Día Mundial de la Libertad de Prensa, ¿celebramos algo?

Día Mundial de la Libertad de Prensa, ¿celebramos algo?

Hay poco que celebrar en este Día Mundial de la Libertad de Prensa si nos centramos en el panorama de cómo ha ido esa libertad, no ya en los últimos tiempos sino en el último año, el peor de los últimos 17 para los periodistas e internautas, convertidos en objetivo de depredadores de todo tipo.

RSF

Hay poco que celebrar en este Día Mundial de la Libertad de Prensa si nos centramos en el panorama de cómo ha ido esa libertad, no ya en los últimos tiempos sino en el último año, el peor de los últimos 17 para los periodistas e internautas, convertidos en objetivo de depredadores de todo tipo: gobiernos, ejércitos, guerrillas, terroristas, narcotraficantes, extremistas religiosos, latifundistas...

Noventa periodistas y 48 blogueros fueron asesinados y otros muchos fueron secuestrados, tuvieron que exiliarse o abandonar la profesión por las amenazas de muerte para ellos o sus familias. Y este siniestro panorama se amplía con más de 300 informadores encarcelados. Unos cumplen duras condenas, otros no han tenido acusación ni juicio, y, en demasiados casos, sufren torturas o están recluidos en celdas de aislamiento. ¿Su delito?, informar.

Dawit Isaak es un periodista eritreo-sueco que lleva casi 12 años encerrado en barracones en medio del desierto sometido a temperaturas extremas y penalidades sin cuento. El dictador Issaias Afeworki decidió, en 2001, acabar con la prensa independiente en Eritrea convertida hoy en un agujero negro para los periodistas. Isaak, fundador de Setit, el único semanario independiente que ha habido en Eritrea, fue detenido y encarcelado. En todos estos años no se han presentado cargos contra él, aunque se le considera "una amenaza para la seguridad nacional". Todas las gestiones realizadas por Suecia, la Unión Europea y organizaciones internacionales pidiendo su liberación han sido inútiles. En las prisiones eritreas donde se pudren, al menos, 28 periodistas, se han suicidado varios informadores en los últimos años.

Ta Phong Tan es una jovencísima bloguera vietnamita con aspecto de rapera neoyorkina. Ha sido condenada a 10 años de cárcel y cinco de arresto domiciliario por informar en su blog de corrupciones y otras cosillas que disgustan a las autoridades de la República Socialista de Vietnam. Ta Phong Tan, fundadora del Club de Periodistas Libres, fue acusada de "propaganda antigubernamental". Su madre se quemó a lo bonzo para protestar. Su hermana fue apaleada y detenida en una manifestación. Cuando salió de la comisaría tenía la cara amoratada de los golpes recibidos.

Son sólo dos casos de los centenares de periodistas encerrados en las prisiones de Turquía, China, Irán, Eritrea o Vietnam, países que baten el récord de encarcelados, y a los que Reporteros Sin Fronteras-España apadrina, mediante periodistas españoles, para intentar que no recaiga sobre ellos la doble condena del olvido. En ellos ha centrado hoy su especial atención.

No parece que hay mucho que celebrar, porque tras las esperanzas suscitadas por la "primavera árabe" que prometía cambios en el penoso panorama informativo de los países del Magreb y Oriente Medio, la situación hoy es decepcionante. No sólo no se han concretado en leyes las promesas de pluralidad e independencia informativa, sino que, en lo que va de 2013, el retroceso es evidente.

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Clasificación Mundial de la libertad de la prensa 2013. RSF

En Libia, Egipto, Barheim o Yemen, han vuelto los secuestros de periodistas por milicias armadas, los ataques a televisiones con bombas o a informadores en las calles, cuando realizan su trabajo, y el aumento de encarcelados. Por no hablar de Túnez, que dio el pistoletazo de salida a la "primavera árabe", y en donde, pese a que en un primer momento la prensa escrita evolucionó positivamente con nuevas cabeceras, los islamistas radicales acosan al gobierno islamista para que reprima las libertades en la televisión y aumente la censura en los medios gubernamentales. O de Siria, inmersa en una terrible guerra civil, en la que la represión y censura informativa, por ambas partes, han convertido la información en propaganda. Siria, que se ha convertido en una de las cinco prisiones más grandes del mundo para periodistas, practica la tortura sistemática.

Y ya que menciono a blogueros e internautas, conviene recordar que en estos momentos uno de cada cuatro internautas no tiene acceso a una Internet libre y alrededor de 60 países han establecido censuras o controles en Internet. Siria, China, Irán, Bahrein y Vietnám son, según Reporteros Sin Fronteras los peores "estados enemigos de Internet". En muchos casos, grandes multinacionales occidentales de telecomunicación, convertidas en los nuevos "policías de la red", establecen a petición de los gobiernos filtros locales o "censuras geolocalizadas" y redireccionan direcciones para evitar informaciones "ofensivas" para ellos o su religión.

Empresas como Amesys, Blue Coat, Gamma, Hacking Team y Trovicor, con sedes en países democráticos, han creado diferentes "software espía" que permiten realizar operaciones que hasta hace poco nos parecerían propias de una película de espionaje: encendido de la webcam o del micrófono del ordenador a distancia, escuchas de conversaciones a través del skype, lectura de chats y correos electrónicos cifrados, acceso a los archivos cifrados del disco duro, recuperación de contraseñas, "caballos de Troya" capaces de romper los encriptados más sofisticados... Con ellos se está deteniendo, encarcelando y torturando a muchos periodistas y blogueros en países como Siria, Barheim o Irán.

Pero si nos acercamos a lo que pasa en casa, en España produce auténtico bochorno ver cómo siguen pletóricas de salud las "ruedas de prensa sin preguntas", simulacro informativo a mayor gloria del político de turno que es todo un atentado contra la libertad de información.

Y tampoco conviene olvidar que seguimos siendo el único país de Europa sin una ley de Transparencia que, de haber existido, probablemente hubiera impedido llegar a los extremos de corrupción generalizada que ahora conocemos. La que ahora se debate en el Congreso parece que finalmente incluirá a instituciones públicas, partidos políticos, sindicatos y, a petición propia, a la Casa Real, mucho más inteligente que el Ejecutivo que se negaba a ello...

Son sólo unas pinceladas porque los ataques a la libertad de información en el mundo sobrepasan este espacio. Pero algo sí puedo recalcar: hay periodistas que todos los días se juegan la vida por informar y la mayoría de las veces no llegamos a conocer sus nombres. Y también, que en los países llamados democráticos es necesario defender a diario la libertad de prensa. Internet está dando paso a nuevas legislaciones que, aplicadas con criterios amplios, son ya una amenaza para la libertad de información.