Por qué la mayoría de las mujeres lo están flipando con el succionador de clítoris

Por qué la mayoría de las mujeres lo están flipando con el succionador de clítoris

Llegar al orgasmo en menos de dos minutos es posible.

La masturbación femenina todavía es un tabú. Lo que para los hombres surge de forma natural nace en silencio para ellas, que se inician más tarde y hablan de ello con menos naturalidad. Por suerte poco a poco las cosas están cambiando y las mujeres empiezan a reclamar abiertamente su placer. Uno de los grandes responsables es el succionador de clítoris.

El juguete se convirtió en la revolución sexual de 2019 y promete orgasmos en menos de dos minutos. Sobre él se han escrito en el último año incontables artículos y columnas de opinión y se han compartido infinidad de publicaciones en Instagram. La ilustradora Moderna de Pueblo dedicó una viñeta al Satisfyer Pro 2, el modelo más popular, y saturó la web durante casi una semana.

El succionador ha terminado con la anticuada idea de que las mujeres solo pueden alcanzar el orgasmo con la penetración y ha puesto el foco en el clítoris, ese órgano con más de 8.000 terminaciones nerviosas únicamente dedicado al placer que todavía es el gran desconocido.

¿Cómo funciona?

Si pensamos en juguetes sexuales el primero que se nos viene a la cabeza es el estilo conejito, aquel del que se enamoraba Charlotte en Sexo en Nueva York y que es de doble estimulación. Una parte para la penetración que alcanza el llamado punto G y otra parte con vibraciones que se centran en el clítoris.

La novedad del succionador no es que estimule únicamente este órgano, sino cómo lo hace. El juguete tiene una boquilla de silicona médica —es fundamental comprobar los materiales— que se coloca alrededor del clítoris y lo estimula a través de ondas de vibraciones y pulsaciones. De esta forma se llega más allá de la superficie del clítoris que tocan los vibradores convencionales y se estimula una zona más amplia.

Como en todo, en el mundo de los succionadores también hay clases. Aunque la mayoría comparten características básicas como que son totalmente sumergibles, se cargan con cable USB y tienen varias intensidades. Pero si echamos un ojo a la letra pequeña, cada uno tiene sus particularidades. Estos son los más populares.

Satisfyer Pro 2

  5d9f3cc5200000d4064ff3ecPLATANOMELÓN

Es el superventas si hablamos de este tipo de juguetes. En la web de juguetería erótica Platanomelón confirman que el 83% de las personas que prueban el Satisfyer consiguen llegar al orgasmo en menos de dos minutos. Es sumergible, recargable y tiene 11 velocidades. Puedes comprarlo en Platanomelón por 59,99 euros.

Este succionador es tan popular que ahora también hay una versión de viaje, el Satisfyer Pro Traveler, más pequeño y para llevar en cualquier bolso o maleta de mano. Puedes comprarlo también por 59,99 euros en Platanomelón.

Sona 2

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El Sona 2 de la marca sueca LELO es el más avanzado del mercado, ya que es el único que funciona con ondas sónicas. Por eso estimula el clítoris un 75% más que el resto de succionadores y lo hace de un forma diferente, provocando un orgasmo progresivo. Sona también es sumergible y recargable, y tiene ocho programas diferentes, con distintas velocidades cada uno. El tacto es ultrasuave y es el más silencioso. Puedes comprarlo en la web de LELO por 99 euros.

Pulpi

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El más desconocido de la lista es Pulpi, cuyo diseño redondeado hace que sea más sencillo de manejar. Al igual que los modelos anteriores, también es sumergible y recargable. Tiene 11 velocidades y estimula el clítoris con ondas expansivas. Puedes comprarlo en la web de Platanomelón por 49,99 euros.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora de LIFE en El HuffPost España, esa sección en la que intentamos contar el lado hedonista de la vida sin dejar de lado otras realidades.

  

Sobre qué temas escribo

Como redactora de LIFE, escribo sobre temas de cultura, moda, belleza o estilo de vida. También he abordado temas de medioambiente, feminismo o sociales, pero donde más cómoda me encuentro es explorando la relación de la moda con otras disciplinas culturales o su impacto social, y sobre todo lo que tenga que ver con el cuidado de la piel.

 

Siempre desde una perspectiva cercana, he tratado cuestiones como la estrategia del Museo del Prado para triunfar a través de sus redes sociales, explicado cómo Melania Trump utilizó su armario como arma política o desmentido bulos relacionados con la protección solar. Es probable que el 80% de los temas que he publicado se hayan escrito mientras sonaban Beyoncé, Oasis y Arctic Monkeys. Además, también me encargo de preparar el boletín de LIFE que enviamos cada sábado intentando resumir la actualidad de la semana.

 

Mi trayectoria

Nací en Vigo en 1992 y desde que tengo uso de razón siempre quise ser periodista. La única excepción fue la época en la que tuve fantasías con ser pintora, pero descarté rápido la idea cuando mis padres me anotaron a clases y me di cuenta de que no era lo mío. Estudié Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde me gradué en 2014 después de pasar un año en Roma que me hizo apreciar todavía más la cultura italiana. Dejé Galicia para mudarme a Madrid en 2015 y cursar el Máster de Periodismo Cultural en la Universidad San Pablo Ceu. Aprendí en Radio Galega y en Pentación Espectáculos, donde descubrí lo que hay detrás de producciones de teatro y de grandes eventos como el Festival de Mérida. Colaboré puntualmente con Guía Repsol o la revista L'Officiel y llegué a El HuffPost en 2016, donde empecé compaginando mi trabajo como redactora de Branded Content con temas para la sección de tendencias, que terminó convirtiéndose en LIFE, donde actualmente soy una de las redactoras. Fui finalista en los Premios Ecovidrio de 2017.

 


 

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