Si hay algo que cuesta a la mayoría de las personas es pronunciar esta palabra. Los motivos por los que nos cuesta tanto decir que NO están relacionados con la aceptación por parte de otros. Interpretas que si te niegas a hacer los favores que te piden, te van a juzgar como una persona egoísta, poco solidaria y nada complaciente. Puedes ser servicial, lo que no tienes que ser es servil. Ojo con la diferencia.