El núcleo de la oposición será impulsado por jóvenes, que, como en los movimientos Occupy Wall Street y Black Lives Matter, no toleren estupideces, muestren una implacable resistencia a las autoridades y no tengan ningún interés en ceder ante racistas y misóginos.
Para que no penséis que esto es un tocho (más) anti-Trump, atribuyo una segunda culpa al caos en el que está sumido actualmente el Partido Demócrata. Toda esta situación se podría haber evitado fácilmente. Los demócratas cometieron el error de menospreciar la candidatura de Bernie Sanders.
Es lo que tiene el sistema, puedes votar al partido que quieras o a Mickey Mouse y al Pato Donald. No hay reglas. Y, precisamente por eso, y por la ira que tienen algunos contra un sistema político inservible, millones de estadounidenses van a votar a Trump, y no porque estén de acuerdo con él ni porque les gusten su intolerancia y su ego, sino, simplemente, porque pueden.
VIDEOBLOG. La Convención Demócrata ha arrancado con las aguas revueltas por los enfrentamientos entre los delegados de Hillary Clinton y los partidarios de Bernie Sanders. Pero en esas apareció Michelle Obama, dispuesta a encandilar a la gente con su discurso y conseguir que el partido salga unido para enfrentarse con Donald Trump.
Tras doscientos cuarenta años de historia, por fin uno de los partidos mayoritarios de EEUU ha nominado a una mujer como candidata a la Presidencia de los EEUU. Ha sido un camino largo, para las mujeres y para Hillary Clinton, cuyo rival, Bernie Sanders, aún se niega a dar la batalla por perdida.
La campaña de Sanders insiste en que en la Convención tendrán la capacidad de convencer a los superdelegados para que cambien su voto final, y opten por él a la Casa Blanca. ¿Quién hubiera pensado alguna vez que un socialista (en Estados Unidos) iba a conseguir el enorme número de votos que ha alcanzado Sanders?