La mágica historia detrás de esta foto de Chichén Itzá bajo la Vía Láctea

La mágica historia detrás de esta foto de Chichén Itzá bajo la Vía Láctea

"¿Cómo se vive en los lugares donde no hay electricidad?", es la pregunta que inspiró al autor de esta imagen en México.

La llegada de la primavera llevó a miles de turistas a la ciudad prehispánica de Chichén Itzá, en Yucatán (México), para admirar el descenso de la serpiente emplumada el día del equinoccio. Pero por la noche estas ruinas de la civilización maya quedan vacías e inmersas en la oscuridad y el misticismo.

Andar por la noche —no solo en medio de la selva de Chichén Itzá, sino en cualquier otro lugar— puede parecer antinatural. Nuestros cuerpos incluso están diseñados para temerle a la oscuridad y lo que ésta puede esconder entre sus sombras.

Para el fotógrafo Adampol Galindo explorar la noche es algo más que esto, es su pasión. Fue ese deseo el que le llevó a capturar una espectacular foto de las ruinas de Chichén Itzá bajo un excepcional cielo estrellado.

  Adampol Galindo/CortesíaAdamPol Galindo/Cortesía

Para Galindo una de las principales motivaciones para tomar esta fotografía es "mirar el cielo en ese lugar tan especial. Es la idea de que la gente tenga el derecho de mirar el cielo oscuro como los mayas lo hacían ahí", cuenta a la edición mexicana del HuffPost.

En 2007 la Unesco —que catalogó a Chichén Itzá como Patrimonio de la Humanidad— publicó la Declaración sobre la Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a la Luz de las Estrellas, donde consideró el derecho a los cielos oscuros como "implícito a la conservación del patrimonio cultural y natural de las generaciones futuras".

De hecho, hace dos años Unesco convocó a una reunión internacional de expertos para analizar la gravedad de la pérdida de cielos nocturnos y abordar cómo la contaminación lumínica afecta no solo la observación de fenómenos astronómicos, sino que también agrava la contaminación y perjudica a determinadas especies y sus entornos naturales.

El fotógrafo y su fotografía

La foto fue tomada el 21 de marzo a las cuatro de la mañana y, según contó Galindo al HuffPost México, la imagen está compuesta de unas 20 tomas individuales, cada una con una exposición de 30 segundos.

"¿Cómo se vive en los lugares donde no hay electricidad?" es la pregunta que inspiró a Galindo a tomar fotografías de lugares lejanos y cubiertos por la oscuridad. Además de Chichén Itzá, el fotógrafo ha tomado imágenes nocturnas de otras localidades mexicanas como el Parque Nacional de Lagunas de Chacahua (Oaxaca), el desierto de Wirikuta (San Luis Potosí) y, en la reserva Tehuacán-Cuicatlán, entre otros.

"Estamos tan conectados con la electricidad que nos desconectamos del cielo".

Después de 20 años como fotógrafo y alrededor de 10 haciendo panorámicas, Galindo logró cumplir su sueño de fotografiar Chichén Itzá de noche.

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"Ser un poco ese ser de la noche [...] la gran mayoría le tiene miedo a la noche, y es natural, pero yo adoro la noche. He aprendido a perderle el miedo, no el respeto. Desde entonces, salgo siempre durante la noche a lugares solitarios en la naturaleza", cuenta.

La razón de que a veces tenga que arriesgarse para hacer fotografías nocturnas, según el fotógrafo, es que "una foto especial siempre involucra un esfuerzo adicional, como caminar mucho o llegar a un lugar lejano, pasar dificultades".

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Según cuenta, todos los factores se juntaron para que se pudiese hacer la fotografía. Aunque cuando llegó al Chichén Itzá el cielo estaba nublado, se sentó a esperar y aprovechó para hacer meditación. "Me relajé y dejé que las cosas empezaran a fluir, y en ese instante el cielo se abrió", detalla.

Este artículo fue publicado originalmente en la sección de estilo de vida de la edición mexicana de 'The Huffington Post'

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

Sobre qué temas escribo

Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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