Tenemos que hablar sobre los debates

Tenemos que hablar sobre los debates

¿Cómo se deja a los candidatos sacar las temas que quieran? Los ciudadanos españoles merecen debates decentes que reflejen las inquietudes de la sociedad, en vez de proteger a los partidos y a sus políticos, que tienen miedo de los riesgos inherentes del proceso democrático.

Los debates políticos son cómo el fútbol para los fanáticos de la política. Como una buena fanática, seguí el debate europeo con Elena Valenciano y Arias Cañete el jueves pasado con mucho entusiasmo. Y, a lo mejor soy demasiado optimista, pero, cada vez que sigo un debate en España, espero algún cambio de formato para hacerlos más interesantes y acercarlos a los ciudadanos. ¿Os dais cuenta de que los debates en España son muy raros?

Sí, tanto el formato del debate como la actuación de los candidatos son raros. Por ejemplo, ¿dónde están las preguntas? Los candidatos simplemente se sientan y empiezan a hablar sobre lo que les da la gana. La moderadora, María Casado (a quien no culpo) no hizo nada más que ser un cronómetro y recordarles de vez en cuando que debían hablar de Europa.

¿Cómo se deja a los candidatos sacar las temas que quieran? Es como hacer una rueda de prensa sin preguntas (oh, perdón, eso también se hace en España). La idea de un debate es obligarles hablar de temas que les incomoden para que los ciudadanos lleguen de verdad a entender mejor sus políticas antes de votar.

Los debates tradicionales suelen tener preguntas de un moderador que es periodista o una mesa de periodistas. Aun mejor, incluye preguntas del público como hicimos en un debate que organizamos en la Universidad Europea de Madrid hace poco, o incorpora las recibidas y seleccionadas por la gente que las suben a YouTube. Y lo mejor de lo mejor, es mezclar preguntas de periodistas, del público y de YouTube para tener una hora interesante y ágil.

Otro problema con no tener preguntas es que el objetivo de este debate era supuestamente hablar sobre temas europeos. Pero no hubo mucho sobre Europa o el papel del Parlamento Europeo en gobernar la UE o el de los eurodiputados españoles en todo eso. La lástima es que se podría haber añadido elementos didácticos al debate: vídeos o gráficos que expliquen cómo funciona la Eurocámara. También, los candidatos mismos podrían haber mostrado su capacidad para ser eurodiputados demostrando sus conocimientos sobre la institución y su funcionamiento.

Otra cosa rara es la cantidad de papel que aparece en la mesa. ¿Qué pasa con eso? Hay algo que aprendí muy pronto cuando empecé a hacer intervenciones en la tele: el papel distrae. Quizás la única cosa más aburrida que se puede ver en la tele más que alguien leyendo notas o buscando un dato entre varios papeles sea el golf.

Y no solamente llevan notas, sino gráficos que muestran a la cámara y tarjetas que citan. Mi sugerencia es documentar los debates en las páginas web de los partidos o cuentas de Twitter. Así, un candidato puede decir: "El gráfico que hemos subido a lapaginademipartido.com muestra X" o cuenta de Twitter y, entonces, dirigir a más posibles votantes hacia su presencia digital donde pueden desarrollar una relación más estrecha con ellos.

Pero hay más, ¿dónde está el público? Tres personas sentadas en una mesa de un plató vacío merece otra comparación con un programa de golf. Un público puede dar vida al evento con sus aplausos y, mejor, sus preguntas, como he comentado antes.

Finalmente, como un debate es fútbol para los fanáticos de la política, lo más divertido es hablar, analizar y discutirlo después. Entonces, ¿cómo es posible que TVE fuese directamente a una película vieja sin ningún spin post-debate? ¿Ninguna mesa de debate o comentarios de los jefes de comunicación de los partidos y otros analistas? ¡Raro, raro, raro!

Hace poco, escribí Cómo hacer que las elecciones Europeas sean 'sexy' en la revista esglobal, donde intenté analizar la baja participación en elecciones europeas y las posibles formas de subirla. Hacer un buen debate no debe ser solamente para que gente como yo se divierta. Es una de las herramientas para acercar las elecciones a los ciudadanos para hacer nada menos que mejorar la democracia. Por desgracia, la audiencia de 9,5%, indica que el jueves pasado solo lo seguimos un grupo pequeño de frikis de la política.

Los ciudadanos españoles merecen debates decentes que reflejen las inquietudes de la sociedad, en vez de proteger a los partidos y a sus políticos, que tienen miedo de los riesgos inherentes del proceso democrático.