Mónica Carrillo: “Que haya una sanidad pública y una educación pública solvente nos hace mejores”

Mónica Carrillo: “Que haya una sanidad pública y una educación pública solvente nos hace mejores”

Entrevista con la escritora y periodista, que publica 'El viento nos llevará' con 300 de sus famosos microcuentos.

La periodista y escritora Mónica Carrillo.PATRICIA DONOHOE / EL HUFFPOST

Como "un paseo por la vida" define Mónica Carrillo (Elche, 1976) su último libro, El tiempo nos llevará (Planeta). En él, la popular periodista de Antena 3 reúne 300 de sus microcuentos y versos que tanto resuenan en su cuenta de Twitter y con los que se libera "del corsé de los informativos".

Pese a la consolidación de su carrera literaria —fue Premio Azorín de novela en 2020 con La vida desnuda y ha publicado éxitos como La luz de Candela o El tiempo. Todo. Locura— no ve "motivo para dejar el periodismo" o encasillarse en un único género ni literario ni comunicativo: "No hay que elegir, hay que fluir. Necesito ponerme nuevos retos y me apasiono mucho con todo lo que hago, no significa que tenga que soltar".

Carrillo, que destaca la suerte de haber podido trabajar con profesionales que admira —imposible no citar ahí a Matías Prats, con quien forma dúo en pantalla desde 2008—, asegura que no ha sufrido la tiranía de la estética por estar en televisión, aunque confía en que "en unos años realmente seamos una sociedad equitativa y que se nos trate igual a los hombres y a las mujeres".

Aunque en ciertos temas prefiere no marcar su opinión y "siendo una persona muy reservada", no duda en defender "que haya pocas diferencias entre las clases sociales", así como la educación y sanidad públicas. 

Reúnes en el libro 300 microcuentos. ¿Cómo los escribes? ¿Vas anotando cuando te inspiras o eres de sentarte a una hora fija... cómo es tu proceso?

En este caso me surge una idea por algo que veo, que observo, algo que me emociona y entonces lo escribo directamente en el móvil y lo lanzo a redes. Hay veces que es más rápido, veces que es más elaborado y que requiere más tiempo... hay de todo. Hay frases, hay haikus, hay aforismos, hay micropoesía... Ahora que ya la limitación no es tan castrante en Twitter, que me permite escribir con más caracteres, también me ha permitido hacer más versos y desarrollarme un poco más en ese sentido.

No sé si es una faceta tuya en la que te desdoblas, porque por la parte profesional tienes un rigor, una seriedad, pero aquí das rienda suelta a la imaginación.

Me quito el corsé de los informativos y esto me permite hablar de emociones, que en el fondo nos unen mucho a todos. La parte de comunicación en el informativo son las noticias, que nos repercuten a todos, y esto... es que las emociones nos afectan. El amor es consustancial a todos los seres humanos y la manera en la que vivimos con esa emocionalidad es el hilván que nos une a todos.

Contaste en Instagram una vez que de anteriores novelas le pasabas las galeradas a Julia Otero, con quien tienes buena relación. ¿En este caso también o a quién le has confiado el libro antes de que se publicara?

Los microcuentos la verdad es que como los lanzo en redes no es el mismo proceso. Aquí lo que hago es una selección de microcuentos que ya tengo escritos, entonces no paso las galeradas. Con las novelas sí hay personas concretas a las que se las lanzo, no durante el proceso de escritura, sino cuando ya están escritas. Durante el proceso de escritura soy bastante recelosa. En este caso, me gusta mucho verlo ya en papel, es una edición muy bonita y muy cuidada, porque la novedad es verlos aglutinados.

¿Y quiénes son esas personas de cabecera a las que les confías las novelas?

Los primeros, desde luego, son mis padres y mi hermano. Y luego tengo amigos y compañeros a los que también se las confío y que sé que su lectura va a ser sincera. La verdad es que es un ejercicio muy sano de hacer.

Lo titulas El viento nos llevará y dices “calma, que al final el viento siempre nos llevará a buen puerto”. ¿Eres una persona optimista?

Sí. Sí, sí, sí, sí. Creo que todo pasa, incluso los malos momentos. También los buenos y eso sí que hay que tenerlo en cuenta porque hay que disfrutarlos también. Hay que aprender, yo creo, a disfrutar y también a quitarle importancia a lo que no lo tiene. Cuando vienen mal dadas cuesta, a nadie nos gusta sufrir, pero hay que reponerse y es todo un aprendizaje y una cuestión también de fuerza de voluntad. Y si uno no tiene esa fuerza de voluntad, de pedir ayuda. Cuando vienen mal dadas hay que hacer todo lo posible y agarrarse y utilizar las herramientas que están a nuestro alcance para superar los malos tiempos.

¿A ti el viento te llevó? Porque en tu curriculum, además de Periodismo aparecen Turismo o Arquitectura.

Soy muy vocacional y me ha gustado mucho el Periodismo. He consumido mucha radio, mucha televisión... digamos que me ha gustado mucho la comunicación en general pero yo era de Ciencias. Se me daban bien y llegué al último curso antes de la universidad un poco marcada en ese sentido. Hice un año de Arquitectura, probé, y no me veía. Hice política de hechos consumados, dije ‘voy a probar’. En aquel momento me pareció una pérdida de tiempo, ahora creo que es muy bueno. Es verdad que somos muy jóvenes a la hora de tomar ciertas decisiones, pero todo eso me sirvió para empezar a tener mi criterio muy marcado y decir ‘no, es que quiero estudiar esto’. Y el pasar por otras facultades, porque también estudié Turismo, me fui de Erasmus para estudiar idiomas... todo eso ha sumado. Cuando llegué a Periodismo ya llevaba un bagaje que está bien también tenerlo, o por lo menos eso es lo que quiero pensar para hacer la lectura positiva. Soy optimista [risas].

Y tanto en el mundo del periodismo como de la escritura, ¿quiénes son tus referentes?

He escuchado mucho a Julia Otero de jovencita y veía sus programas de entrevistas. Me gusta mucho el género de la entrevista y ella las hace muy buenas. Iñaki Gabilondo, ¡Matías!... Es que al final he tenido la oportunidad de trabajar con personas a las que admiraba. Eso es un gran privilegio. En la literatura, Almudena Grandes que ya no está con nosotros. Y creo que tenemos grandes escritores contemporáneos y también he revisado clásicos últimamente.

Mencionabas a Matías Prats. ¿Dónde crees que reside el secreto del buen dúo que hacéis?

Creo que en la autenticidad, la naturalidad, la espontaneidad... Dentro de que los informativos son un formato bastante encorsetado, nosotros intentamos presentar las noticias de manera rigurosa y con educación. Hay que presentarse en las casas con respeto a la audiencia. Nosotros lo que intentamos es matizar eso y desdramatizar y poner ese punto de cercanía. Es un poco consustancial a nosotros, nos gusta mucho el sentido del humor, los chistes malos y forman parte de nosotros, con lo cual es auténtico lo que se ve. Al final, trasciende y lo percibe el espectador.

"[Matías Prats y yo] nos buscamos en directo para ver cómo reacciona el otro. Así que me toca reírme porque claro, me sorprende"

Y la pregunta del millón: ¿esos chistes están en el guión o te pilla a traición?

Son espontáneos muchas veces. A lo mejor hay algún juego de palabras que lo podemos haber hablado pero muchas veces no. De hecho, nos buscamos en directo para ver cómo reacciona el otro. Así que me toca reírme porque claro, me sorprende.

¿Alguna vez te ha tocado reprimir la risa en directo? ¿Cómo se hace eso?

Bueno, de hecho algunas veces me ha salido la risa, la carcajada, y ya está. ¡Con naturalidad!

¿Qué dirías que has aprendido de Matías Prats y qué le has podido enseñar tú a él?

De Matías he aprendido muchísimas cosas. Cómo resolver ante cualquier situación, cómo mantener la calma. Él es un grandísimo comunicador, tiene un don de la oratoria impresionante y luego me gusta que le gusta quedarse un paso atrás siempre. No tiene un excesivo afán de protagonismo, a pesar de que su figura lleva tantos años. Creo que lo que he aprendido de él es eso y, en cierta manera, hemos conseguido también en el equipo ser no solo creídos, sino queridos. Y eso para mí es muy importante. Y yo a él espero haberle aportado pues la parte de espontaneidad, la savia nueva... cuando uno ya está consolidado y de repente llega otra persona de la que te puedas nutrir, siempre con respeto, como nos hemos tratado siempre, hasta crear ya un ambiente familiar. Trasciende al compañerismo y hay cariño.

Hemos hablado antes de la risa en pantalla. También habrá momentos que todo lo contrario, que sean de mucha emoción. ¿Ahí cómo lo llevas?

Con profesionalidad. Ahí cuesta más, pero te reprimes, lógicamente, porque tienes que contar noticias que sean trágicas y duras, e intento hacerlo con el respeto que merecen la noticia y los espectadores, sin dramatizar. No es fácil encontrar el punto preciso pero, de nuevo, hay verdad.

Justo se han cumplido tres años del estado de alarma y el inicio del confinamiento. ¿Qué recuerdas de aquel primer momento en televisión?

Un poco en nebulosa... fue una temporada muy intensa, muy dramática. En la redacción éramos muy poquitos los que íbamos, teníamos departamentos estancos, no nos mezclábamos y del equipo del fin de semana íbamos la mitad y el resto teletrabajaba. Había un ambiente como el que había fuera: de incertidumbre, de miedo, de tristeza... Y mucho drama porque nos tocaba dar malas noticias a diario. No solamente cuando tenías que anunciar las muertes que se iban produciendo, sino que no había visos de que aquello pudiera parar. A pesar de que no queríamos ser dramáticos ni dejar de contar lo que estaba sucediendo, era ‘¿cuándo, por favor, va a empezar a mejorar?’. Fue una temporada desde luego oscura para todo. Lo que saco positivo es el aprendizaje de aquello, a nivel personal y a nivel profesional, que es ‘preocupémonos por lo importante’.

¿Alguna vez has sentido presión estética por estar en televisión?

Nunca. Nunca he sentido esa presión, tampoco en la vida. Lógicamente, trabajar en un medio audiovisual requiere de ciertos cuidados, porque te tienes que presentar presentable al espectador, pero nunca he sentido ni me han hecho sentir de ninguna manera o que tenía que actuar de una forma o de otra.

Se suele decir que los presentadores envejecen sin que nadie se lleve las manos a la cabeza, pero que las mujeres presentadoras sí tienen más esa presión...

Yo estoy envejeciendo delante de la cámara. Es cierto que las mujeres tenemos presiones, no solo estéticas, en todos los sentidos. Tenemos una carga siempre añadida, pero no pasa solamente en el Periodismo, pasa en todo, por eso no le doy más importancia a esto. Tenemos roles en la familia en los que se soporta mucha más carga también laboral y emocional. En lo que confío es en que en unos años realmente seamos una sociedad equitativa y que se nos trate igual a los hombres y a las mujeres. Lo que debería ser una sociedad justa.

Eres muy activa en redes sociales, muy tuitera. ¿Recuerdas algún tuit que haya causado mucha polémica?

No tengo muchos tuits polémicos. Afortunadamente, tengo muchos comentarios positivos y muchos retuits o me gusta... No recuerdo ninguno así que haya sido controvertido. Imagino que con el tema del feminismo, que hay veces que no se entiende bien... Recuerdo que una vez puse que si quieres una sociedad mejor y si quieres la igualdad entre hombres y mujeres entonces eres feminista, que el feminismo es eso, y sí que tuvo bastante repercusión, y no lo digo en mal sentido. En general, los comentarios que hago son de microcuentos, pero no suelo meterme en muchos charcos, creo. Hay veces que opino, pero tengo que decir que me siento bastante bien tratada.

Sí tuvo mucha repercusión un tuit en el que simplemente decías ‘Es un día importante para la Sanidad pública’.

¡Ah, sí! Pero lo era, claro. No lo recordaba. Yo desde mi posición no me gusta marcar mi opinión en determinadas cuestiones salvo para una sociedad más justa: igualdad de derechos para todos, hombres, mujeres, da igual la raza, el sexo... Cuando me parece tan obvio, sí. Y, por supuesto, que haya una sanidad pública y una educación pública solvente me parece que nos hace mejores como sociedad. Igual que también nos hace mejor como sociedad que haya pocas diferencias entre las clases sociales. Creo que cuantas menos personas lo estén pasando mal es mucho mejor, habla mucho mejor de nosotros como sociedad.

"Nos hace mejor como sociedad que haya pocas diferencias entre las clases sociales. Creo que cuantas menos personas lo estén pasando mal es mucho mejor"

También has concienciado en redes... hiciste público en 2020 tu diagnóstico del carcinoma. ¿Cómo estás ahora?

Estoy bien, estoy muy bien. Para mí no solamente una llamada de atención, sino que tuvo sus consecuencias y me tuve que someter a varias operaciones y demás. Sí que me pareció después de haberlo pasado que quizá podía ser positivo para mis seguidores utilizar mi visibilidad para decir que hay que hacerse revisiones y tener cuidado con el sol. Hay una cuestión también genética, pero es muy frecuente este tipo de cáncer de piel y está muy bien que se sepa. En mi caso no fue un lunar, sino que era una heridita... está muy bien porque me han escrito muchísimas personas diciéndome que eso les llevó a ir al dermatólogo, se han operado y ha ido todo bien, porque no es un tipo de cáncer maligno. Pero es cierto que hay que revisarlo. Todo lo que sea ayudar y dar visibilidad a un tema como éste creo que es importante que utilicemos el altavoz en el sentido correcto.

Hablábamos de redes; estás también en Instagram. ¿Te ves metiéndote en TikTok?

No he probado porque no conozco bien el lenguaje... No digo nada, porque cuando estaba en Twitter tardé en llegar a Instagram, pero no me veo haciendo coreografías. De momento, me resisto a esa.

En la parte más personal, ¿cómo has vivido verte a veces en titulares de prensa rosa?

Lo llevo con naturalidad y respondo con la reserva que llevo siempre. Soy una persona muy reservada y muy discreta, lo he sido siempre, toda la vida. Es lógico despertar interés, es lógico que te pidan fotos. Estás en un informativo de máxima audiencia, lo raro sería que no te reconocieran, yo considero un regalo el despertar interés, pero no me interesa entrar en esos contenidos. Siempre actúo igual y es con el silencio.

"Considero un regalo el despertar interés, pero no me interesa entrar en esos contenidos. Siempre actúo igual y es con el silencio"

¿Cómo llevas el ser reconocida por la calle?

La verdad es que son muy cariñosas las personas que se acercan, entonces lo hacen con mucho respeto y cariño. Hay momentos, desde luego, en los que me da más pudor si estoy con gente, me da apuro que me pidan una foto si estoy hablando con alguien, pero bien, es muy buena señal.

Te pregunto por la polémica: ¿sólo con tilde o sin tilde?

¡Con tilde! ¡Vamos! Yo estoy... vamos, ¡al fin! Yo no he dejado de ponerla, ¿eh? Soy una solotildista convencida.

Por terminar con literatura: ¿qué libro del pasado te enganchó a la lectura y cuál recomendarías a otros para que se enganchen?

Mujercitas lo leí y me marcó mucho, me gustó muchísimo, con lo cual yo creo que a la niña aquella le despertó seguramente la vocación por escribir. Aquel personaje de Jo. ¿Cuál recomendaría? No sé. ¿Sabes qué creo? Que en ese sentido cada uno tiene que ir investigando. Está muy bien llegar a la literatura con el libro que te venga bien, no con el libro que te impongan.

¿Tienes alguno reciente que te haya entusiasmado?

Tengo la poesía completa que me han regalado de Cristina Peri Rossi. Ahí lo tengo y voy a pequeños sorbos. A aprender.

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