Almada o el alma de un festival

Almada o el alma de un festival

Mucho tiene de quijotesco este festival urbano y obrero.

'Falaise'.Françoise Passerini

El festival internacional de teatro de Almada tiene alma. El festival refleja perfectamente el espíritu de la localidad que lo aloja. Frente a la grandeza de la ciudad lisboeta, con su castillo de San Jorge, su Barrio de la Alfama que sobrevivió al terremoto de Lisboa, su magnífica catedral o el convento do Carmo, Almada se muestra como el hermano trabajador, el primo de la periferia que viaja en ferry desde su piso situado al otro lado del Tajo para construir una de las ciudades más vibrantes de Europa. La municipalidad de Almada ha sido, no en vano, un bastión histórico del partido comunista. Dicho de otro modo, Almada es el Brooklyn de Lisboa, un Brooklyn con alma de fado.

Un festival con alma 

El Festival, dirigido por el dramaturgo y director Rodrigo Francisco, cerró el 18 de julio con una serie de producciones de primer nivel que representan algunas de las tendencias más importantes del teatro contemporáneo.

La primera fue Falaise de la compañía francesa Baro d´Evel, destacados representantes de teatro circo. La obra está marcada por una doble particularidad escénica: la combinación de animales y humanos y una espectacular escenografía. La interacción de humanos junto a unas palomas y un caballo, rúbrica de la compañía, marca el desarrollo de la obra. La dramaturgia contempla los elementos de improvisación y de espontaneidad que los animales imponen a los actores. El magnífico escenario de Lluc Castells se rompe a medida que avanza la obra. Los actores entran y salen, caen y se lanzan por distintas trampillas en un juego diseñado para asombrar al público. La narratividad es circense y encontramos hilvanados una serie de episodios con muchas acrobacias, humor, danza, música, movimiento y escenas de juego con un caballo blanco –no pude por menos que pensar en La Cuadra de Salvador Távora y su Memorias de un caballo andaluz. Quizá lo único que puede disgustar de Falaise al público tradicional sea su carencia de hilo narrativo aristotélico (no hay inicio, desarrollo y final), sino que se desarrolla a partir de la lógica del teatro circo, el “más difícil todavía”. El clímax es emotivo, no intelectual y la catarsis viene por lo externo a la narración, por lo sensorial. Es, con todo, un espectáculo bello, muy bello.

  'Fado nas veias'.Jean Pierre Estournet

Menos interesante encontré Fado nas veias un espectáculo en el que Nadège Prugnard narra junto a su compañía la historia de una joven mujer cuyo abuelo escapó a Francia cuando Portugal era una dictadura. Se trata de un largo recitado salpicado con canciones (fados, piezas rock) que son, sin duda, lo mejor de la obra. Se entremezclan los recuerdos y realidades de Francia y Portugal siempre bajo una noción de ausencia y melancolía, un fado sobre el exilio y se presentan la migración portuguesa, la Revolución de los Claveles, el laberinto de saudade y los desafíos económicos y existenciales de Portugal hoy. Con todo, no llegó a cautivar al que esto escribe, que quedó impertérrito ante la historia que se contaba.

  'I was sitting on my patio this guy appeared I thought I was hallucinating'.Lucie Jansch

La tercera producción es una revisitación a I was sitting on my patio this guy appeared I thought I was hallucinating. Esta obra fue dirigida por Robert Wilson en 1977, apenas un año después de su gran éxito Einstein on the beach. Wilson y Lucinda Childs desarrollan el haz y el envés de un monólogo sin dramatismo que presenta un largo flujo de conciencia. Nos encontramos con un río de palabras, pronunciadas primero por Wilson, luego repetidas por Childs que las marcaba con la expresividad del colapso interior. Los nuevos actores, magníficos, son Julie Shanahan, que proviene del Tanztheater Wuppertal de Pina Bausch, y Christopher Nell, un destacado actor del Berliner Ensemble. Estos presentan unos personajes con tintes expresionistas. La dramaturgia consiste en un gran minimalismo clínico con austeridad formal donde destacan las repeticiones y las contradicciones de sentido. La escenografía es simplista, con una caja en blanco y negro con monocromos en led impulsados por movimientos inicialmente angulares y luego febriles. Es una obra muy representativa de su momento y que merece la pena revisitar siempre.

  'Hands do not touch'.DANNY WILLEMS

Finalmente, asistimos a una obra de teatro danza de carácter ritual. En Hands do not touch your precious me encontramos una mistura de códigos, que diría el maestro José Gabriel López Antuñano. En ella el coreógrafo belga Wim Vandekeybus, la compositora española Charo Calvo dirigen a ocho bailarines y al intérprete, performer y artista visual Olivier de Sagazan. La obra, que tiene una fábula narrada en danza, establece una interrelación entre los rituales de sacrificio y renacimiento de la diosa sumeria Inanna y los himnos y devociones de su Alta Sacerdotisa, Enheduanna, y la actualidad. A lo largo del espectáculo se crea una narración mítica de confrontación y transformación, luz y oscuridad, muerte y renacimiento en la que se ven distintas etapas de sacrificios rituales: los ritos coitales precristianos se entremezclan con las purificaciones por fuego y tierra, las “relajaciones” de la Inquisición (cuyos castigados llevan incluso su sambenito) se entremezclan con la sublimación de las comidas familiares contemporáneas. Un viaje a lo ritual con una muy poderosa estética que va de lo sublime a lo desagradable. Muy interesante.

Un festival quijotesco

El logotipo del Festival de Almada hace referencia a una de las primeras producciones que realizó Joaquim Benite,  histórico director del Teatro Municipal de Almada y del Festival, Aventuras do grande D. Quixote de la Mancha e do gordo Sancho Pança, de António José da Silva.

En efecto, mucho tiene de quijotesco este festival urbano y obrero que lucha con los otros grandes festivales teatrales de verano, el papal Avignon y Edimburgo (nobiliario hasta en su versión marginal del Fringe). Desde esta perspectiva quijótica, Almada se descubre como uno de los festivales más interesantes de teatro contemporáneo de la actualidad. Nos encontramos ante un festival con alma, un festival almado.