50 años de AS: la magia de los Juegos volvió a Barcelona
AS reunió en la Ciudad Condal a dos centenares de medallistas españoles en el 25 aniversario de los Juegos Olímpicos de 1992. Epi: "Es algo irrepetible y fantástico”.

El deporte es felicidad. Son risas nerviosas y lágrimas. Abrazos y locura. Pasión y sacrificio. Entrega absoluta para obtener una recompensa. Un trozo de metal que no se paga con dinero. Un oro, una plata o un bronce que no se cambia por nada. Un hueco en la leyenda del olimpismo. Todos los que se han colgado una medalla tienen algo especial, único. Algo diferente a cualquiera de los mortales. Citius, altius, fortius. Son los más rápidos, los que vuelan más alto, los más fuertes. Los superhéroes a los que todos nos queremos parecer.
Gente construida de una pasta especial que cada cuatro años se hacen un hueco en verano, o en invierno, resplandecientes. Esos que cuando te estrechan la mano provocan estremecimiento. AS, que está de cumpleaños celebrando sus bodas de oro, reunió en Barcelona a dos centenares de medallistas españoles. Merecían un homenaje (casi "un desagravio", en palabras de Alfredo Relaño), y en Montjuïc tenía que ser. No había mejor escenario. Primero, una foto en el estadio bajo el pebetero que se iluminó un 25 de julio de 1992, hace 25 años con un fogonazo disparado desde al arco de Antonio Rebollo.