De las manos de los zares, Adjaria pasó a manos de los bolcheviques en 1921, mientras nacía la URSS y las ruinas otomanas pasaban el testigo a la flamante y afrancesada República de Turquía. A cambio de mantener Adjaria, los soviets regalaron a los turcos las montañas más altas de Kars y Ardahan, despojando así a Georgia del alma de la cordillera.