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Este fue el rey español que puso de moda tener ese cuadro en casa que nadie realmente quiere

Este fue el rey español que puso de moda tener ese cuadro en casa que nadie realmente quiere

Empezaron siendo pinturas exclusivas para las élites.

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Empezaron siendo pinturas exclusivas para las élites.

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Empezaron siendo pinturas exclusivas para las élites.

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Empezaron siendo pinturas exclusivas para las élites.

Ilustración de grabado antiguo del Monte VesubioGetty Images

A mediados del siglo XVIII, la fascinación europea por el mundo clásico y los descubrimientos arqueológicos coincidió con un fenómeno cultural que marcaría la decoración interior durante generaciones. 

En el centro de este movimiento estuvo Carlos III, quien, durante su reinado como monarca de Nápoles y más tarde de España, impulsó las excavaciones en Pompeya y Herculano, sepultadas siglos antes por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.

Aunque fue una catástrofe natural, la erupción del Vesubio acabaría teniendo un impacto duradero en la historia del arte. Siglos después, la recuperación de las ciudades romanas enterradas desató un nuevo interés por el pasado clásico. Este evento se plasmó en la popularización de las vedutas, pinturas de paisajes que retrataban ruinas volcánicas y escenas arqueológicas.

La moda de las vedutas

Según explicó la historiadora Ana Velasco en la cadena Cope, Carlos III desempeñó un papel fundamental en la promoción de esta corriente. Las vedutas se convirtieron en objetos de prestigio entre los viajeros de la travesía de iniciación a las ciudades más importantes de Europa conocido como Gran Tour, especialmente entre aristócratas e intelectuales que deseaban mostrar su conexión con la cultura y la historia clásica.

Inicialmente reservadas para las élites, estas pinturas se convirtieron en una referencia común europea. Con el tiempo, los paisajes pintados dejaron de ser un símbolo exclusivo del saber ilustrado y comenzaron a ocupar un lugar común en la decoración doméstica.

La tendencia impulsada por la admiración por las ruinas romanas y fomentada por Carlos III ha dejado huella en el interiorismo moderno. La presencia de cuadros con paisajes en los hogares actuales encuentra parte de su origen en este episodio histórico, donde arte, arqueología y naturaleza se mezclaron para definir un nuevo canon estético europeo.

A mediados del siglo XVIII, la fascinación europea por el mundo clásico y los descubrimientos arqueológicos coincidió con un fenómeno cultural que marcaría la decoración interior durante generaciones. 

En el centro de este movimiento estuvo Carlos III, quien, durante su reinado como monarca de Nápoles y más tarde de España, impulsó las excavaciones en Pompeya y Herculano, sepultadas siglos antes por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.

Aunque fue una catástrofe natural, la erupción del Vesubio acabaría teniendo un impacto duradero en la historia del arte. Siglos después, la recuperación de las ciudades romanas enterradas desató un nuevo interés por el pasado clásico. Este evento se plasmó en la popularización de las vedutas, pinturas de paisajes que retrataban ruinas volcánicas y escenas arqueológicas.

La moda de las vedutas

Según explicó la historiadora Ana Velasco en la cadena Cope, Carlos III desempeñó un papel fundamental en la promoción de esta corriente. Las vedutas se convirtieron en objetos de prestigio entre los viajeros de la travesía de iniciación a las ciudades más importantes de Europa conocido como Gran Tour, especialmente entre aristócratas e intelectuales que deseaban mostrar su conexión con la cultura y la historia clásica.

Inicialmente reservadas para las élites, estas pinturas se convirtieron en una referencia común europea. Con el tiempo, los paisajes pintados dejaron de ser un símbolo exclusivo del saber ilustrado y comenzaron a ocupar un lugar común en la decoración doméstica.

La tendencia impulsada por la admiración por las ruinas romanas y fomentada por Carlos III ha dejado huella en el interiorismo moderno. La presencia de cuadros con paisajes en los hogares actuales encuentra parte de su origen en este episodio histórico, donde arte, arqueología y naturaleza se mezclaron para definir un nuevo canon estético europeo.

A mediados del siglo XVIII, la fascinación europea por el mundo clásico y los descubrimientos arqueológicos coincidió con un fenómeno cultural que marcaría la decoración interior durante generaciones. 

En el centro de este movimiento estuvo Carlos III, quien, durante su reinado como monarca de Nápoles y más tarde de España, impulsó las excavaciones en Pompeya y Herculano, sepultadas siglos antes por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.

Aunque fue una catástrofe natural, la erupción del Vesubio acabaría teniendo un impacto duradero en la historia del arte. Siglos después, la recuperación de las ciudades romanas enterradas desató un nuevo interés por el pasado clásico. Este evento se plasmó en la popularización de las vedutas, pinturas de paisajes que retrataban ruinas volcánicas y escenas arqueológicas.

La moda de las vedutas

Según explicó la historiadora Ana Velasco en la cadena Cope, Carlos III desempeñó un papel fundamental en la promoción de esta corriente. Las vedutas se convirtieron en objetos de prestigio entre los viajeros de la travesía de iniciación a las ciudades más importantes de Europa conocido como Gran Tour, especialmente entre aristócratas e intelectuales que deseaban mostrar su conexión con la cultura y la historia clásica.

Inicialmente reservadas para las élites, estas pinturas se convirtieron en una referencia común europea. Con el tiempo, los paisajes pintados dejaron de ser un símbolo exclusivo del saber ilustrado y comenzaron a ocupar un lugar común en la decoración doméstica.

La tendencia impulsada por la admiración por las ruinas romanas y fomentada por Carlos III ha dejado huella en el interiorismo moderno. La presencia de cuadros con paisajes en los hogares actuales encuentra parte de su origen en este episodio histórico, donde arte, arqueología y naturaleza se mezclaron para definir un nuevo canon estético europeo.

A mediados del siglo XVIII, la fascinación europea por el mundo clásico y los descubrimientos arqueológicos coincidió con un fenómeno cultural que marcaría la decoración interior durante generaciones. 

En el centro de este movimiento estuvo Carlos III, quien, durante su reinado como monarca de Nápoles y más tarde de España, impulsó las excavaciones en Pompeya y Herculano, sepultadas siglos antes por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.

Aunque fue una catástrofe natural, la erupción del Vesubio acabaría teniendo un impacto duradero en la historia del arte. Siglos después, la recuperación de las ciudades romanas enterradas desató un nuevo interés por el pasado clásico. Este evento se plasmó en la popularización de las vedutas, pinturas de paisajes que retrataban ruinas volcánicas y escenas arqueológicas.

La moda de las vedutas

Según explicó la historiadora Ana Velasco en la cadena Cope, Carlos III desempeñó un papel fundamental en la promoción de esta corriente. Las vedutas se convirtieron en objetos de prestigio entre los viajeros de la travesía de iniciación a las ciudades más importantes de Europa conocido como Gran Tour, especialmente entre aristócratas e intelectuales que deseaban mostrar su conexión con la cultura y la historia clásica.

Inicialmente reservadas para las élites, estas pinturas se convirtieron en una referencia común europea. Con el tiempo, los paisajes pintados dejaron de ser un símbolo exclusivo del saber ilustrado y comenzaron a ocupar un lugar común en la decoración doméstica.

La tendencia impulsada por la admiración por las ruinas romanas y fomentada por Carlos III ha dejado huella en el interiorismo moderno. La presencia de cuadros con paisajes en los hogares actuales encuentra parte de su origen en este episodio histórico, donde arte, arqueología y naturaleza se mezclaron para definir un nuevo canon estético europeo.

A mediados del siglo XVIII, la fascinación europea por el mundo clásico y los descubrimientos arqueológicos coincidió con un fenómeno cultural que marcaría la decoración interior durante generaciones. 

En el centro de este movimiento estuvo Carlos III, quien, durante su reinado como monarca de Nápoles y más tarde de España, impulsó las excavaciones en Pompeya y Herculano, sepultadas siglos antes por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.

Aunque fue una catástrofe natural, la erupción del Vesubio acabaría teniendo un impacto duradero en la historia del arte. Siglos después, la recuperación de las ciudades romanas enterradas desató un nuevo interés por el pasado clásico. Este evento se plasmó en la popularización de las vedutas, pinturas de paisajes que retrataban ruinas volcánicas y escenas arqueológicas.

La moda de las vedutas

Según explicó la historiadora Ana Velasco en la cadena Cope, Carlos III desempeñó un papel fundamental en la promoción de esta corriente. Las vedutas se convirtieron en objetos de prestigio entre los viajeros de la travesía de iniciación a las ciudades más importantes de Europa conocido como Gran Tour, especialmente entre aristócratas e intelectuales que deseaban mostrar su conexión con la cultura y la historia clásica.

Inicialmente reservadas para las élites, estas pinturas se convirtieron en una referencia común europea. Con el tiempo, los paisajes pintados dejaron de ser un símbolo exclusivo del saber ilustrado y comenzaron a ocupar un lugar común en la decoración doméstica.

La tendencia impulsada por la admiración por las ruinas romanas y fomentada por Carlos III ha dejado huella en el interiorismo moderno. La presencia de cuadros con paisajes en los hogares actuales encuentra parte de su origen en este episodio histórico, donde arte, arqueología y naturaleza se mezclaron para definir un nuevo canon estético europeo.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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