Un feminicida en su camino

Un feminicida en su camino

Cristina Rivera Garza cuenta en 'El invencible verano de Liliana' el asesinato machista de su hermana en 1990, por el que todavía no se ha hecho justicia.

Cristina Rivera GarzaPIA RIVEROLA

Antes de que su exnovio la matara, Liliana Rivera Garza no era consciente del inminente peligro que corría. Tampoco lo sabían sus padres, ni su hermana Cristina, porque en 1990, cuando Liliana fue asesinada con 20 años, no existía un lenguaje que pusiera palabras a esa “violencia que la seguía de cerca”, a esa “manipulación, control y vergüenza” que sufría. 

Para la sociedad mexicana, en la que se crió la familia Rivera Garza, lo de Liliana no fue un asesinato machista, sino un crimen pasional, pues tuvieron que pasar 22 años hasta 2012— para que el Código Penal incluyera el delito de feminicidio.

Contar una historia así no es fácil, ni siquiera teniendo los términos. La escritora Cristina Rivera Garza ha logrado hacerlo treinta años después del asesinato de su hermana pequeña, en El invencible verano de Liliana (Literatura Random House).

Para ello ha tenido que enfrentarse a un “duelo mezclado de culpa y vergüenza” y, de nuevo, también al lenguaje. “Era bien difícil contar una historia compleja, digna, de una mujer como la que perdimos, con un lenguaje que insistía en culparla a ella y en exonerar al depredador con el pretexto de lo que entonces se describía como crimen pasional”, explica Rivera Garza a El HuffPost por videoconferencia.

Era bien difícil contar una historia compleja, digna, de una mujer como la que perdimos, con un lenguaje que insistía en culparla a ella y en exonerar al depredador

El asesinato de Liliana no sólo no fue tratado como un asesinato machista, sino que el presunto feminicida, Ángel González Ramos, contra el que se emitió una orden de aprehensión, huyó, y las autoridades mexicanas pidieron dinero a la familia de Liliana si querían que se siguiera con la investigación. El expediente del caso está ahora desaparecido, y el supuesto asesino, prófugo desde hace tres décadas.   

Por eso Cristina Rivera Garza concibe su libro como “la versión literaria” del expediente del feminicidio de su hermana, “como el hilito de Ariadna que ojalá tenga la fuerza de conducirnos hacia esa justicia que anhelamos, que Liliana merece y que todas merecen”. 

  'El invencible verano de Liliana'LITERATURA RANDOM HOUSE

El invencible verano de Liliana contiene, además, algo muy valioso: la voz de Liliana, recuperada de los centenares de notas y cartas que a diario escribía para sí misma y para sus amigos, y que la hermana mayor se atrevió a abrir treinta años después. “Ahí vi la riqueza de su voz, la estaba oyendo, ya no tenía que construirla yo a través de la ficción”, cuenta la autora. “Si no hubiera encontrado la caja de las pertenencias de mi hermana, nunca habría podido escribir este libro”, dice.

Una chica libre lidiando con el peor peligro que corren las mujeres

Pero el hallazgo del archivo personal de Liliana fue clave por otro motivo. Cristina Rivera Garza no quería que la historia de su hermana —una apasionada estudiante de arquitectura de 20 años— quedara reducida al crimen y al sufrimiento ejercido por un maltratador. Y al abrir las cartas de Liliana, aparte de revivir la herida, la escritora volvió a entrar en contacto con el mundo “luminoso y lleno de afecto” de su hermana.

“En ese momento Liliana tenía la vida por delante, y acercarme a esa otra faceta me llenó de una profunda alegría... saber que mi hermana fue feliz, que a pesar de las difíciles circunstancias que pasó fue capaz de construir una gran comunidad a su alrededor, de tener amigos y amigas muy cercanos, que fue capaz de enamorarse de otra manera de otros chicos”, enumera Rivera Garza.

Saber que mi hermana fue feliz, que a pesar de las difíciles circunstancias que pasó fue capaz de construir una gran comunidad a su alrededor, me llenó de una profunda alegría

La autora de Nadie me verá llorar quería “que los lectores también vieran eso”. “Hay una tristeza y una rabia fundamental, sí, pero también está esta muchacha en la flor de la vida, con todas sus posibilidades, y con la profunda alegría que da ver a alguien crecer en libertad, que es lo que Liliana intentó”, señala. 

En el libro también aparece esa gran comunidad de amigos alrededor de Liliana, que aunque perdieron contacto con los años —“la violencia hace eso: nos dispersa”—, todavía guardan recuerdos muy vívidos de la joven estudiante. “Para mí era muy importante tener esa serie de voces, esas capas, que pudieran entregarme a mí y a los lectores a una Liliana compleja, no a una víctima pasiva de sus circunstancias, sino a una chica libre, que estaba tratando de lidiar con uno de los peligros más grandes que corremos las mujeres, que es estar cerca de un feminicida”, afirma Rivera Garza. 

La “guerra desatada contra las mujeres” en todo el mundo

La escritora cita a las diez mujeres que se matan cada día en México, o a las 12 asesinadas en España en el último mes, para hablar de “una guerra desatada contra las mujeres, no sólo en México, sino a nivel mundial”. “Cada país tiene su modalidad y sus cifras, pero a lo que nos estamos enfrentando es común, y está anclado, creo yo, en las economías extractivas que dominan el mundo, y que se valen de la explotación de los más débiles, en las condiciones más precarias, entre ellas las mujeres, lo cual abre la puerta a un sinfín de violencia”, sostiene.

La situación es “alarmante”, asegura Rivera Garza, pero también considera “cruciales” los pasos que se han dado en los últimos años desde los colectivos feministas para “parar esta guerra”. La escritora menciona la “organización”, las “formas distintas de contar” y “la toma de los espacios públicos” como parte de esos logros.

No vimos el peligro porque nadie lo veía, porque nadie lo quería ver, porque había todo un sistema alrededor para ocultar esta violencia

A ese espacio público pudo entrar Liliana por primera vez en la pasada manifestación del 8 de marzo en México, con un cartel y una pintada con su nombre en los que se pedía justicia. Cristina Rivera Garza lo recuerda como un momento “tremendo”. “Era la primera vez que Liliana entraba a la plaza pública; era la primera vez que su nombre se unía al nombre de tantas mujeres masacradas en México”, dice emocionada. “No conduce a que el duelo se acabe, sino a una forma distinta de vivirlo mucho más acompañada, mucho más articulada con otras”, explica.

Rivera Garza lamenta que apenas se hable de este dolor, y describe la “naturaleza perversa” del duelo que viven las personas que, como su familia, han perdido a un ser querido por un “acto horrísono de violencia”. “Estos duelos van muy acompañados de la culpa y de la vergüenza, porque es imposible no sentir esta cuestión de: ‘¿Cómo es que no vimos algo así?’”, plantea. “Después ya he entendido que no lo vimos porque nadie lo veía, porque nadie lo quería ver, porque había todo un sistema alrededor para ocultar esta violencia original, fundamental, estructural, del mundo en el que vivimos”, señala. La propia familia del presunto asesino también prefirió encubrirle, y el sistema lo mantiene impune, como a tantos otros agresores y asesinos machistas.

Allí donde la justicia no llega

El duelo de la familia Rivera Garza está, por tanto, incompleto. “La pena nunca se va a acabar, la curación no existe mientras no exista justicia”, sentencia la escritora.

Además de escribir este “libro activista” en busca de justicia, Cristina Rivera Garza creó hace un mes una cuenta de correo electrónico, elinvencibleveranodeliliana@gmail.com, para recopilar información del presunto feminicida, Ángel González Ramos.

Liliana hasta el último momento pensó que podía ganarle al patriarcado, pero sola no es posible

“Necesitamos organizarnos realmente y construir alianzas para poder ganar, enfrentarnos a la malevolencia y a la terrible violencia del patriarcado”, sostiene la escritora. Ella está convencida de que su hermana “hasta el último momento pensó que podía ganarle al patriarcado”, pero “sola no es posible ganarle”, y faltó “ese lenguaje que nos indicara la situación de letalidad en la que se encontraba”.

Rivera Garza no descarta escribir una segunda parte del libro, quizá titulada ‘Un feminicida en tu camino’, en referencia a la popular performance de Lastesis Un violador en tu camino“Voy a darle tiempo y a hacer investigación, por supuesto, pero no hay que darle la paz a ese presunto responsable”, advierte. “Tiene que enfrentar a la justicia dondequiera que esté”.

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es