La brecha del orgasmo: por qué las mujeres heterosexuales se corren menos

La brecha del orgasmo: por qué las mujeres heterosexuales se corren menos

Ante todo, tranquilidad. Tiene solución.

El orgasmo femenino está de moda. Acapara titulares, conversaciones entre amigas, libros y programas de televisión. Está en todas partes, menos en la cama de las mujeres heterosexuales. Los datos están ahí: sólo el 65% de las mujeres hetero llegan al orgasmo habitualmente cuando mantienen relaciones sexuales frente al 95% de los hombres. Mucho menos también que las lesbianas, que consiguen alcanzar el clímax en un 86% de los casos.

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Estos datos corresponden a un estudio publicado en Estados Unidos que preguntó a 52.000 encuestados. No es el único que ha puesto de manifiesto esta llamada brecha del orgasmo. En 2018, la marca de preservativos Control publicó su 7º Barómetro, que concluía que el 60% de las mujeres tiene problemas para llegar al orgasmo frente al 23% de los hombres. 

Esta brecha no puede resumirse en un solo motivo, son unos cuantos y, obviamente, cada persona vive su sexualidad de una manera diferente, pero para la sexóloga y embajadora de Lelo Valérie Tasso hay una razón especialmente importante que tiene que ver con el papel de la mujer en la sociedad. “Nos han educado en un afán por complacer al hombre y hemos recibido la herencia del llamado sexo completo, es decir, preliminares, coito y orgasmo. Es una idea errónea porque el sexo no tiene por qué incluir la penetración”, explica Tasso. 

Nos han educado en un afán por complacer al hombre
Valérie Tasso

Elena Requena, sexóloga y asesora de parejas, está de acuerdo. “El placer femenino ha sido relegado durante generaciones a expensas del masculino. De hecho, en algunas culturas ha sido mal visto, tachado de algo turbio, sucio o impuro”, cuenta la experta, que cree que tradicionalmente la mujer “se ha visto coartada a la hora de expresar sus deseos y entenderse como ser con capacidad de disfrute”. 

El rol secundario de la mujer es una razón de peso, pero el desconocimiento sobre la anatomía femenina, especialmente el clítoris, es “un gran lastre”. Así lo define Tasso, que piensa que este desconocimiento viene “por una falta tanto de educación como de autoexploración”. Si tenemos en cuenta que alrededor del 76% de las mujeres necesitan la estimulación de este órgano dedicado al placer para alcanzar el clímax, es perfectamente comprensible que no conocerlo tenga como consecuencia esa sequía de orgasmos. 

Para la sexóloga francesa este aspecto del sexo es “totalmente diferente” en el caso  las mujeres lesbianas porque es “un autodescubrimiento completo de la anatomía”. “Gracias a que cada vez hay más información y a la popularización de algunos juguetes como el succionador de clítoris, las mujeres empiezan a conocer mejor su anatomía, pero sus parejas hetero no lo hacen, o no le dan la importancia necesaria”, sentencia Tasso. Para ella, parte de este problema se podría solucionar mejorando la comunicación en pareja, pero es otra asignatura pendiente: “Se da por hecho lo que le gusta a la otra persona”. 

El rol del espectador y el ‘imperativo del gozo’

Para Valérie Tasso, que recibe a decenas de mujeres en su consulta, otro problema añadido a la hora de conseguir una vida sexual plena es el conocido como ‘rol del espectador’, es decir, la autobservación durante el sexo, que es más latente en mujeres heterosexuales. “Si durante el sexo no te sientes guapa o estás más pendiente de tu cuerpo o del aspecto que tienes durante una postura, no estás al 100% centrada en tu placer”, explica la sexóloga, que cuenta que todo deriva del “ideal de belleza de nuestra sociedad”. 

En esta sociedad se mercantiliza todo, incluido el placer, y se nos dicta cómo debemos desear, qué debemos desear y cuándo debemos disfrutar
Elena Requena

Por su parte, Elena Requena hace referencia al mundo hipersexualizado en el que vivimos, en el que se “se mercantiliza todo, incluido el placer, y se nos dicta cómo debemos desear, qué debemos desear y cuándo debemos disfrutar”. La experta señala que es imprescindible “salir un poco de la rueda” para intentar conocer el deseo propio y no el impuesto, algo que va en consonancia con el ‘imperativo del gozo’, otro concepto que explica Tasso.

“Lo introduce el psicoanalista francés Jacques Lacan y habla de la sociedad que dice que no puedes para de gozar y que tienes que llegar a toda costa. La realidad es que si no tienes un día no tienes un orgasmo, no pasa nada, y si un día vuelves cansado de trabajar y no te apetece tener sexo, tampoco. Hay miedo al fracaso”, sentencia la sexóloga.

Cómo mejorar la vida sexual 

Ambas expertas coinciden en un ejercicio fundamental: experimentar con el cuerpo y darle importancia al autoconocimiento. “La aceptación de la propia capacidad de disfrute y de deseo como algo inherente a una misma es clave para poder tener una vida erótica satisfactoria”, explica Requena, que recuerda que “esto es aplicable tanto cuando tenemos pareja como cuando no la tenemos”.

Para Tasso experimentar en solitario es imprescindible, y recomienda a las mujeres que tienen grandes dificultades para llegar al orgasmo que prueben a utilizar juguetes como el succionador de clítoris. “Luego animo a usarlo en pareja, un juguete sólo puede ayudar”, sentencia ante la absurda polémica de que el succionador es un sustituto del hombre.

Y si descubrir lo que gusta es importante, saber expresarlo también. “Al final cada una somos las responsables de nuestro propio placer y eso es algo que debemos tener claro, también a la hora de hacer saber a la otra persona qué deseamos”, cuenta Requena. Tasso destaca la comunicación no tiene que ser necesariamente verbal ni hacerse de forma ortopédica en medio del sexo: “Puedes por ejemplo coger las manos y llevarlas a donde quieres que te toquen”.

La francesa insiste en que ante todo “hay que tener tranquilidad y restarle solemnidad al orgasmo”, mientras que Requena apunta que es importante “conseguir momentos de intimidad tanto en solitario como en una relación”.

El papel del feminismo para reclamar el placer de la mujer

La batalla por la igualdad se ha colado en todos los ámbitos de la vida de las mujeres, también a la hora de vivir más abiertamente su sexualidad. “El feminismo, que ha jugado un papel crucial en este tema, aboga por dar a la mujer la capacidad de desear y sentir en igualdad de condiciones”, cuenta Requena, que piensa que las mujeres deben “hacerse responsables y dueñas de sus deseos”. Para ella lo más importante es tener la capacidad de “decidir qué queremos, cuándo lo queremos y de qué forma”.