La primera reina de Europa vivió en este castillo gallego clave en las luchas medievales con Portugal
Un enclave estratégico lleno de historia, cultura y leyendas.

Entre las murallas centenarias que custodian la frontera entre Galicia y Portugal se alza uno de los testimonios más destacados de la Edad Media peninsular: el Castillo de Doña Urraca. Reconocido como Bien de Interés Cultural desde 1949, este enclave estratégico ha sido escenario de intensas contiendas bélicas, apasionados amores cortesanos y complejas conspiraciones dinásticas a lo largo de los siglos.
Aunque si por algo destaca este castillo es por el legado de la reina Urraca I de León y Castilla, la primera mujer en gobernar en solitario un reino en la Europa occidental, que eligió estas almenas como uno de sus bastiones estratégicos en las contiendas por el control del Condado Portucalense. Fue en estas murallas donde Urraca forjó su reputación de guerrera astuta y gobernante implacable.
Urraca I heredó en 1109 los reinos de León y Castilla tras la muerte de su padre, Alfonso VI. Desde Salvaterra, dirigió en 1121 sus campañas contra las tropas de su hermana Teresa, condesa de Portugal. Los relatos populares recogen sus huidas por túneles secretos en Sobroso y Lobeira, su famoso lanzamiento de la corona a un pozo para que no cayera en manos enemigas, o su paso por la Torre de Doña Urraca en Caldas de Reis, donde dio a luz a Alfonso VII.
Sobre el castillo
La actual fortaleza de Salvaterra se levantó entre los siglos X y XI, aunque el castillo fue transformado en el siglo XVII por el ingeniero francés Carlos de Lessar para reforzar su posición en la Guerra de Restauración portuguesa. El resultado es una fortaleza de planta rectangular que ocupa 9.700 metros cuadrados, con robustos muros de sillería granítica, bóvedas de ladrillo y arcos de medio punto.
En 2008 concluyeron las últimas restauraciones de sus murallas, devolviendo al conjunto su aspecto defensivo original. Además, en su interior destacan edificaciones como la Casa del Conde, la capilla barroca de la Virgen da Oliveira y las Cuevas de Doña Urraca. Bajo sus suelos, un pozo alimenta la leyenda: se dice que enlaza con un túnel secreto que llegaba hasta Monção, en la orilla portuguesa del Miño.
En la actualidad, el Castillo de Doña Urraca fusiona pasado y presente alojando el Museo del Viño do Condado de Tea, un espacio que pone en valor la tradición vitivinícola de la comarca y que convierte la visita en un viaje sensorial entre barricas y leyendas medievales. Entre exposiciones permanentes y eventos culturales, Salvaterra de Miño reivindica el legado de su fortaleza como punto de encuentro entre historia, mito y paisaje.