Marita Alonso: "Lo que da vergüenza ahora es tener novio por miedo a no poder pagar el alquiler. Y esto le pasa a muchísima gente"
La periodista y columnista analiza en su ensayo 'La Venus del smartphone' cómo las aplicaciones de citas han impactado en nuestra vida, en nuestras relaciones y en nuestra libertad sexual.
"Me considero experta en desastres amorosos, a título personal", asegura divertida la periodista Marita Alonso desde el primer instante de nuestro encuentro con motivo del lanzamiento de su nuevo libro La Venus del smartphone.
En este nuevo ensayo, la columnista y entrevistadora especializada en estilo de vida, tendencias, amor y sexo, radiografía y analiza el impacto real de Tinder y otras apps de citas en nuestra vida íntima. "Escribo mucho de esto porque como hablo también desde la experiencia, de que nunca me ha ido bien, creo que la gente puede llegar a empatizar. Luego, obviamente, los textos que publico en medios, en El País, por ejemplo, vienen con muchos datos, con fuentes...", explica, pero quiere puntualizar que no todo lo que cuenta lo ha vivido en primera persona.
"Es verdad que siempre hablo de relaciones porque creo que el amor nos atraviesa a todos y la gente lo tiene como a veces denostado. Parece que si escribes de relaciones, ese es un género periodístico inferior, igual que hay veces que ocurre con la moda, pero pasa con todo lo relacionado casualmente con la mujer. Parece que solo las mujeres nos enamoramos, ¿los hombres no? Me gusta un poco reivindicar, pues estoy hablando de una cosa que nos atraviesa a todas y a todos, y además da para todo porque puedes verlo desde la sociología, lo puedes ver desde el feminismo y desde todos los ángulos", señala.
Así que, con muchos datos y entrevistas, pero también con humor y risas, en La Venus del smartphone apunta a la gran contradicción contemporánea: nunca hemos tenido más posibilidades de encontrar pareja… y nunca ha sido tan difícil. La consecuencia directa: el síndrome del no puc més, un agotamiento generalizado que afecta a millones de usuarios de estas dating apps.
Marita, te has suscrito y te has descargado varias de estas aplicaciones, pero no lo has hecho como una usuaria más porque también las analizabas, las estudiabas...
Sí, es verdad que tengo que reconocer que me he descargado alguna, como SALT, que es de cristianos y yo no estoy ni bautizada. Mi texto en WhatsApp es “Dios te quiere, pero el resto pensamos que eres gilipollas” que es una frase de Ricky Gervais, es decir, soy bastante la antítesis. En este caso me la descargué porque claro, no voy a hablar de un app sin conocerla. El resto ya las tenía, tengo que decir: ya he estado en Tinder, he estado en Bumble y he estado en Hinge. Ahora lo he hecho como trabajo de campo, pero he de decir que yo ya he abandonado todo esto y no porque haya encontrado el amor, sino porque lo he dado por perdido más bien. Las conozco y también conozco una cosa que creo es muy importante, que es la gente que tiene mucho miedo a la soledad, la soledad no elegida, obviamente. Gil de Biedma en Pandémica de Celeste dice que para saber de amor, para encontrarlo, haber estado solo es necesario.
Mira, yo he estado muy sola, en el sentido bueno, que también puede ser, y creo que hay mucha gente que está en pareja por miedo a estar sola o solo y eso conduce a unas relaciones muy tóxicas y a que la gente se esté comiendo un trato muy deleznable simplemente por ‘¿pero con quién voy a ver Netflix?'. Y sobre todo también por cómo voy a encontrar un piso, como está la cosa. A mí me hace mucha gracia lo de 'ahora da mucha vergüenza tener novio'; no, lo que da vergüenza es tener novio por miedo a no poder pagar el alquiler. Y esto le pasa a muchísima gente.
Yo vivo en un agujerito que llamo casa, pero, claro, si tuviera pareja podría vivir en una casa más grande, podría irme de vacaciones y podría hacer mil cosas. Pero claro, te tienes que priorizar a ti.
Entonces, después de todo esto: ¿recomiendas a la gente estas aplicaciones?
Sí, por supuesto. No quería que este fuera un texto como pesimista, ni alarmista, ni lo típico de ‘las dating app se han cargado el amor, se han cargado el romanticismo’. Son una herramienta más. Yo, por ejemplo, soy autónoma, la gente se enamora muchísimo en el trabajo, ¿entonces me enamoro del cartero al que encima, al pobre, le digo que lo deje en el ascensor? Son una herramienta maravillosa, lo que pasa que es verdad que si te bajas Glovo, por ejemplo, te prometen que ese día vas a comer; pero si te bajas Tinder, la promesa no es que vas a encontrar pareja. La gente piensa que como hay más de 300 millones de usuarios la va a encontrar, pero también te han dicho que el amor está en la calle e igual no lo encuentras. O sea, no puedes depositar todas estas esperanzas en una dating app.
Subtitulas el libro: "Así han cambiado las aplicaciones de citas nuestra forma de relacionarnos”. Obviamente, han cambiado, ¿pero cuánto? ¿Mucho? En el amor ya estaba casi todo inventado...
En realidad, igual la terminología porque el ghosting, por ejemplo, es el “se fue a por tabaco”. Lo que pasa que es verdad que está muy bien darle términos a las cosas para poder identificar el problema, sentarnos, etcétera, etcétera. Pero sí creo que han cambiado. Por ejemplo, lo más llamativo, que esto lo dice Marie Bergström en su texto Las nuevas leyes del amor, es que la diferencia está en que las dating apps llevan al ámbito doméstico el hecho de encontrar pareja. Antes encontrabas pareja, pues lo típico, en el bar, en los círculos familiares, en los círculos laborales... Ahora lo puedes hacer desde el sofá de tu casa y entonces esto hace que sea un ámbito pues también muy individual y que sobre todo está libre de miradas externas. Esto para lo bueno y para lo malo.
Y también, en el caso de las mujeres, para el estigma del sexo, porque nos quieren muy liberadas, pero luego si somos demasiado liberadas, ya somos unas putas. Entonces, si quieres estar cada día con uno o con veinte nadie se va a enterar. Esto ofrece una liberación sexual; bueno, creo que más diversificación que liberación en realidad. En resumidas cuentas, ¿recomiendo las dating apps? Sí. ¿Me han servido a mí? No. ¿Me han servido los bares? No. ¿Me ha servido algo? No. ¿Y pasa algo? Pues tampoco, luego me tomo un ansiolítico y me voy a llorar.
Tampoco las aplicaciones han inventado el sexo pasional y el sexo por desahogo ni el sexo por sexo...
Sí, sí, la hookup culture —encuentros sexuales sin compromiso emocional— lleva toda la vida, pero la gente dice que esto lo está promoviendo y es verdad que las relaciones cogen un tono sexual mucho antes. Hay un estudio francés reciente que dice como que el 8% de las relaciones que surgen en el trabajo llegan al sexo en el primer mes y cuando comparan con dating apps es como que la primera semana el 46% ya está teniendo relaciones. Es malo, no para nada. Lo que pasa que es verdad que acelera todo y yo creo que mira, como estamos tan mal de tiempo... Pero sí, como que aceleras, quedas con alguien y el proceso de conocer ya no es el cortejo, ya no es un día te tomas un café en la pausa, otro día te atreves a ‘oye, ¿nos tomamos algo?’, otro día sales a cenar y un día te acuestas, y de repente dices “pues llevo dos meses y medio hasta que me he acostado con Paco de contabilidad”. Y ahora, pues es verdad que en un momento si quieres te vas a acostar y no pasa nada, pero no creo que sea malo y lo que decía, para muchas mujeres es muy liberador poder tener sexo cuando quiere sin la mirada externa. Y luego esto es muy horrible, pero Tamara Tenenbaum, que hablé con ella porque la entrevisté para un ensayo, me contó el caso de un amigo, al que le gustaban las mujeres gordas y es que ahí nadie se estaba riendo y se podía acostar con la persona que quisiese sin que nadie le diga nada. Es que por eso que no quiero ser catastrofista y creo que es un montón de cosas buenas.
En el libro recoges que en 2024 bajaron un 20% los suscriptores de Tinder. ¿La gente abandona las aplicaciones en general o es que las mujeres prefieren marcharse a otras más seguras?
De hecho, en la película de la creadora de Bumble, Whitney Wolf, que antes fue directora de marketing de Tinder, se cuenta bastante bien el acoso del que se quejaban las usuarias de Tinder. Y claro, era un mundo de bros, de tecno bros. Entonces había como cuatro mujeres y una de ellas estaba cansada: 'Por favor, no me paran de mandar fotopollas, podemos detener esto'. Y era de 'no, esto es un caso aislado'. Entonces claro, es muy importante que haya diversidad tanto étnica como de edad, como de que haya más mujeres al cargo de las de dating apps, porque si no ellos no se dan cuenta de lo que está pasando y les parece como normal. Entonces hay muchas mujeres que se están yendo, pues eso, a aplicaciones que les ofrecen mayor seguridad. Es verdad que Tinder se ha puesto las pilas, pero creo que tiene que haber más mujeres. Cuando a muchos creadores de aplicaciones, sobre todo al principio, les hacían entrevistas, ellos presumían de haberlo creado en el sentido tecnológico, los algoritmos, etcétera y si les preguntaban por emociones decían, ‘ah no, es que yo de eso no sé, yo he creado una aplicación’. Claro, pero esto no es una aplicación para comprar el pan, es una aplicación para conocer gente. Entonces se necesita un lado humanista, se necesita un poco de corazón, para una aplicación que va de corazón a de inglés, o como lo quieras ver.
Oye, ¿y eso de que se ligue por Instagram, cómo lo ves?
Yo te voy a decir que he ligado muchísimo más por Instagram que por dating app. Y me parece bien hasta cierto punto, porque las dating apps han sido creadas para encontrar pareja, Instagram, no. ¿Entonces qué pasa? Que tienes pues ciertos filtros que también favorecen el encuentro del tipo de persona que en teoría buscas. También sabes el estado del otro, porque claro, en Instagram es verdad que hay gente que no sale con su pareja y a mí me ha pasado estar hablando con una persona que parece que estás ligando y un día de repente encuentras un story con la novia de la mano y dices 'anda, que tenía novia'. Entonces claro, en ese sentido las dating apps son un entorno seguro. Entonces con esa persona a la que en teoría interesas en Instagram estás un poco en la ambigüedad de no sé si le gustó porque soy simpática, Y ya en el mundo LGTBI pues imagínate, yo me acerco a una mujer y ella se pone a hablar conmigo, pero no sé si está siendo simpática o estamos ligando. Entonces para la comunidad, por ejemplo, es muy liberador.
Hay otra ventaja de Instagram, que no sé si la ves tú, es que a través de ella conoces más a la otra persona, su entorno, sus aficiones... eso también te da una cierta ventaja.
Total, de hecho no es raro pasar de la dating app a WhatsApp o a Instagram. Y justo lo que dices tú, estás ahí porque no tienes solo las cinco fotos elegidas sino que tienes todas y si vas a la carpeta del terror, que es la de etiquetadas, que no es la foto que has elegido tú y es la que ha subido la hija de puta de tu amiga que sales con papada, pues ahí estás. Y luego sobre todo, a mí me importa mucho, la forma de expresarse, el sentido del humor, etcétera. Es verdad que los chats de las apps de citas están muy poco evolucionados, son muy teletexto, es un chat muy incómodo y no he oído a nadie que diga 'me encanta este chat, estoy supercomoda, me encanta que en el trabajo me suene el 'pin'... Entonces aquí ves también la personalidad del otro, esto me encanta, veo el sentido del humor, las actividades que hace, ves los stories, que no es algo tan preparado, y sí, yo creo que es una forma muy guay de conocer a la otra persona.
¿Ya no hay prejuicios ni estigmas sobre las relaciones que han comenzado en una aplicación de citas?
No, yo creo que no, no, no, porque es que no paro de ver famosos que lo dicen abiertamente, que siempre parece... Me acuerdo cuando al principio iba en el metro y veía a alguien en Tinder y era como... Me daba como si estuviera viendo porno. Aquí, en medio... Ahora es el Candy Crush. Es eso de me aburro, qué hago, voy a ver qué se cuece, pero en realidad te da igual. El problema es ese, que no estamos analizando como habría que analizar en teoría a una persona. Ahora es un segundo y muchas veces pasa que dices 'ay, si ese me gustaba', pero como has cogido la inercia, lo has pasado. En las aplicaciones de pago, puedes volver atrás.
Pero vamos, yo creo que no hay un estigma ya para nada y qué bien. Antes sí e incluso no creer en el futuro de esa relación. Me acuerdo que una de mis compis de un trabajo se casaba y la invitación de la boda era el el 'fuegote' del Tinder porque allí se conocieron. Y hasta donde yo sé ahora tienen dos o tres hijos y están felizmente casados.
Claro, porque con las apps el inicio de la relación es lo que ha cambiado, pero la relación si funciona, funciona, y si no, no funciona, como todas.
Pero pasa que como de las historias lo bonito también es contarlas, a veces, pues es verdad que aquí está esta narración preciosa de 'jo, pues me agaché porque se me cayó una moneda en la calle y me levanté y ahí estaba él con una gabardina preciosa'. No, ahora es de pues hice match y tomamos una cerveza... Y claro, también lo bonito de la seducción es contarlo.
De hecho hay una tendencia de dating que es como gente que queda para contarlo. Entonces hay mucha gente que su contenido es que tiene citas y te dice 'me estoy preparando para una cita' y tiene la cita, que luego unca sabemos también te digo si la cita real, pero luego cuenta 'pues me ha pasado esto, me ha pasado lo otro'. Como que ya tienes citas solo para poder contarlas, vivir para contarlo pues aplicado a esto.