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Carolina Iglesias: "Tardé en aceptar que era bisexual porque tampoco conocía a nadie que lo fuera"

Carolina Iglesias: "Tardé en aceptar que era bisexual porque tampoco conocía a nadie que lo fuera"

La cómica y guionista acaba de lanzar su primera novela 'Para siempre es mucho tiempo'.

Carolina Iglesias presenta su novela 'Para siempre es mucho tiempo'.
Carolina Iglesias presenta su novela 'Para siempre es mucho tiempo'.

Dice que se encuentra en una etapa de "luz total": "He dejado la medicación. Increíble". Sí, Carolina Iglesias tuvo que tratarse por una depresión después del boom que vivió Estirando el chicle, el podcast que copresenta con Victoria Martín. La tristeza se apoderó de ella durante meses y confiesa que pensar en morirse era lo que le daba tranquilidad, "así dejaba de estar agobiada".

"Te va bien y te sientes mal. La gente piensa que te va muy bien, entonces te sientes desagradecida, como que no valoras nada, sientes que eres injusta con el mundo y eso es más presión. Además, no tienes tiempo ni para ti ni para tu familia y llega un día en el que dices 'no puedo más, no quiero salir de casa", así que se puso en tratamiento. A pesar de ello no dejó de trabajar, pero sí dice que consiguió ubicar el trabajo en otro sitio, ya no le estresa, está supercontenta y tiene tiempo para ver a la gente que quiere.

En ese año y medio de medicación y terapia recolocó su vida, recuperó la ilusión y dio forma a su primera novela Para siempre es mucho tiempo, una historia en la que a través de Paula reflexiona sobre la relación de la infancia y la vida adulta, las dudas de la maternidad, los "fuertes vínculos de amistad que creas y te sostienen", la sexualidad y las relaciones...

Hemos recibido el libro con una carta tuya manuscrita en la que pones en duda que la gente te conozca. Literalmente dices: “A lo mejor te sueno, a lo mejor no -esto es más probable-". ¿Crees que hay gente de tu generación que no te conoce o no ha oído hablar de ti?

Bueno, o sea, mi nombre les puede sonar, sí... Me parece que hay tanta gente que creo que hay más que no me conoce de la que sí me conoce. Por Estirando el chicle, sí, pero a lo mejor no saben que soy yo, de hecho, muchas veces me ponen mal el nombre y a veces me han confundido con Carolina Marín. Además, con Carolina tengo bastante pique porque yo le digo que tengo mejor tríceps que ella. Nos llevamos muy bien y, hombre, evidentemente es un honor que me confundan con ella, pero pienso que me confunden porque tengo más pinta de deportista -bromea-.

Carolina, desde septiembre tienes tu propio programa de radio, ‘Ni tan bien’.

Es difícil, pero me hace mucha ilusión. Estoy aún investigando en el formato porque al final lo dirijo yo, pero me gusta la radio y estoy aprendiendo a ser jefa. Bueno, siempre hay gente más jefe que tú. Intento que la gente que trabaja conmigo esté bien y para mí es una preocupación. Estamos haciendo un programa para entretener a la gente y no podemos estar sufriendo y pasando un mal rato. Es importante que todos estemos a gusto y disfrutemos del proceso.

¿El camino natural de Carolina Iglesias era escribir una novela? Era algo que ya querías hacer desde niña...

Pues a lo mejor en bajito lo he soñado alguna vez. Pero claro, o sea, yo siempre he escrito cosas, pero soñar una novela significa muchas cosas: significa escribirla, significa que alguien te la quiera publicar...  Yo siempre he escrito, he escrito guiones de cortos, de series, cuentos, monólogos, desde pequeña, siempre me ha gustado escribir y crear cosas. Esto era algo como que me hacía ilusión que pasara y me parecía que era el momento ahora.

¿Por qué ahora?

Primero, porque ya no era novedad Estirando el chicle, entonces ya no estábamos en esa vorágine de trabajo de cuando hacíamos muchos bolos y muchas cosas. Y también vi a mi compañera Victoria, que había acordado hacer la novela antes del boom de Estirando el chicle y le pilló todo escribiéndola, y yo la veía que tuvo que aplazar la fecha para entregarla. La vi muy agobiada, como que sacrificó muchas cosas y yo quería pasarlo lo mejor posible y quería estar tranquila para escribir. Además, cuando estaba en la vorágine del chicle yo estaba seca, no tenía nada que decir entonces. Ya me habían propuesto varias veces y varias editoriales varias cosas, pero no me parecía el momento. En el momento en el que se relajó la vorágine dije ‘creo que ahora es el momento y ahora tiene sentido’.

Pero sigues metida en una vorágine y añades una nueva ¿no?

Supongo que lo que pasa es que estoy mejor de la cabeza. Ahora tengo más tiempo libre. Antes hacíamos demasiado, o sea, por encima de nuestras posibilidades, íbamos de un lado para otro, viajábamos... Había meses que trabajamos todos los días de la semana sin parar. Trabajabas un mes y no sabías cuándo ibas a parar. Yo me he dado cuenta de que pasar tiempo con mis amigas era algo que yo necesitaba, porque agendaba quedar con ellas a un mes vista y esa no es la vida que quiero. Ahora, sigo trabajando un montón en cosas que me gustan, me voy algún fin de semana por algún bolo, pero tengo algún fin de libre al mes. O sea, los findes que tengo mucho trabajo son cosas puntuales. Estoy aprendiendo a controlar el trabajo y a darle ese espacio en mi vida en el que soy capaz de llevarlo. He necesitado un poco de tiempo y supongo que petar para colocarlo.

¿Llegaste a petar?

Sí, claro, estuve un año y medio medicada por depresión. A principios de 2022, decidimos parar, o sea, la decisión la tomamos casi un año antes y dijimos ‘cuando terminemos la temporada no vamos a volver hasta el año siguiente. Se acaba el Wizink y paramos'.

Victoria Martin y Carolina Iglesias el día que llenaron el WiZink de Madrid con el espectáculo 'Estirando el chicle' en septiembre de 2022.
  Victoria Martin y Carolina Iglesias el día que llenaron el WiZink de Madrid con el espectáculo 'Estirando el chicle' en septiembre de 2022.GTRES

En el WiZink yo estaba disociada, superfeliz, fue de los días más felices de mi vida. Vinieron mis amigas, el público fue increíble. Es como de repente verte ahí y decir ‘cómo un podcast que empezó en la pandemia por Zoom ha llenado esto con un espectáculo de comedia’. O sea, se te ponen los pelos de punta, fue superfuerte.

Bueno, el fenómeno Estirando el chicle trascendía el humor, el entretenimiento... Fue un fenómeno social.

Total, y orgullosa, ¿eh? Pero también tienes que quitarte ese valor porque si no te acabas creyendo que eres La Pasionaria. Somos dos cómicas que decidieron tirar para adelante con su idea, que nadie la quería. Y no, no lo digo ni por falsa modestia ni nada, pero es que nadie lo quería. Yo me fui de un programa porque no querían a dos mujeres presentándolo -no quiere decir cuál-.

Estoy muy feliz porque siento que ha habido un cambio y sobre todo que se le ha dado más valor al público. El público nos ha puesto ahí. Estamos muy agradecidas.

Carolina, vamos a la novela que es lo que nos ha traído aquí. ¿Es una historia de amor?

Es amor, sí, pero yo creo que de amor a muchas cosas. O sea, yo lo definiría como una comedia romántica, pero el amor en muchos ámbitos, no solo de pareja, también el amor de una madre, el amor de las amigas...

¿Cuánto hay de autobiográfico?

No tanto. El punto de partida, sí, el encuentro de Paula con la que fue su amor del instituto en el tren. A mí me pasó que yo hice lo de buscar el cromo que le gustaba a una chica de mi colegio, exactamente el mismo que el del libro, el de Natalia de Operación Triunfo 1. Eso lo hice yo y luego dije, ‘vale, yo creo que me gustaba esta chica’. No recuerdo su nombre ni la he vuelto a ver, pero sí recuerdo como que fue la primera chica de la que pensé, ‘quiero que sea mi amiga o quiero estar más tiempo con ella’.

¿Por qué eliges Suances como lugar de origen de la protagonista?

Primero, porque es un pueblo que ganó El Grand Prix, creo que en el 2001, y tienen una estatua que lo conmemora. Entonces siempre lo tengo muy en la cabeza y he estado en Suances. Aunque somos bastante diferentes Paula –la protagonista- y yo, soy consciente de que la voz se parece a la mía, pero creo que la vivencia de la infancia en un sitio de costa es diferente de un sitio que es de interior. Además, tampoco quería meter Galicia porque ya iba a parecer que era una cosa muy mía y alejarla de mí también era algo que quería hacer.

Hay algo de Paula, la protagonista, que conmueve mucho y es que se pone triste cuando vuelve a su casa. ¿A ti te ha pasado, te pasa?

Me lo pregunté a mí misma. A mí no me ha pasado pero conozco a gente que sí. Me hice esa pregunta, que es durísima: ¿me duele estar con mi familia? Y no, no me duele volver a mi casa, no he llegado a ese punto, pero tengo amigas que han vivido o viven esto y que se lo tratan. Me parecía interesante para hablar de las heridas que te deja la adolescencia a veces, que te genera esa contradicción de decir, ‘estoy feliz porque quiero a mi familia, me gusta estar con ella, pero el lugar donde está mi familia o, a lo mejor, mi propia familia me remueve porque me recuerda a cosas tristes’. Es difícil, pero es que las heridas de la adolescencia son así.

¿La protagonista se reconcilia con eso?

Yo creo que sí, y no es spoiler, pero yo creo que sí. Hay una evolución en el personaje y en este sentido creo que también. Paula no es no es que sea egoísta, pero sí está como muy metida en sus movidas, en sus cosas y no mira más allá de sí misma. Esto es algo como muy del momento, de ahora, de la gente, como que mira poco más allá de sí misma y no pone el foco en otras cosas. Creo que mirar para dentro es importante pero no puedes olvidarte del exterior. Lo que no puedes hacer es que el mundo se adapte a ti y hay que relacionarse con el mundo lo mejor posible.

¿Y el papel de las amigas?

Las amigas, las mejores; es que las amigas son importantísimas. Para mí es una de las conclusiones más importantes del libro y de la vida: las amigas son lo más importante. Por ejemplo, hoy sale mi libro y no estoy con mi madre, y me da pena porque está lejos y mañana tampoco estará, pero el sentimiento de tener unas amigas aquí que son tu familia es importantísimo.

A lo largo del libro, hablas de salud mental y de la relación de la protagonista con su psicóloga normalizando la necesidad de terapia. Llevas tiempo abanderando esto...

Sale en ocasiones puntuales, pero sí me apetecía que el personaje fuera a terapia como una cosa más de su vida, para normalizarlo un poco. A mí me escribe gente a veces diciéndome que no sabe cómo decirle a sus padres que quiere ir psicólogo. Entonces que el personaje vaya, obviamente no va a cambiar nada, pero por lo menos que la gente vea que es normal, o sea, que ayude a normalizar. Aún hay padres que no quieren que sus hijos vayan al psicólogo, hay gente que piensa que no tiene que ir... este tema aún es complicado. Todavía queda mucho por hacer, aunque el avance es enorme, supergrande.

En el libro, en el podcast y en tus monólogos te muestras especialmente sensible con el tema de la búsqueda de tu identidad sexual.

Es que son cosas que nadie te enseña. Que en lugares de cultura o de entretenimiento haya personajes que puedan servir de referentes simplemente por el hecho de ir a terapia o de su sexualidad, es algo que me apetece aportar al mundo. Es mi mundo y me gustaría como normalizarlo lo máximo posible. Yo no conocía a gente bisexual y no conocí a nadie hasta que no tuve veintipico años. O sea, yo tardé en aceptar que era bisexual porque tampoco conocía a nadie que lo fuera, que los había, pero no estaba tan normalizado. Yo no sabía exactamente qué era yo, no tenía referentes para poder decir ‘eso soy’. Pero he sido visible siempre en ese sentido y en las historias que hago, en mi trabajo, pues también lo hago porque esa es mi normalidad. Prácticamente todo mi círculo es del colectivo, ¿entonces por qué no voy a hacer historias de esto? Y me ha pasado que cuando estaba intentando vender algún guion de ficción o alguna cosa, me han dicho 'es que algo LGTB ya tenemos’. ¿Cómo que algo LGTB? ¿O sea, tú dices que tienes algo hetero, porque entonces es que lo tienes todo, no? Es que todavía queda mucho que hacer en ese sentido.

¿Cómo afrontas las críticas? ¿Estás preparada para que se te cuestione por escribir una novela y se te acuse de subirte al carro?

Hombre, evidentemente. Yo qué sé. Creo que hay mucha gente que escribe libros, que son un merchandising; gente conocida que escribe un libro, aunque el contenido no es tan interesante, como forma de no perder el contacto con su público, sus fans o seguidores. Entiendo que ahora, como mucha gente hace libros, pues tienen menos valor. Yo es que soy guionista, o sea, yo me dedico a escribir. La intrahistoria de Estirando el chicle nos la han ofrecido mil millones de veces, mil combinaciones, y me han ofrecido mil libros que escribir, pero el que he hecho es el que me apetecía hacer. Pero también creo que la persona que piensa que me he subido al carro, ni me conoce ni me quiere conocer. No me siento impostora porque alguien me diga ‘te has sumado al carro’; llevo dos años escribiendo y ha sido un viaje loquísimo.

A ti que te encanta la música y que tienes un montón de amigos en el mundo de la música, ¿vas a cantar alguna vez?

¿Te puedes creer que sí? Me apetece crear cosas y aprender cosas. Lo que pasa es que me apetece aprender a componer a escribir canciones. Es una proyecto que saldrá no sé cuándo porque lo hago en mi tiempo libre. Para mí es la cosa perfecta porque es una cosa que quiero hacer, con la que no quiero ganar dinero, no quiero que sea mi modo de vida, quiero que sea mi hobby. Me acompaña un productor que es mi amigo y llevamos como dos años haciéndolo. Como ahora las cosas que me apasionan son mi trabajo y no quiero perder la ilusión, pues quiero hacer otras cosas que me den la vida. Me pone contenta hacer cosas. Voy a cantar, pero el proyecto no va a llevar mi nombre, no va a ser Carolina Iglesias ahora es Javier de Pecos. Es diversión absoluta, qué risa.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy responsable de LIFE, esa sección en la que nos empeñamos en mostrar la cara amable de la actualidad, el lado hedonista de la vida, aunque no nos tapamos los ojos ante otras realidades.

 

Sobre qué temas escribo

Como responsable de la sección trabajo mano a mano y coordino a redactores que saben mucho de música, moda, tendencias de consumo, cine, crónica social...


A mí me gusta escribir sobre salud, consumo, medioambiente y bienestar. Pero sobre todo, me gusta entrevistar a referentes culturales y sociales. Escritores, científicos, actores, periodistas... que tienen cosas que contar y mucho que aportar. O a lo mejor, no tienen nada que contar y poco que aportar, pero eso también es interesante.

 

Mi trayectoria

Soy periodista por vocación y devoción. Quise ser Julia Otero y hasta hubo un tiempo en el que aparecí en una lista de mujeres periodistas jóvenes más influyentes.

 

He hecho radio -en la desaparecida Radio España porque soy generación X- y dirigí la revista Turismo Rural, en la editorial América Ibérica. Después fui redactora de Lifestyle en la Revista de Ana Rosa, redactora jefa de la revista Love y, además, he colaborado con muchos medios, entre ellos SModa y la revista decana de medioambiente Quercus.

 

Además, he presentado galas y libros, y he moderado mesas redondas.
Hace diez años que trabajo en El HuffPost donde entré para editar contenidos branded -y lo sigo haciendo-.

 


 

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