Borrachera de arte en Nueva York
La belleza se acumula en Nueva York, que recibe el arte con la generosidad de una madre, acogiéndolo en sus galerías, fábricas, muelles, estaciones, puentes. Este estallido de estímulos artísticos nos nutre de forma inmediata, haciéndonos agradecer más el poder ver.
Nueva York ha celebrado la decimoquinta edición de una de las ferias de arte contemporáneo más importantes que se desarrollan en la Gran Manzana, The Armony show. Más de doscientas galerías de todo el mundo mostraron sus mejores obras en los muelles número 92 y 94 del 7 al 10 de marzo. La feria trata de imitar el exitoso modelo de Art Basel en Miami Beach con el fin de llegar a convertirse no sólo en un encuentro de galerías sino en un evento cultural en sí mismo, para lo que ha unificado este año todas las actividades que se desarrollan al mismo tiempo en una misma página web bajo el nombre Armory arts week. El arte ocupa hasta los espacios más emblemáticos de la ciudad; Nick Cave se apropia nada menos que de Grand Central Terminal con su instalación HEARD•NY, siguiendo su colección de Soundsuits, que esta vez son trajes para caballos, de los que salen bailarines que danzan una coreografía acompañados de la música en directo que tocan dos arpistas. La obra forma parte de las actividades con las que se conmemora el centenario de la estación.
En Nueva York, el apetito cultural es voraz. Para los interesados en arte emergente, para aquellos Barbazules ávidos de arte nuevo como de sangre fresca, hay ferias satélite más que apetentes que tienen lugar esta semana, como Scope, de Independent Art Fair, la feria de videoarte Movie-image o Volta. Es en esta última en la que quería centrarme, Volta, una feria que da cabida a 95 galerías internacionales y que se diferencia del resto en que sólo admite exposiciones individuales. Así, cada galería (sin importar los años que lleva en activo sino la calidad e innovación de lo que ofrece) hace una apuesta por un único artista. Uno de los artistas jóvenes norteamericanos de mayor éxito es Devin Troy Strother (West Covina, 1986), representado por la galería Heller de Los Angeles (la misma que representa a Devendra Banhart). Strothler, que afirmó recientemente que le gustaría que le compararan con el hijo de Alfred Hitchcock y Matisse, si estos hubieran podido tener uno, presenta una serie de esculturas y pinturas basadas en simbología africana tituladas Niggas on Linen series con la que aborda con sentido del humor temas como la raza y la identidad y afirma que su inspiración viene exclusivamente del placer y la diversión.
Y no todo es pintura, instalaciones, fotografías o esculturas; destacan los collages femeninos Annonymous Woman de la estadounidense Eva Lake, (que antes de dedicarse al arte afirma haberse dedicado a coleccionar revistas antiguas y nostalgia) así como con las interesantísimas ilustraciones de Ins A Kromminga (Alemania, 1970) cuyo trabajo se centra en el concepto de hermafroditismo e intersexualidad a través de mutantes, monstruos e inadaptados sociales.
La galería finlandesa Heino presenta la obra de IC-98 (la "IC" procede de "iconoclastas y el número, del año en que esta pareja de artistas finlandeses empezaron a colaborar juntos). Trabajan en diferentes proyectos interdisciplinares y dicen estar interesados en las "conexiones fantásticas entre cosas, pensamientos y el transcurso de la historia". El show que presentan en New York se titula Oikoumene (una palabra griega utilizada antiguamente para diferenciar el mundo conocido y el desconocido) y gira en torno al mar, los barcos, el naufragio; el vídeo que se proyecta fragmentado en tres pantallas es hipnótico y produce el desasosiego de un mal sueño.
Quizá uno de los trabajos más interesantes sea el que presenta la galería neoyorkina Kiz + Tillou, que en su segundo día de apertura ya había vendido gran parte de las obras del artista que mostraban: Brian Dettmer (Chicago,1974). Para los que no conozcan su trabajo, Dettmer crea esculturas de distintas dimensiones, creando interesantes figuras arquitectónicas y conceptuales con libros vintage, cuyos fragmentos recorta y mezcla como en un collage, haciendo una cuidadosa selección y creando recorridos visuales e históricos que transforman su contenido.
También encontramos propuestas para embellecer las paredes desnudas con instalaciones, entre ellas la de la galería española Arana Poveda, a través de El susurro de lo efímero de Rebeca Menéndez (Avilés, 1976) que ya se presentó en PhotoEspaña 2012 y que se compone de tres fotografías y una instalación en la pared.
La galería Simon, la más prolífica en Korea y conocida especialmente por aumentar la proyección de los artistas de su país, presenta la obra de Hae-Sun Hwang (Seoul, 1969); esculturas dibujadas con metal negro y espejos con gráciles dibujos grabados que le dan a la realidad un aura poética, devolviendo un reflejo onírico.
La belleza se acumula así, ahora, en Nueva York, que recibe el arte con la generosidad de una madre, acogiéndolo en sus galerías, fábricas, muelles, estaciones, puentes. Este estallido de estímulos artísticos nos nutre de forma inmediata, haciéndonos agradecer más el poder ver.
Sufrimos el síndrome Stendhal y se nos inyecta la inspiración necesaria para poder seguir el ritmo vertiginoso de la ciudad y su furia.