Cada vez más gente se cuestiona si podemos tener esperanza en el contexto actual de extremismos religiosos, posibles amenazas terroristas y odio visceral al diferente; si podemos alcanzar algún grado de tranquilidad al enterarnos del extendido grado de corrupción política y económica en nuestro país; o si podemos seguir creyendo en el ser humano al ser testigos de la expulsión de nuestro continente de exiliados en estado de necesidad.