Víctor Gutiérrez: "En el deporte sigue habiendo barra libre para la LGTBIfobia"

Víctor Gutiérrez: "En el deporte sigue habiendo barra libre para la LGTBIfobia"

El waterpolista y político del PSOE relata el calvario que vivió en su infancia por ser gay: "Pensé que la enfermedad de mi padre era un castigo divino por mi orientación sexual"

“Me consideraba una abominación. Alguien enfermo que se merecía todo lo malo que le pasase”. Con este crudo recuerdo de su infancia, Víctor Gutiérrez escarba en su pasado con el canto triste de alguien que durante años se ha negado a sí mismo. Llegó a ser un deportista de élite, triunfó en el waterpolo e incluso formó parte de la selección española en las principales competiciones. Una laureada carrera deportiva que a muchos les provocaría envidia. Pero en su interior, Víctor se odiaba. Sus esfuerzos quedaban concentrados en intentar ocultar esa realidad que intentaba abrirse camino a golpe de sentimiento. Sabía desde muy pequeño que era homosexual, pero el miedo a ser diferente le precipitaron a una oscuridad emocional de la que fue muy difícil escapar. 

Hoy, Víctor es secretario de Políticas LGTBI en el PSOE, salió del armario de forma mediática protagonizando la portada de una conocida revista y acaba de publicar un libro (“Balón amarillo, bandera arcoíris”) donde hace una regresión para mostrar sin pudor el terrible mundo de contradicciones, miedos y soledad que le tocó vivir.

En él, Victor cuenta que se refugió en el deporte para encontrar el aplauso que él mismo se negaba. Pero también habla de la discriminación que siguen sufriendo numerosos deportistas en los vestuarios y el poco apoyo que las instituciones dan a la lucha contra la LGTBIfobia. El HuffPost charla con él para detallar ese duro viaje a su infancia, la homofobia actual en el mundo del deporte y la “piscina llena de tiburones” que es la política, el nuevo reto al que se enfrenta este madrileño de 31 años acostumbrado a ganar.

  El waterpolista y político Víctor Gutiérrez Sergi González

- Llama la atención que te dediques el libro a ti mismo. Concretamente, a tu yo de ocho años porque, por entonces, te avergonzabas de lo que eras e intentabas ocultarlo. ¿Crees que los niños de ahora también se pueden sentir solos y se odian a sí mismos al descubrir su orientación sexual?

- La sensación de soledad, vergüenza y rechazo es intergeneracional.  Afortunadamente, cada vez es más fácil ser una persona LGTBIQ+ en España. Tenemos más recursos, la sociedad está más sensibilizada... Pero eso no quita para que haya niños y niñas que, en cuanto tienen conocimiento de quiénes son, sigan sintiendo ese sensación de soledad y miedo.

- ¿Cómo crees que hubiera sido tu infancia hoy?

- Seguramente no hubiese sido tan duro conmigo mismo si ahora fuera adolescente. Yo me sentía solo porque no había ningún referente homosexual en la televisión, que era mi ventana al mundo. Los niños y adolescentes de ahora sí cuentan con referentes en medio audiovisuales, cine, series, política, deportes, medios de comunicación...  Eso me hubiera facilitado mucho el entendimiento y el abrazo a mí mismo que no me daba.

- Llegaste a creer que la enfermedad por la que acabó muriendo tu padre era un “castigo divino” por tu homosexualidad. ¿Alguna vez tuviste ideas suicidas? ¿Has necesitado ayuda psicológica?

- A pesar de todos esos sentimientos de culpabilidad, nunca he necesitado ayuda psicológica porque mi terapia era el deporte. Yo me transformaba cuando entraba en la piscina y me sentía respetado por mis compañeros y mis rivales. El título de mi libro (“Balón amarillo, bandera arcoíris”) cuenta eso: el deporte no sólo me ha dado todos los valores que tengo hoy en día, sino que también ha actuado de chaleco salvavidas cuando más lo necesitaba.

- Insisto: ¿llegaste a tener pensamientos suicidas?

- No, afortunadamente. Yo me dediqué a reprimir toda esa parte de mí que no me gustaba con la esperanza de que se me pasase.  Un día escuché a un mal llamado psicólogo (Aquilino Polaino) decir que lo mío se podía curar a través de una terapia. Y durante mucho tiempo tuve la esperanza de que, cuando llegara a ser adulto, haría la terapia y me curaría. Mientras tanto, me dediqué a esconder esa parte que tan poco me gustaba de mí.

  El waterpolista y político Víctor GutiérrezSergi González

- ¿Qué derechos y libertades en el marco LGTBIQ+ faltan por conseguir actualmente?

- Faltan muchos derechos y libertades. Los índices de suicidio de los menores LGTBIQ+ son altísimos. Las personas trans sufren una tasa de desempleo del 80% y la mayoría ha sufrido violencia física. Además, hay muchos chicos y chicas que tienen miedo a la hora de enfrentarse a una conversación con sus padres para decir que son homosexuales. Así que mientras haya una persona en este país que tenga miedo y vergüenza por ser quien es, queda mucho por hacer.

- Hoy parece que salir del armario para un niño o adolescente es coser y cantar. Pero no es tan fácil, ¿verdad? ¿Qué consejos le darías tú a alguien que quiere salir del armario pero no se atreve?

- Le diría que no está solo. Y que la vida es demasiado corta y maravillosa como para vivirla encerrado dentro de un armario. Merece la pena vivir sin miedo.

- En tu caso, fue tu madre la que prácticamente te obligó a salir del armario... 

- Sí, ella me empujó fuera del armario (ríe). En cuanto tuvo sospechas de que podía ser homosexual, forzó una conversación conmigo para que yo lo dijera. Fue muy importante su apoyo, pero quizá no fue la forma correcta de hacer las cosas. Es mejor crear un entorno seguro para que la persona implicada se sienta cómoda para dar el paso. Es muy peligroso forzar una conversación sin saber si la persona está preparada para ello.

- En el libro cuentas que te autovigilabas para no parecer amanerado. ¿Hemos superado el estigma del amaneramiento? ¿Los propios gays son plumófobos?

- No lo hemos superado, por supuesto. La homofobia es una cara más del machismo. Cuando a mí alguien me dice que soy ‘maricón’ lo que quiere decir es que soy menos hombre que él. Y claro que hay plumofobia: todo lo que sale de la heteronormatividad es una diana para insultar y humillar. Y de la educación que hemos recibido no se escapa nadie: por supuesto que hay mujeres machistas u homosexuales homófobos y plumófobos. Existen hombres que no quieren a su lado nada que se salga de esa masculinidad mal entendida.

- ¿Y el mundo del deporte es homófobo?

- Por supuesto. Mira, hoy en día por desgracia sigue habiendo racismo en el fútbol. Pero cuando hay un episodio de racismo se imponen sanciones, se cierran los estadios, se hacen campañas contra el racismo... En definitiva, hay una maquinaria funcionando para erradicar el racismo en el deporte. Pero, ¿y con la LGTBIfobia? Barra libre. No se recoge en las actas arbitrales, no hay campaña de sensibilización... Es decir, no se trabaja de igual manera una realidad y otra y esos comportamientos, al final, se acaban produciendo.

- El deporte fue tu refugio para encontrar el aplauso que te negabas. ¿Conoces la identidad de deportistas de élite que no se atreven a salir del armario?

- Sí. Ha habido deportistas que se han acercado a mí para pedirme consejo y ayuda. Eso te hace darte cuenta del sufrimiento que genera hoy en día tener una sexualidad diferente. En la medida de lo posible he intentado tender la mano a esos deportistas, de intentar empoderarles... Pero cada persona es un mundo y no siempre es fácil.

- ¿Cuándo saldrá un futbolista de primera o segunda división en el armario?

- Ojalá me equivoque, pero queda bastante para eso. Los clubes de fútbol y la Liga funcionan como una marca que tienen que vender en todo el mundo, y a día de hoy el fútbol no es un espacio seguro. ¿Hay protocolos de actuación cuando se producen cánticos homófobos? ¿Hay programas de educación desde el deporte base para enseñar valores de respeto, tolerancia y diversidad? No, y así es muy difícil que un jugador salga del armario.

  El waterpolista y político Víctor Gutiérrez Sergi González

- ¿Por qué Víctor Gutiérrez entra en política?

- Tomé la decisión a raíz de la irrupción de Vox en el Parlamento de Andalucía, hace cuatro años. Sus mensajes y sus discursos empezaron a calar en la sociedad y hubo un repunte en las agresiones por LGTIfobia. Eso me hizo pensar que tenía que dar un paso adelante. Llevaba años haciendo activismo, pero la política es el lugar donde se pueden cambiar las cosas.

 

- ¿Te sentarías con miembros de Vox para discutir sobre temas LGTBIQ+?

- Vox nos demuestra cada día que, además de no tener nada en la agenda LGTBIQ+, pretende recortar nuestros derechos e involucionar. Yo me sentaría encantado con cualquier persona que quisiese que los derechos humanos avanzasen, pero con alguien de Vox es como darse cabezazos contra la pared.

- Adriana Lastra es tu ‘madrina’ en la política. ¿Cómo la defines?

 

- Es una persona con mucha fortaleza y personalidad. Representa de forma muy clara los valores del socialismo y, para mí, es todo un referente.

- ¿Crees que la ley trans saldrá adelante tal cual está en el borrador o habrá modificaciones?

- Ahora se abre un periodo de enmiendas y se va a intentar mejorar el documento. Pero la ley tiene un compromiso orgánico y programático del partido y se lleva muchos años trabajando para que finalmente salga adelante.

- Pero Carmen Calvo fue portada en un periódico el otro día criticando la ley al decir que puede destrozar la legislación sobre Igualdad...

- El PSOE es un partido gigante y hay diferentes opiniones. Más que valorar lo que puede decir Carmen, lo que me toca a mí es decir dónde está el partido. Y el partido está en lo que se aprobó en el 40 Congreso celebrado en Valencia. Nuestra hoja de ruta es que esta ley sea una realidad y que las personas trans gocen de una protección que llevamos muchos años reclamando.

- ¿Por qué son erróneas las tesis de las TERF?

- Las personas trans son mujeres. No hay debate en eso. Cada uno es libre de defender sus ideas desde el respeto, pero me duele que se nos olvide que en el centro de este debate hay personas que necesitan nuestras políticas para que sus vidas sean mejores. El PSOE siempre tiene que estar con el colectivo LGTBIQ+ y, muy especialmente, con las personas más vulnerables del colectivo, que son las personas trans.

- ¿Hay más fair play en el deporte o en la política?

- Muchísimo más en el deporte. Yo estoy en dos piscinas: una con jugadores y dos porterías, y otra llena de tiburones (ríe).

- Lo digo porque se ha publicado que hay feministas que quieren echarte del PSOE por defender la ley trans. ¿Es así?

 

- No creo. Me siento apoyado por parte del partido y por las feministas de la organización. La política es un mundo complicado que requiere tener mucha personalidad y aguantar mucha presión, pero también te digo que el deporte me ha preparado para soportar situaciones así. Cuando decidí entrar en política sabía dónde me metía, pero estoy convencido del trabajo que estoy haciendo y de que tengo el respaldo del partido.

- ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar en política?

- Creo que soy útil en la política y me gustaría dejar mi huella intentando cambiar la vida de las personas. Lo que pueda pasar en el futuro ya no depende de mí.

  El waterpolista y político Víctor GutiérrezSergi González

- Si tuvieras ahora al lado a ese Víctor de ocho años lleno de miedos e inseguridades por lo que era, ¿qué le dirías ahora?

- Que no está solo. Y eso que ahora tanto le avergüenza se va a convertir en su bandera. Le diría que fuera feliz, que esté orgulloso y que lo vamos a conseguir.

 

 
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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es redactor de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es