El beneficio de observar jardines japoneses para la demencia

El beneficio de observar jardines japoneses para la demencia

Es de bajo coste y puede mejorar la calidad de vida de estas personas.

Ryoan-ji.Ed Freeman via Getty Images

Las demencias como el alzhéimer, que afectan a tantas personas en el mundo, son enfermedades complejas con muchos parámetros. Por tanto, la farmacología no es la única manera de aliviar los síntomas. Un nuevo estudio ha demostrado que observar jardines japoneses es un estímulo visual que mejora el estrés psicológico, la capacidad de lenguaje y la memoria en personas con alzhéimer.

Las enfermedades del cerebro como el alzhéimer son incurables. Se prueban con frecuencia nuevos medicamentos, pero el abordaje es tan complejo que no se puede concebir una única diana para tantos blancos distintos que atacar.

Entre los abordajes alternativos para tratar esta demencia están los masajes en los pies, la musicoterapia, el ejercicio físico, la horticultura y la interacción con la naturaleza.

El cerebro humano se forjó y evolucionó en el medio natural. El medioambiente forjó su estructura y desarrollo, por lo que se asocia también a su bienestar y preservación.

El contacto con jardines es una actividad muy beneficiosa para las personas con demencias. En este sentido, se ha demostrado que los ambientes naturales promueven la mejora mental en mayor medida que los ambientes urbanos.

Cuando imaginamos un jardín solemos centrarnos en un espacio exterior con plantas ornamentales donde las personas pueden pasear. 

En el caso del jardín japonés tradicional el concepto es algo distinto. Este tipo de jardines están pensados para poderse disfrutar desde el interior, ya que pretenden ofrecer una estimulación memorística visual en un escenario en miniatura.

Como ejemplo, el jardín Zen japonés más famoso de Kyoto (el Ryoan-ji) está tan solo compuesto de 15 piedras pequeñas con arena blanca. Se pretende evocar elementos naturales de islas en el océano en combinación con montañas que sobresalen por encima de las nubes. Su objetivo es calmar la mente.

Algunos estudios científicos han demostrado que además el estímulo visual complejo que estos jardines generan puede tener efectos en personas con demencia senil.

En un nuevo estudio científico efectuado en Japón, construyeron dos jardines japoneses de bajo coste en sendos centros hospitalarios para el cuidado de los mayores con demencia senil.

Para su creación utilizaron bambú, azaleas, piedras y algunos árboles como el arce, olivos y ciruelos que mantuvieron en tamaño miniatura para reducir el espacio. Procuraron no utilizar plantas que requirieran atención y cuidados.

Posteriormente, invitaron a los mayores residentes de estos centros a contemplar estos jardines dos veces por semana durante 15 minutos. Algunas de estas personas sufrían un grado de alzhéimer avanzado. Durante el tiempo de contemplación, los mayores eran acompañados por sus cuidadores que anotaban observaciones sobre la reacción y actitud de los pacientes. Los cuidadores se limitaban a acompañar, y tan solo respondían a conversaciones si el paciente decidía expresarse. De lo contrario, permanecían en silencio. 

Una de las observaciones tras la contemplación fue que los que observaban el jardín reducían y acompasaban sus pulsaciones. También mejoraban su actitud, y con frecuencia entablaban espontáneamente una conversación evocando historias de su pasado, basado en la evocación abstracta que este tipo de jardín generaba en la mente de las personas. Con las visitas progresivas, se constataba que las personas presentaban una mejor atención y volvían con más facilidad a recuerdos episódicos de su pasado.

Por otra parte, el efecto beneficioso era similar en personas con distintos grados de alzhéimer (desde menos avanzados a los más avanzados).

Los cuidadores constataron que en las visitas sucesivas las personas eran más proclives a proponer alguna actividad, como preparar el té o reiniciar clases de inglés. En general, aunque eran ejemplos puntuales se constataba que los mayores participantes del estudio tenían mejor humor y eran más participativos.

Los investigadores del estudio concluyen que la observación de jardines podría incluirse en los planes terapéuticos de los pacientes con demencia. Es de bajo coste y puede mejorar la calidad de vida de estas personas.

Como vivo cerca del mar, me pregunto si se hiciera un estudio similar en la contemplación del gran azul se podrían llegar a conclusiones similares.

Para saber más, visita mi blog: www.raquelmarin.net 

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Raquel Marín es neurocientífica y catedrática de Fisiología. Coordina el grupo de investigación de «Señalización celular en enfermedades neurodegenerativas», de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, en la que también da clases. Estudió Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Autónoma de Madrid, y fue allí donde se inició en la investigación médica. Máster y doctora en Biomedicina por la Universidad Laval de Quebec, sus tesis se centraron en investigar el sistema nervioso. Con posterioridad, y antes de llegar a La Laguna, trabajó en la Universidad Rockefeller de Nueva York. Investigadora de excelencia Ramón y Cajal durante cinco años, a lo largo de toda su carrera académica y profesional ha centrado su línea de investigación fundamentalmente en enfermedades neurodegenerativas asociadas al envejecimiento. Es autora de varias monografías y de casi un centenar de artículos científicos publicados en revistas internacionales referentes de su ámbito de estudio, ponente invitada en una treintena de congresos internacionales y conferenciante y divulgadora científica. Ha recibido el Premio a la Mujer Investigadora en Biomedicina en la Universidad Laval (Canadá), el Premio de Investigación Agustín de Bethencourt de la Fundación Caja Canarias, la Medalla Europea al Trabajo de Economía y Competitividad, y la Medalla de Honor del Instituto de Ciencias Forenses (Barcelona). En su página www.raquelmarin.net escribe un blog de divulgación sobre el cerebro, la nutrición y recetas neurosaludables. Dale vida a tu cerebro es su primer libro de divulgación, que tras cinco meses desde su publicación ha entrado en su 3ª edición.