Cumbre en el Gran Bazar

Cumbre en el Gran Bazar

El principio de acuerdo entre la UE y Turquía pone en cuestión de manera directa el derecho de asilo, que es individual, y que puede disfrutar cualquier persona fuera de su país de origen en caso de persecución política. Contraviene los tratados internacionales en materia de derechos humanos, no respeta la convención de Ginebra y, en consecuencia, la Carta de Derechos Fundamentales de la UE.

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Foto: EFE

La Unión Europea parece estar dispuesta a vender los valores sobre los que está fundada con el único propósito de que Turquía se haga cargo de nuestras obligaciones internacionales, que emanan de las Convenciones ratificadas por nosotros mismos.

El precio del acuerdo, la violación del derecho internacional

El principio de acuerdo entre la UE y Turquía pone en cuestión de manera directa el derecho de asilo, que es individual, y que puede disfrutar cualquier persona fuera de su país de origen en caso de persecución política. Contraviene los tratados internacionales en materia de derechos humanos, no respeta la convención de Ginebra y, en consecuencia, la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, ni la convención sobre los derechos del niño.

Ayer mismo también ACNUR se manifestó expresando que la expulsión colectiva de extranjeros de un país a un tercero está prohibida por la legislación europea e internacional. Masivas devoluciones en caliente, devoluciones exprés, inspiradas en la gestión de España de sus fronteras en Ceuta y Melilla.

Prohibimos a los solicitantes de asilo la entrada por mar y hemos cerrado la ruta de los Balcanes, pero  además, la frontera de Turquía con Siria sigue cerrada, y los solicitantes de asilo sirio que huyen de Alepo se encuentran desamparados en una ratonera. El preacuerdo genera bastantes efectos en relación a la migración irregular y los solicitantes de asilo. ¿Por qué hay que reenviar sirios a Turquía para readmitirlos luego? Si de lo que se trata es de acabar con las mafias que trafican, la mejor manera es habilitar una vía legal y segura para llegar.

Turquía, un país seguro al que el Parlamento no quiere viajar

La Unión Europea quiere deportar a Turquía a los refugiados que han puesto su vida en riesgo en alta mar intentando llegar a Grecia. Lo más interesante de este mecanismo es la consideración de Turquía como país seguro, precisamente en estos momentos en que el conflicto entre el Gobierno y el PKK pasa por su peor momento, con decenas de miles de desplazados, tanques disparando a centros urbanos, barricadas en las calles, toques de queda y estado de emergencia. Es tan segura la situación en el país que ni tan siquiera el Parlamento ha querido viajar a la zona por la escalada de violencia de los últimos meses.

Premio al retroceso democrático de Turquía con una aceleración de su proceso de adhesión a la UE

La Unión Europea ha decidido ponerse una venda en los ojos frente al grave retroceso democrático que vive Turquía, y que ello no sea impedimento para sus propios intereses. Ni una mención en el preacuerdo. Un país que no cuenta con libertad de expresión tras el cierre de varios medios de comunicación críticos con el Gobierno durante la campaña electoral, y que el sábado, a tan sólo dos días de la cumbre, osa asaltar por la fuerza la redacción del diario Zaman, el más leído del país. Cabe recordar que hay 32 periodistas encarcelados, 104 periodistas más están bajo custodia y casi 800 periodistas tienen prohibición de publicación.

Se ha prometido una liberalización de visados para el mes de junio, pero sabemos ya que Turquía no va a cumplir ninguno de los requisitos para entonces. Cualquier Estado que desee convertirse en miembro de la Unión debe respetar nuestros valores con el fin de ser considerados elegibles para la admisión. Entre ellos, la libertad, democracia, igualdad, los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Turquía está cada vez más lejos de ello. Para ejercer presión y que Turquía se vea forzada a poner en línea su legislación con los valores de la UE, la única herramienta de que disponemos es la apertura de los capítulos 23 y 24. Si no, estaremos dando un cheque en blanco, a pesar de saber que no hay ninguna base para creer que Turquía avance. Esta debe ser una exigencia indispensable.

Reasentamiento y cuotas obligatorias

La repartición de refugiados entre los países europeos según las cuotas pactadas hace sólo unos meses todavía no se ha producido. A España han llegado 18 refugiados. Varios países rechazaron este sistema y se negaron a aplicarlo y no ha habido ninguna sanción para ellos.  ¿Cómo va a cumplir Turquía con sus compromisos tras la impunidad con la que la UE ha actuado con sus propios miembros ante su incumplimiento?

La cumbre entre la UE y Turquía, a ojos de los ciudadanos europeos, ha parecido tener lugar en el Gran Bazar de İstanbul. En los últimos días hemos asistido a un episodio bochornoso, de regateo constante de derechos y a la venta de nuestros valores a cambio de que se hagan cargo de la gestión de la crisis migratoria y de nuestras fronteras. El Parlamento Europeo debe oponerse a este supuesto preacuerdo, que lo único que pretende es desesperar a la gente que huye de la guerra y la violencia, diciéndoles: "En Europa no seréis recibidos, no vengáis". La respuesta debería ser un sistema de asilo europeo, un mecanismo permanente de reubicación para repartir el esfuerzo de acogida, y un corredor humanitario para la llegada de refugiados que evitara más muertes.