Cultura de la Transición

El periodismo, último refugio de lo 'cool'

El periodismo, último refugio de lo 'cool'

El periodista, el último gamberro lúcido e intelectual, el noctámbulo irredento, apura el viaje al fin de la noche cual cronista oficioso de un mundo en perpetua transformación y que no renuncia a salvarse de un artículo en otro. Este cordaje informativo que nos entretiene la vida es, sencillamente, el último refugio de lo cool.
Debate con Monedero sobre la transición

Debate con Monedero sobre la transición

Cuando le reproché a Monedero que defendiera la supresión de Fraga como constituyente (las primeras elecciones democráticas del 15-J de 1977 le habían dado 16 escaños), Monedero se enfadó, tal vez con razón, por si de mis palabras podía deducirse que él estimara procedente ejecutar al ministro de Franco.
Cambio generacional, o el salto del seto

Cambio generacional, o el salto del seto

Desde la Transición hasta hoy ha habido ocasión de varios recambios generacionales, pero por algún motivo, se han realizado de una forma imperceptible. Nada que ver con aquella generación del 68 tan ruidosa y rupturista. Ahora, la cosa parece cambiar. Seguramente no tendremos una revolución, ni siquiera un periodo constituyente, pero algunos jóvenes han empezado a reclamar su lugar, y los mayores parecen, por fin, mayores.
La 'demolición' de un 'Régimen': una vieja querencia españolísima

La 'demolición' de un 'Régimen': una vieja querencia españolísima

Hoy y aquí quiero llamar de nuevo la atención sobre el inquietante tufo de intolerancia sectaria que exhuman muchas de las actitudes y comentarios provenientes de quienes se han erigido en fervientes abogados de la "demolición" del despectivamente llamado "Régimen del 78", argumentando un sedicente "movimiento destituyente" que, según su narrativa, habría tomado el relevo a la indignación, ciertamente justificada, que dio en llamarse "15-M".
Podemos: mi generación ante la insolencia del sentido común

Podemos: mi generación ante la insolencia del sentido común

No es hora de ponernos estupendos con Podemos y sus propuestas. Estamos, por fin, cerca de un cambio real y no es momento de volver a instalarnos en nuestro hipercriticismo pseudoilustrado. Hay que sincerar nuestro apoyo. Ese lugar común de que a Podemos le falla la concreción de sus propuestas y soluciones tiene un tufo tremendamente reaccionario.