En un país muy alejado de España crearon su primera moneda de curso legal a partir de una española
Todo empezó en 1812.
En 1812, a más de 17.000 kilómetros de España, en una tierra aún por explorar, conocida entonces como Nueva Holanda, se gestaba sin saberlo un curioso episodio de la historia de la moneda.
En Nueva Gales del Sur, la mayor colonia británica en el continente australiano, el gobernador Lachlan Macquarie se enfrentaba al problema de la escasez de moneda metálica que asfixiaba el comercio y la vida diaria de los colonos. Sin embargo, llegó la solución en forma de un ingenioso reciclaje monetario.
Aprovechando la amplia circulación del real de a 8, es decir, del dólar español, una moneda de plata que dominaba el comercio internacional desde el siglo XVIII, Macquarie ordenó la importación de 40.000 reales desde la India británica. Estas monedas, también conocidas como “piece of eight”, habían sido acuñadas principalmente en México y Bolivia bajo dominio español.
Un falsificador perdonado y una idea brillante
Para convertir esos dólares españoles en moneda local, el gobernador recurrió a un personaje singular. se trataba de William Henshall, un falsificador recientemente indultado. Su tarea fue perforar el centro de cada moneda para duplicar el número de piezas disponibles.
El resultado fueron 79.820 nuevas monedas: el “dólar agujereado” (holey dollar), con un valor de 5 chelines, y el “dólar sobrante” (dump), el centro extraído, valorado en 15 peniques.
Ambas piezas llevaban la inscripción “New South Wales 1813” y la inicial “H” de Henshall, insertada entre las hojas del diseño original. Las nuevas monedas comenzaron a circular en 1814
Dichas monedas, marcaron un hito. Eran las primeras monedas acuñadas en Australia, creadas en el improvisado taller ubicado en el sótano de un edificio conocido hoy como La Fábrica, en el centro de Sídney.
Un tesoro escaso y valioso
Aunque la idea fue un éxito momentáneo, en 1822 las monedas fueron reemplazadas por divisas de plata más modernas y, para 1829, dejaron de circular. De las casi 80.000 unidades creadas, hoy se estima que solo sobreviven unas 1.300, de las cuales unas 300 holey dollars y alrededor de 1.000 dumps. Todas, salvo cinco excepciones acuñadas en Potosí, procedían de las casas de moneda españolas en México.
Gran parte de estas monedas raras se encuentran en colecciones privadas o instituciones como el Museo Nacional de Australia, donde se cuenta esta fascinante historia de reciclaje monetario y el pragmatismo colonial.