Los entresijos de 'El refugio atómico', la nueva serie de los creadores de 'La casa de papel'
Álex Pina y Esther Martínez Lobato estrenan este viernes en Netflix su nuevo proyecto, en el que reúnen bajo tierra a un grupo de millonarios.

Cuando Álex Pina y Esther Martínez Lobato empezaron a trabajar en la idea de El refugio atómico en la pandemia, la idea de un búnker para mantenerse con vida en caso de catástrofe parecía algo futurista, pero a medida que pasaron los años la realidad ha ido recortando distancias con la ficción.
Los creadores de La casa de papel estrenan este viernes en Netflix su nueva serie, en la que un grupo de millonarios terminan en un búnker de lujo bajo tierra para refugiarse de una catástrofe exterior. Durante su estancia, no todo es lo que parece y las relaciones entre las familias hacen que la tensión suba y el refugio se convierta en una olla a presión.
"Hay cosas que están siempre presentes en nuestra forma de hacer ficción, pero esta es muy distinta. Es la primera serie que hemos hecho con una vocación de cambio de género tan brutal. Arrancar en un género para ir girando a otro género y hacer una matrioska constante y sorprender al espectador", comentó Álex Pina durante un encuentro con los medios en el set de rodaje de la serie a las afueras de Madrid.
En esta serie, que el propio creador califica como "desencantada" se abordan de nuevo temas como el capitalismo o la lucha de clases. "De una forma dramática, nos estamos acercando a un momento en el que se escucha hablar más de búnkers y la situación geopolítica está peor, se ha tensado", describió Pina sobre cuánto de realidad hay en la serie, destacando que es un producto de ficción.
Pina y Martínez Lobato comentaron que los protagonistas de El refugio atómico son quizás los personajes más "excesivos" de toda su trayectoria, aunque nada que no se pueda encontrar uno a día de hoy en las noticias. "En la prensa se habla de personajes que si yo lo pusiera en una sería, la gente lo vería y diría 'esto es imposible'. La realidad supera nuestras posibilidades", apuntó Martínez Lobato.
La serie no es solo una nueva aventura creativa de Pina y Martínez Lobato, sino una exhibición de músculo y ambición con un set de rodaje en el que se ha cuidado hasta el más mínimo detalle a lo largo de 7.000 metros cuadrados.
Un escenario de lujo
El búnker en el que se desarrolla la acción se ubica en un lugar desconocido de España que, en la realidad, es el edificio de una antigua fábrica a las afueras de Madrid en la que Vancouver Media ya había rodado algunos de sus éxitos como La casa de papel o Vis a vis. Para El refugio atómico han ido más allá y han aprovechado cada rincón el espacio para crear un refugio real de 7.000 metros cuadrados con estancias completamente conectadas.

“Nunca he visto algo como esto”, aseguró Diego Ávalos, vicepresidente de Contenidos de Netflix en España, Portugal y Turquía, en una visita al set de rodaje. De hecho, Abdón Alcañiz, director de arte del proyecto, comenta que cuando empezaron a trabajar en el set tenían ideas “más pequeñas” y los creadores siempre pedían algo más grande para los millonarios de la serie. “Tuvimos que parar dos meses para intentar dar con las mejores ideas y lo cambiamos todo”, explica Alcañiz durante el tour por el set de rodaje.
El resultado es un espacio con una gran galería central en la que se desarrolla gran parte de la acción y que distribuye estancias de todo tipo: un gimnasio, un gran restaurante, una cancha de baloncesto y hasta un hammam. Tampoco falta un jardín zen de inspiración japonesa en el medio del edificio con el que se pretende aportar “un momento relajado y silencioso”.

“Queríamos algo elegante pero sin olvidar que es un búnker subterráneo, que no fuera depresivo tampoco y que quisieras ir”, comenta Abdón, que explica que tomaron como referencia los años 50. “Jugamos con los colores y los materiales, probamos mucho y cambiamos mucho y terminamos eligiendo el turquesa y el ámbar”, señala el director de arte.
“En las referencias siempre estaba el hormigón y el estilo brutalista. Queríamos un escape con el color turquesa, que nos iba a dar limpieza y profundidad, y el ámbar que da elegancia y calidez. Además, todo es redondeado porque buscamos calma y amabilidad. El canto de la columna también tiene esa arista redondeada y no un ángulo de 90 grados”, explica Alcañiz.
El director de arte revela que trabajar con Pina y Martínez Lobato implica no tener el guión completo al empezar el proyecto, por lo que tienen que diseñar los espacios anticipando futuras necesidades. En este caso, además del gimnasio o la guardería, Alcañiz explica que colocaron muchas puertas porque no sabían cómo iba a desarrollarse la acción. “En este set tenemos un apartamento completo y hay otros tres apartamentos en Tres Cantos, en las instalaciones de Netflix”, cuenta Alcañiz sobre la logística para grabar.

Otro de los puntos importantes del set de rodaje es el ascensor, que es un elemento imprescindible en la narración de la serie. “Era muy importante saber cómo iban a bajar, siempre nuestro potencial ha sido trabajar en esta galería”, cuenta sobre la puerta del ascensor que se abre en medio del espacio central y ayuda a la idea de que el espacio “es infranqueable”, con una sola manera de acceder.

Diego Ávalos define el set como una gran matrioska y asegura que probablemente sea el set de rodaje más grande que se ha hecho en España. “Es funcional, está conectado y no son habitaciones sueltas”, valora el ejecutivo de Netflix.
Sets virtuales para agilizar el proceso
Además de un imponente set de rodaje, en El refugio atómico se han utilizado nuevas tecnologías en el centro de producción de Tres Cantos (Madrid) de Netflix para que los rodajes sean más fáciles y para conseguir mejores efectos visuales. Uno de ellos, la creación de fondos virtuales a través de esta tecnología para poder hacer en plató escenas que de otra forma tendrían que grabarse en exteriores.
"Para una de las secuencias del segundo episodio Álex me dijo, 'vi las nubes alrededor de las cuatro torres y quiero empezar con eso en la serie'. Yo le dije que era imposible conseguir esos efectos grabando en la realidad pero que podíamos hacerlo en un set virutal", explicó durante la visita a uno de esos sets Migue Amoedo, visual designer y productor ejecutivo de El refugio atómico y de Vancouver Media.

Algunos de los softwares que se han utilizado se emplean para la creación de videojuegos, y para la grabación de esta serie esto se ha combinado con métodos más tradicionales como la iluminación con espejos.
Estos efectos visuales han sido fundamentales, por ejemplo, para hacer "una ilusión de movimiento" en el ascensor que baja al búnker, o para resolver un problema en un rodaje en exteriores. "Una de las escenas es de un accidente en una noche de lluvia y cuando grabábamos empezó a nevar, hubo muchos problemas en la montaña y tuvieron que para el rodaje. Terminaron construyendo un set y utilizando un set virtual con las imágenes que habían conseguido para terminar la escena", explica Amoedo.
