No es ni una rata ni un ratón: es común en España y si la ves en tu jardín actúa de inmediato
Puede pasar desapercibido, pero causa graves daños en huertos y jardines.

Su aspecto recuerda al de una rata, sus hábitos se asemejan a los de un topo y su presencia puede poner en peligro a todo un jardín. Se trata de la rata de agua, un roedor común en España que, aunque es a menudo confundido con otros animales, tiene una capacidad destructiva considerable.
Este pequeño mamífero, que puede alcanzar los 25 centímetros de longitud y posee una cola de hasta 15 centímetros, excava túneles subterráneos que debilitan el suelo y afectan gravemente a las plantas.
Aunque es principalmente nocturno y difícil de detectar a simple vista, sus efectos son visibles rápidamente ya que provoca graves desastes en los jardines y cultivos como: raíces destruidas, cultivos dañados y zonas ajardinadas arrasadas.
Apariencia engañosa, consecuencias reales
La rata de agua es muy sigilosa, sus madrigueras suelen quedar ocultas, y esto hace que su actividad pase desapercibida hasta que ya ha causado daños importantes.
A pesar de ser considerada una plaga en zonas rurales o ajardinadas, es importante recordar que este animal está parcialmente protegido, por lo que no se deben emplear métodos agresivos o letales para combatirlo. Para ello, Existen estrategias sencillas, ecológicas y legales para ahuyentarla sin perjudicarla.
Métodos naturales y efectivos para repelerla
- Inundar sus madrigueras con agua, añadiendo unas gotas de aceite de lavanda, un olor que las repele de forma eficaz.
- Plantar hierbas aromáticas como la menta, el ajo o la caléndula alrededor de los parterres: su olor actúa como barrera natural.
- Clavar estacas metálicas en la tierra y colocar botellas o latas de plástico vacías sobre ellas. Con el viento, emiten ruidos molestos para estos roedores, lo que los disuade de cavar en esa zona.
Una amenaza silenciosa para los jardines
Aunque no representa un riesgo directo para las personas, la rata de agua puede alterar gravemente el equilibrio de un jardín o un pequeño huerto. Su actividad subterránea afecta a la estructura del suelo, pone en riesgo las raíces de las plantas y puede ser un verdadero quebradero de cabeza para los amantes de la jardinería.
La prevención y el uso de métodos naturales son la mejor forma de mantenerla lejos, respetando siempre el medio ambiente y la normativa de protección animal vigente.
