Científicos, futbolistas y superhéroes

Científicos, futbolistas y superhéroes

Los científicos utilizan, la mayor parte del tiempo, su cabeza para pensar y no para darle cabezazos al balón o a los contrarios. Casi nunca se hacen ricos. Los científicos, al igual que los futbolistas, probablemente nunca podrán ser superhéroes y volar para rescatar al avión averiado.

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Para empezar, me gustaría aclarar que no tengo nada en contra de los futbolistas y, mucho menos, en contra de los superhéroes. En realidad soñé durante mucho tiempo, como tantos otros niños, en convertirme en uno de ellos. Sin embargo, después de muchos años de darle patadas al balón me convencí de que, como mínimo, uno de mis sueños no se iba a cumplir (siempre explico a mis amigos que me apartaba cuando venía una pelota muy fuerte para rematar de cabeza ya que después me dolía la testa). Curiosamente, y aunque llegue a sorprenderles, mis ambiciones de convertirme en superhéroe tampoco llegaron nunca a cumplirse. Lo más cerca que estuve fue al compartir la misma profesión con muchos de los personajes de los cómics: como Peter Parker (Spiderman), Bruce Banner (La Masa) o Reed Richards (Los Cuatro Fantásticos) me convertí en científico.

Lógicamente, no es fácil aceptar que nuestros sueños de infancia nunca vayan a cumplirse. No obstante, ahora que me acerco a la cuarentena y me alejo cada vez más de los recuerdos de comunión (cosa que por cierto no me molesta especialmente), creo que llega la hora de hacer un ejercicio de reflexión y pensar en qué cosas me he podido perder y cuáles he podido ganar. Para ello, me he propuesto hacer una lista de similitudes y diferencias entre científicos, futbolistas y superhéroes (creo que nadie lo ha hecho antes, me pregunto sinceramente por qué):

- Los científicos utilizan, la mayor parte del tiempo, su cabeza para pensar y no para darle cabezazos al balón, al césped o a los contrarios. Sobre este punto no quisiera pecar de proselitista: no afirmo que los futbolistas no utilizan la cabeza también para pensar, pero es que es una cuestión fisiológica: la sangre no puede fluir de la misma manera por dos sitios a la vez y, ya se sabe, los futbolistas la necesitan más en sus piernas. Los superhéroes, por otro lado, no necesitan pensar porque otros lo hacen por ellos (los guionistas).

- Los científicos casi nunca se hacen ricos. Sobre este punto tampoco puedo faltar a la verdad. No se puede asegurar que la mayoría de los futbolistas sean ricos, pero la verdad es que muchos futbolistas son escandalosamente ricos. Por otro lado, curiosamente, el científico más rico que he conocido hace tiempo que dejó la ciencia y se puso a darle patadas a un balón. Muchos de los superhéroes también son ricos: Tony Stark, alias Ironman, es multimillonario, Los Vengadores viven en una mansión y Los Cuatro Fantásticos tienen un edificio entero para ellos solitos y un jet privado.

- Los científicos no juegan para ninguna selección. Por mucho que a algunos políticos y periódicos les encante decir que el científico de nacionalidad tal ha logrado esto o lo otro, la verdad es que, la mayoría de las veces, los éxitos científicos provienen de un equipo de personas con ganas y curiosidad por hacer cosas interesantes. Esto es algo que dudo que tenga algo que ver con hablar utilizando la eñe, ser rubio, comer mucho curry o aliñar con ajo. Mucho menos con haber jurado la bandera. Sobre el patriotismo de muchos futbolistas y superhéroes no hace falta hablar. ¿Conocen al Capitán América?

- Los científicos, al igual que los futbolistas, probablemente nunca podrán ser superhéroes y volar para rescatar al avión averiado. Eso sí, algunos científicos tienen el privilegio y la tenacidad de descubrir cosas que también pueden ayudar a las personas, incluso en algunos casos a salvar sus vidas. Los futbolistas también dan, a veces, grandes alegrías, sobre todo a niños y a adultos que se comportan como tales (me incluyo en este segundo grupo).

Parece, por lo tanto, que pese a todo, científicos, futbolistas y superhéroes sí tienen algo en común. Y esto me hace sentir un poco mejor.