"Actualmente, 72 Estados continúan criminalizando la actividad sexual entre personas del mismo sexo y en 45 de estos países la ley se aplica tanto a mujeres como a hombres"
La presencia de mi tío en mi vida me abrió los ojos ante la discriminación constante que existe en México ante la injusticia que presenta no poder gritar tu amor por otro ser humano ante todo el mundo pues " es inmoral y daña a los niños". También me enseñó las múltiples consecuencias que tiene en la vida sentir que las decisiones propias nunca son las correctas o las esperadas, y que al igual que esconderse para fumar, uno tiene que esconderse para ser él mismo.
México vive una polémica generada en el fútbol tras la amenaza de la FIFA de cerrarle el Estadio Azteca, donde juega la selección, si se repite un grito constante de su hinchada al portero rival: "¡Eh, puto!". Para algunos se trata de una medida absurda de ese buenismo postmoderno que enjuicia la diversión y para otros de crear conciencia social o, mejor dicho, de no crearla.
"¿Cuándo va Rajoy a pedirme perdón a mí y a mi marido y a decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas por intentar anular nuestros matrimonios por su recurso de la vergüenza ante el Constitucional?" ¿Cómo se puede, Javier, contestar a este activista? Y ahora van a tu boda y te palmean la espalda reciamente entre felicitaciones y enhorabuenas. ¿Y tú, cómo te sientes, Javier?
La bandera gay es un símbolo que representa la defensa de los derechos de un colectivo -como mínimo el diez por ciento de la ciudadanía- históricamente perseguido. Por eso creo que la sociedad al menos nos debe la posibilidad de hacernos visibles por unos días por medio de la bandera del arcoíris. Aunque sólo sea en memoria de los miles de homosexuales, lesbianas y transexuales encarcelados, asesinados, perseguidos y suicidados a lo largo de la historia en este país.