoluta del Partido Popular, no fue buena para las relaciones. Los peneuvistas se quejaron constantemente de los intentos recentralizadores de Mariano Rajoy.

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Ahora parece comenzar una nueva fase por interés mutuo y la necesidad de apoyos parlamentarios tanto en Vitoria como en Madrid. En el PNV esperan que el PP dé pronto muestras de acercamiento con gestos como la convocatoria de la Comisión Mixta del Concierto Económica o la retirada de recursos del Gobierno contra normas vascas (por ejemplo, el conflicto por la oferta pública de empleo de la Ertzaintza).

Nos encontramos en ese momento de cortejo-negociación-negación de cara a los Presupuestos Generales del Estado. Una pieza clave en la relación será la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien se reunió a mediados de mes con el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban. La ‘número dos’ del Gobierno le prometió “sensibilidad foral” en las cuentas públicas para intentar que apoyen la ley más importante del año. Además de enlace entre el Ejecutivo y el Parlamento, Sáenz de Santamaría ejerce como ministra de Administraciones Territoriales en el nuevo Gobierno y acudió personalmente el pasado sábado a la jura de Urkullu como lehendakari en la Casa de Juntas de Gernika. Un día después, el presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar, decía que su partido estaba dispuesto a negociar “sin complejos” en Madrid.

Otra conexión que veremos funcionar en los próximos días será la de Sáenz de Santamaría con el también portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka. Él mismo ha dicho que los dos mantienen una “relación histórica”. Se conocen perfectamente y tienen buena relación de la época en la que coincidieron en el Congreso de los Diputados. Está previsto que en las próximas semanas las dos administraciones mantengan sus primeras reuniones.

Todos preparados. El País Vasco marcará mucho el paso de la nueva temporada política.

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