Muerte de Alfredo Landa: homenaje al 'landismo' (VÍDEOS, TUITS)

Muerte de Alfredo Landa: homenaje al 'landismo' (VÍDEOS, TUITS)

GTRES

Ha muerto Alfredo Landa. El actor, que tenía 80 años, se convirtió en uno de los símbolos del cine español. Tanto lo fue que de su apellido surgió un subgénero para aquellas comedias de enredos con vocación picantona de los 70, el landismo.

El landismo puede resultar difícil de definir (o de entender para los nacidos en democracia), pero se reconoce hasta en los títulos de las cintas de la época, como No desearás al vecino del quinto (R. Fernández, 1971), El apartamento de la tentación (J. Buchs, 1971), Aunque la hormona se vista de seda (V. Escrivá.1971), París bien vale un moza (P. Lazaga, 1972), ¡Qué noche de bodas, chicas! (F. Merino, 1972), Lo verde empieza en los Pirineos (V. Escrivá, 1973), Manolo la nuit (M. Ozores, 1973), Zorrita Martínez (V. Escrivá, 1975) o Los pecados de una chica casi decente. Esas, entre otras películas de este "crack" como Vente a Alemania, Pepe (1971), frase tan recurrente desde la crisis en titulares y en conversaciones... Lo mismo que sigue ocurriendo, precisamente, con el landismo.

"Me sigo enorgulleciendo del landismo (...). Yo he defendido cosas que... joder, había que echarle cojones, pero las defendía con la verdad, la autenticidad y el respeto", decía hace años en una entrevista con El Mundo. "Defina usted el landismo", le preguntó El País cuando anuncio que Luz de Domingo sería su última cinta, tras más de 130 largometrajes. Y Alfredo Landa contestó:

El landismo es algo prácticamente inalcanzable, porque yo todavía no conozco un rodriguismo ni un martinismo ni un jimenezismo. Haber creado, ahí está, un fenómeno sociológico... ¡Ojo! ¡Viene en el Espasa! ¡Joder, haber conseguido eso! Muchos lo han tomado en el término peyorativo. Yo estoy orgullosísimo. Es algo que lleva uno como bandera. Yo soy el que ha creado el landismo, que era una forma de comportarse, de andar por la vida. El landismo es sinónimo de limpieza, fíjate. Yo era un español medio, que entonces era un tío pequeño, bajito, rechoncho, cabreado y que además se quejaba de que iba a la cama poquísimo. Pero yo emplazo a que alguien vea una película mía y diga: "¡Qué asco!". No. Todo era sonrisa. La gente podía pensar: "Éste es un reprimido, pero me cae bien". Eso siempre ha sido una constante en mi vida artística.

En esta galería, homenaje a algunos momentos del landismo. ¿Recuerdas otros? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!