La última vez que un estado ejerció su derecho a veto para la adhesión de nuevos miembros fue en 1976, cuando Estados Unidos rechazó el ingreso de Vietnam.
Tel Aviv y Teherán no siempre se han odiado. Por un tiempo, fueron buenos socios. La Revolución Islámica lo cambió todo. Ahora, las acusaciones y ataques se cruzan sin que ninguno asuma quién empezó. Está por ver en qué queda su último choque.
Teherán asegura que actuará "más fuerte que nunca para disuadir y castigar al agresor por cualquier acción ilegal e irracional" y afirma que "no tuvo más remedio" que castigar a Tel Aviv ante la inacción internacional.
EEUU cree que el ataque no sería lo suficientemente grande como para verse arrastrado al conflicto, pero plantea medidas preventivas, como otros países. Tel Aviv aguarda incluso un golpe desde suelo iraní, del que ya advirtió que responderían atacando su territorio.
EEUU responde a España que la creación de ese estado necesita diálogo con Israel. "Cada país debe tomar sus propias decisiones con respecto a cuándo y dónde hace reconocimientos de este tipo", sostiene.
Según la prensa israelí, ni el primer ministro ni su ministro de Defensa fueron informados del ataque a cargo del Ejército y de la Inteligencia del Shin Bet. Hamás podría no volver a la mesa de negociaciones.
El ayatolá Jamenei afirma que Tel Aviv "cometió un error por el que debe ser castigado y será castigado", en referencia al bombardeo contra el consulado iraní en Siria.
El Ejército israelí asegura haber destruido lanzadoras de cohetes de Hamás al oeste de Jan Yunis y haber "neutralizado" a una mujer palestina en un control en Cisjordania, tras intentar acuchillar esta a soldados.
Fuentes israelíes dicen que "aún no se ve un acuerdo en el horizonte", después de que un alto cargo egipcio hablara de "progresos importantes" en los contactos.
Israel confirmó la muerte del comandante de las fuerzas Radwan en la región de Hajir, el cuerpo de élite de Hizbulá, identificado como Ali Ahmed Hasin, además de otros dos supuestos miembros de la insurgencia libanesa.
Walid Daqqa, de 62 años, era un símbolo para el movimiento de detenidos. Tenía cáncer y había solicitado repetidamente su puesta en libertad, sin lograrlo.
El propio Partido Popular lleva el reconocimiento de dicho estado en su programa. El presidente Sánchez le replica con contundencia: "Existe y existirá".